CINCO

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ALAIA LEWIS

—¿Cómo te fue? —preguntó Rouse, ha venido a mi casa después de que salí de trabajar y aunque ella también está cansada del hospital igual nos juntamos para contarle como me fue.

Le conté que el chico que tengo que tratar es demasiado complicado y lo que menos quiere es que lo ayuden y también los detalles de lo que paso después de ir a conocerlo.

—Y tú que eres tan paciente, amaras ese trabajo —dijo sarcástica y rodé los ojos riéndome— ¿Y qué es lo que le pasó? —preguntó.

—Tuvo un accidente hace unos meses donde quedo ciego y está demasiado mal humorado, no quiere a nadie cerca de él solo a su nana.

Seguro es así porque recién te conoce y no hay confianza, ya verás que con el tiempo se llevarán mejor.

—Eso espero —contesté.

Vio su celular y de pronto dio un grito que me asustó, se paró de la silla donde estaba sentada y se tumbó al lado mio en la cama— ¿Recuerdas a André, el chico que te conté? —traté de recordar sobre cual pero no recordaba, negué— El que te dije que había estudiado conmigo en el anterior colegio que estudié antes de entrar al donde te conocí.

—¿El que te hacia bullying y recientemente se chocaron en el centro comercial?

—Me hacia bullying pero yo no me dejaba y por eso nos expulsaron.

—Ya lo recuerdo ¿Qué paso?

—Bueno, me olvide de contarte la parte en donde nos reconocimos y comenzamos a hablar recordamos toda nuestra primaria, la época donde nos fastidiábamos mutuamente y después de eso le pase mi número y me acaba de hablar diciendo que cuando salimos por un café —chilló y sonreí, se ve verdaderamente feliz, al parecer ese chico le gusta.

Le dije que acepte su invitación y le diga la hora en la que está disponible, mi amiga con muchos nervios y demasiada felicidad le escribió cuando podía y el chico sin problema dijo que ese día se verían.

Después llegó mi padre y le mencioné sobre el trabajo, de que se trataba y todo, se incomodó un poco pero después de prometerle que todo estaría bien y que no tendría que preocuparse por algo, lo aceptó.

Compró pizza para cenar y una vez que cenamos los dos con Rouse fue a su estudio a seguir trabajando, él estaba muy ocupado y se veía que no dormía, estaba haciendo hasta lo imposible para sacar otra vez a flote la empresa, se veía que se esforzaba mucho.

Rouse tuvo la idea de hacer pijamada ya que con su turno en el hospital y mi nuevo trabajo sería algo complicado vernos seguido como normalmente lo hacíamos, así que preparamos palomitas de maíz y reunimos toda la comida chatarra que había en mi casa más lo que ella compró y elegimos unas películas para ver.

La hora paso demasiado rápido y cuando la vimos eran las dos con quince de la madrugada ya nos sentíamos cansadas y como mi cama es grande decidimos ir a dormir de una vez.

Ha sido un día muy largo y cansado.

Un Mundo Diferente [completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora