ALAIA LEWIS
Dos meses y dos semanas habían pasado, todo ese tiempo estuvimos sin salir de la cabaña, las noticias en Iowa decían que el empresario Will Lewis y su hija desaparecieron sin dejar rastro, unos decían que nos habían secuestrado y asesinado el sospechoso era el socio mayoritario de la empresa de mi padre, la empresa estaba siendo manejada por él, él es el único que sabía que escapamos por unos problemas que tuvimos, mi padre confiaba en él y en que no diría nada así lo señalen como lo señalen.
Era una tarde como las otras con la diferencia que estaba lloviendo y hacia demasiado frio, mi padre estaba en su habitación y yo en la mía, en eso escuché un estruendo proveniente de creo es la sala, salí de mi habitación y escuché unos murmullos.
Mi corazón empezó a acelerarse, en el tiempo que estuvimos nadie había venido, nos han encontrado, Gerard o Carlo han venido a llevarme, seguía escuchando murmullos que se convirtieron en gritos y pude reconocer perfectamente esa voz, maldita sea era él, pero como pudo encontrarnos, si este es un lugar recóndito, salí, tengo que dar la cara no dejaré que mi padre este solo en esto.
—No quiero que salgas herido, así que dime de una vez donde esta... —Gerard amenazaba a mi padre con una pistola.
—Aquí estoy —caminé hacia Gerard y me planté frente a él.
—Alaia no —dijo mi padre. Sabía que este momento llegaría, pero no sabía como se sentía una decisión así.
—Alaia —dijo Gerard con una sonrisa bajando el arma— al final él resulto ser alguien inteligente.
—¿Qué?
—Isaac, su miedo a morir fue más grande que su amor por ti y con un poco de ayuda me dijo que te encontraría en este país, encontrar la casa fue pan comido.
—¿Qué? —esto no puede ser cierto— ¿Por qué mientes?, Isaac no sería capaz de algo así —lo empujé haciendo que retrocediera— él no...
—Él si Alaia, desde que vi que no hizo nada cuando los secuestraron sabía que ese hombre no te convenia —mi rostro no podía expresar más confusión y él se dio cuenta— Así es, yo fui el que disparo matando a ese hombre para que el otro no te mate a ti. ¿Mientras él que hizo? apenas forcejear y alardear que algún día lo mataría.
—Ya cállate —no quería escuchar su voz.
—Ahora que te encontré tenemos que ir a Francia, vamos —tomó mi mano y me solté de su agarre.
—No llevaras a ningún lado mi hija —ya no puedes salvarme padre.
—Tú no te metas en esto —Gerard alzo el arma apuntándole a Will— tu labor se terminó aquí.
—Iré donde quieres que vaya, pero a mi padre no lo toques —le dije a Gerard mirándolo directamente a los ojos, bajo el arma, vi que en sus labios se formó una sonrisa.
—Una decisión inteligente como lo suponía tomarías.
—Deja que Will regrese a Iowa, yo iré sola.
—Alaia no te dejaré... —dijo mi padre.
—Regresa a Iowa Will, no criaste a alguien débil, me las arreglaré sola —conteniendo las ganas de llorar, tragándome el nudo en mi garganta y la decepción que sentía en este momento, tomé una decisión que daría un giro de trescientos sesenta grados a mi vida.
No quería que mi padre este conmigo, no quiero que vea las cosas que vienen para mí, no quiero que se sienta más culpable de lo que se siente ya, todos los días por lo menos dos veces me abraza y me pide perdón, pero no puedo perdonar algo así, aunque sea mi padre me dolió lo que hizo y no me será fácil perdonarlo, pero no quiero que sufra más.
—Iré contigo —insistió.
—Ya la escuchaste —Gerard volvió a apuntarle con el arma.
—Ten cuidado con eso, que depende de él que yo vaya contigo —bajó el arma pero no quito su mirada amenazante.
—Alaia... —los ojos azules de mi padre se aguaron, negó.
—Regresa a Iowa —me dolió decirlo pero era necesario, vi en su expresión el dolor que le causé y aun así pude mantenerme firme todavía.
—La abuela dijo que te llamaría si te necesitaba — dijo Gerard, mi padre no quitaba su expresión de decepción, le señalé la puerta con la mirada y él asintió, quise correr hacia Will cuando lo vi salir por la puerta, rogarle que se quedara, que lo que dije lo estaba diciendo de la boca para afuera, que por dentro estaba carcomiéndome el miedo, pero no hice nada simplemente me quede a ver como mi padre se fue.
—Traeré mis cosas.
—El auto nos está esperando afuera.
—Que siga esperando, tengo cosas importantes por traer —se sentó en el sillón y fui a mi habitación, no lloré no tenía más lagrimas para hacerlo, simplemente cogí algunas cosas importantes y las eché a mi bolso.
Salí de la habitación— Podemos irnos ya —mientras más rápido suceden las cosas menos voy a darme cuenta de ellas o al menos eso quería creer.
Subí al auto y me senté en el asiento trasero, Gerard subió y se sentó al lado mio.
—Al aeropuerto privado —mandó Gerard al conductor.
—Si señor —el chofer prendió el motor y manejo.
El camino se me hizo tan estresante y una eternidad, miraba por la ventana pero podía sentir los ojos de Gerard mirándome de vez en cuando, después de haberme enterado de lo que mi abuela había planeado para nosotros me daba asco hasta respirar el mismo aire que él e ir sentada a su lado, intentaba no quedarme dormida en el transcurso del viaje.
Cuando al fin llegamos al aeropuerto el chofer corrió rápidamente a abrirme la puerta para poder bajar, un jet nos estaba esperando me quede mirándolo no por lo lindo y grande que es, sino porque si subo ahí iré a una pesadilla más terrorífica, que, aunque quisiera fuera pesadilla es realidad en donde no sé si viviré o moriré y en la que estoy dispuesta a pelear para vivir porque ahora el problema no es no querer estar en la mafia, ahora es sobrevivir en ella.
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Un Mundo Diferente [completa]
Teen FictionIsaac y Alaia, dos jóvenes con vidas totalmente diferentes que el destino juntará en circunstancias poco favorables, estas mismas harán que ellos se odien y no se soporten al instante de conocerse. Como dicen por ahí del odio al amor hay un solo pa...