VEINTISEIS

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ISAAC LOMBARDI

Después de la confesión de Alaia me mentiría si digo que no sentí nada mientras hablaba, aunque su voz transmitía seguridad se podía sentir su dolor al recordar todo y que me cuente algo doloroso de su vida como si me tuviera mucha confianza hizo que me sintiera importante, pero siendo honesto no permitiría que lo nuestro pase a algo más que ser solo sexo.

Cuando la lluvia cesó ella se cambió y se fue, no pude tocarla después de lo que me dijo, pero aun así el deseo de querer hacerlo solo disminuyó al momento de su confesión y me la hubiera follado si no fuera por mi curiosidad de saber la razón por la cual no le gustaba que le toquen los brazos.

No me arrepiento, pude saciar mi curiosidad pero no mis ganas de ella y esa me la voy a cobrar en cualquier momento.

Moria de hambre, lo peor es que Ali no regresaba de viaje, al bajar escuché la voz de mi padre charlando con Ana.

—Buenas tardes, hijo —saludó Omar cuando entré en el comedor.

—Buenas tardes, es una sorpresa tenerlos aquí —dije acercándome a mi lugar y sentándome.

—Hoy es nuestro aniversario y queríamos celebrarlo en familia —respondió Ana.

Hoy 5 de febrero, día en el que Omar dejó el pasado atrás, le perdonó toda la mierda que Ana le hizo y volvieron a ser la pareja feliz.

—Una pena tendrán que celebrarlo solos porqué dentro de un rato saldré y no sé a qué hora venga —avisé— pero puedo almorzar con ustedes por consideración a mi padre —agregué resaltando la última palabra.

—Isaac, en la noche tendremos una cena y estarás con nosotros —dijo autoritario Omar.

—Ya no tengo quince años para que me estés obligando ir a cenar en familia, por favor no insistas

—Si no quiere ir no hay que obligarlo Omar —habló Ana.

—No necesito que convenzas a mi padre por mí, lo puedo hacer solo

—Isaac, si solo vas a abrir tu boca para arruinar el día, guárdate tus palabras —gruñó Omar.

—Bien, mejor me retiro no quiero arruinarles más su perfecto día.

Salí a tientas del comedor y me dirigí a mi habitación, me puse los lentes oscuros, agarré mi bastón que estaba en la mesa de noche y bajé las escaleras para salir de esta casa.

Al abrir la puerta sentí el olor a tierra mojada por la lluvia de anoche, desplegué mi bastón y empecé a caminar.

No sabía dónde ir, saqué mi celular con los audífonos, me los coloqué, primero pedí a Siri que me dijera la hora y después reproduje música.


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ALAIA LEWIS

Había recogido al fin del depósito a mi preciado bebé, después de eso vi un mensaje de Joe dándome los buenos días, le contesté, hablamos por un rato y me invitó a desayunar, me pareció extraño pero le acepté.

Nos juntamos y desayunamos, fue un momento agradable, charlamos, me contó algunas anécdotas graciosas y la hora se pasó rápido, eran las diez y nos despedimos con la promesa de salir de nuevo.

No soy tonta estoy segura que su intención no solo es ser amigos, su manera de mirarme era suave pero a la vez como si estuviera analizándome, me miraba mucho a los ojos y los labios, olvidé eso ya que no quiero ningún tipo de relaciones que incluyan sentimientos.

Un Mundo Diferente [completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora