DIECINUEVE

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ISAAC LOMBARDI

Han pasado dos semanas desde aquel accidente donde me fracturé el brazo y si antes no hacía nada, ahora con una mano es más difícil así que solo me quedo en cama preparándome mentalmente para la universidad, aunque todavía falten 3 meses, aunque solo me queda un mes de descanso ya que me empezarán mis clases sobre eso del Braille.

Juro que esa fue la peor noticia que me dio mi padre pero que es necesario para adaptarme a la universidad, estoy seguro que Ana está detrás de todo esto igual como en la operación.

Son las dos de la tarde según lo indicó mi celular y estoy sentado en el jardín tomando aire ya que no puedo salir, antes me decían Isaac vuelve a tu vida de antes, diviértete, sal a tomar aire ahora me dicen que no puedo salir solo.

Suena mi teléfono, lo saco de mi bolsillo y le digo contestar para responder la llamada.

—Aló.

—Hola, soy Alaia —me está hartando más de lo debido esa frase, ya que la estoy escuchando tres veces al día por estas semanas.

—Ya almorcé, ya tomé la pastilla y no me duele nada, ¿algo más? —respondí para que no hiciera sus preguntas que me las sé de memoria.

—¿Seguro? —preguntó.

—Si —confirmé.

—Muy bien, te llamo más tarde —colgó.

Guardo de vuelta el celular, escucho que unos pasos se acercan, creo que por la forma de las pisadas es Ali.

—Adivina quién está aquí —me habló y antes de que pudiera contestar ¿quién?— Sarahi ha regresado —informó con un tono muy alegre Ali.

—¿Sarahi? —pregunté asombrado.

—Si, está en la sala esperándote —no podía salir del asombro, me levanté del sofá columpio donde estaba sentado y caminó lentamente hacia la puerta que da a la entrada de la sala. Mis nervios están a flote, sabía que este momento iba a llegar pero no estaba preparado, aunque ella ya me había dicho hace unas semanas que vendría.

Apenas puse un pie en la sala, escuché unos pasos viniendo rápido a mí y sentí unos brazos delgados rodearme el torso con cuidado, correspondí a su abrazo con un brazo.

—Hola, ¿qué te paso en el brazo? —puso su mano en mi hombro del brazo lastimado.

—Tuve un pequeño accidente, nada importante —le resté importancia.

—Ven vamos a sentarnos para conversar más cómodos —avanzamos hasta el sofá que había en la sala y nos sentamos.

—Les traje un jugo para que tomen y platiquen, los dejo solos —dijo Ali y escuche sus pasos alejarse.

—Y bien... dime ¿cómo estás Asa? —ese maldito apodo que tanto odiaba.

Ella seguía siendo la misma, seguía hablándome con la misma confianza y con el mismo apodo, como si no nos hubiéramos peleado la última vez que nos vimos, el que se sentía raro aquí era yo y lo primero que quiero hacer es pedirle disculpas por todo lo del pasado, pero no sabía por dónde empezar.

—Antes de empezar a contarte todo lo que ha pasado, quiero... pedirte disculpas por lo de la última vez y por todo lo que pasó antes de que arruine nuestra amistad... —hablé rápido, estaba muy nervioso y la situación me llegó a incomodar.

—No hay problema —interrumpió— ya está todo perdonado, sé que te diste cuenta del error algo tarde pero lo bueno sé que ahora quieres enmendarlo, recuerda que puedes contar conmigo para lo que sea, así este en otro país vas a tener mi apoyo y amistad siempre —ella siempre tan buena y comprensiva, sus palabras me quitaron un gran peso de encima no podía seguir viviendo con la culpa de haber tratado mal a alguien que me brindo y me sigue brindando su amistad incondicional.

Un Mundo Diferente [completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora