VEINTIUNO

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ALAIA LEWIS

Había ya presentado mi tesis y estaba feliz porque había sacado un alto puntaje, ahora venía la graduación, la verdad al principio no tenía muchas ganas de ir ya que no me sentía muy bien pero Rouse me convenció y ahora estamos en mi cuarto arreglándonos para la noche ya que faltan pocas horas.

—Fuiste su salvadora, eso fue tan... generoso de tu parte, yo lo hubiera dejado ahí si me hubiera tratado como te trató antes —dijo pintándome la última uña de mi mano, le había contado todo lo que sucedió el día en que Isaac y yo fuimos a la playa y ella estaba dándome su humilde opinión.

—Casi se muere en frente mío, tenía que hacer algo no lo iba a dejar ahí a pesar de que sea un idiota —recalque la razón por la que lo había hecho levantándome de la silla moviendo mis manos para que se seque el esmalte de las uñas.

—Bien, yo solo decía, pero sigo pensando que tuvo que pasarle algo demasiado malo para que sea así de idiota como tú dices —se levantó y como a ella solo le faltaba cambiarse, agarró su vestido y fue al baño.

—Bueno eso nunca lo sabremos —alcé la voz para que ella me escuchara, sacando lo que me pondría del armario.

—¿Por qué no?, creo que si te tiene la confianza para decirte que le acompañes a la playa, también la tendrá para contarte sus cosas ¿no crees? —dijo desde el baño.

—No me pidió que lo acompañe porque me tiene confianza, sino por ser la culpable de su fractura de brazo, pero bueno no quiero seguir hablando de ese tema.

—Bueno, te cuento, invite a André a la graduación —salió del baño con una sonrisa, luciendo su vestido que le quedaba perfecto— ¿cómo me veo? —preguntó.

—Luces hermosa, si fuera hombre ya habría caído embobado a tus pies, belleza —halagué con una sonrisa a mi amiga que realmente ese vestido de tirantes, cuello en forma de V con piedritas brillantes en la parte superior, una abertura al costado en la parte inferior del vestido largo color granate claro y unos tacones rojos, le caía perfecto con su cabello rojo natural acomodado en una cola alta con pequeñas ondas cayendo en su espalda.

—Ahora anda cámbiate que aquí te espero —Rouse caminó hacia mi espejo de cuerpo completo para darse los últimos retoques, mientras yo iba al baño a cambiarme.

No me pondré un vestido, me pondré un conjunto que consiste en un top azul petróleo de encaje que me llega al ombligo manga larga y una falda larga de seda también del mismo color, mi cabello me lo habían planchado y hecho unas trenzas a los costados que terminaban en un moño bajo despeinado, el maquillaje me hacía ver realmente bien al igual que el conjunto, pero no me sentía así, las pesadillas sobre aquel día habían vuelto, quizá es por mucho estrés como me dijo Rouse y yo también lo quiero creer así.

Salí de donde estaba, poniendo mi mejor cara y dispuesta a olvidar todo lo malo y divertirme en la fiesta.

—Mamacita hermosa, te ves como una verdadera diosa —halagó Rouse cuando me vio salir del cuarto de baño, yo solo sonreí y ella rió— Andando que André nos va a llevar y ya está aquí —tomamos nuestros pequeños bolsos donde llevamos solo lo necesario, salimos del cuarto y bajamos las escaleras, mi padre no va a poder acompañarme por razones de trabajo, cuando salimos de casa vimos el auto aparcado y André afuera de el, con su cabello oscuro perfectamente arreglado y un terno que le quedaba bien, la corbata que traía combinaba con el vestido de mi amiga y ella tenía una gran sonrisa en el rostro, hasta ahora me preguntaba por qué no eran novios pero bueno cada cosa a su tiempo.

—Buenas noches señoritas, se ven espectaculares —comentó André mirando embobado a Rouse y después abriendo la puerta delantera de su auto para ella.

Un Mundo Diferente [completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora