DIECIOCHO

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ISAAC LOMBARDI

Me dolía el brazo al punto que no lo podía ni mover, maldita sea sentía que me lo había quebrado, hacia todo lo posible para no quejarme pero apenas intentaba moverlo sentía que se me partía en dos.

¿Acaso este es el maldito karma por haberla tratado como lo hice?, es que no puede ser esta chica más despistada, no sé cómo estudia enfermería así se le morirán los pacientes.

No puede ser peor mi suerte y que en menos de un año haya tenido dos accidentes, aunque el segundo menos fuerte que el primero.

Llegamos al hospital y Alaia se encargó de buscar a una enfermera, me hizo pasar a una habitación y me senté en una camilla, nos dijo que esperemos que llamaría al doctor.

—¿Tu madre me odiara por esto?

—No creo que le interese —respondí restándole importancia.

—Ali me matará — siguió lamentándose.

—Si vas a seguir lamentándote mejor vete, tu voz me da dolor de cabeza —ya empezaba a fastidiarme otra vez.

—¿También te golpeaste la cabeza? —preguntó alarmada.

—Que te calles —grité.

—Ya me di cuenta que no porque sino no pudieras gritar así —iba a hablar otra vez pero ella se adelantó— está bien, me callo —bufó.

En ese instante escuché la puerta abrirse y unos pasos acercarse.

—¿El paciente? —preguntó alguien que supuse era el doctor.

—Es él —respondió la enfermera.

—¿Cuál es tu nombre? —puso su mano en mi hombro, sentí una corriente por todo el brazo, sin querer se me salió un quejido y el hombre soltó mi hombro.

—Isaac —respondí.

—¿Que te paso Isaac? —dudaba entre decir la verdad de lo sucedido o inventar algo más, no quería meter a la chica en problemas.

—Yo tuve la culpa ... —empezó Alaia.

—Iba con ella dando un paseo —empecé ya que si ella se echa la culpa iba a terminar con una multa— se descuidó un rato, como no puedo ver me caí, me golpeé el codo y me duele todo el brazo —expliqué intentado sonar lo más convincente posible— pero no es tu culpa, solo fue un descuido —le regalé mi sonrisa más falsa a donde creía que estaba Alaia.

—¿Lo puedes mover o te duele mucho? —preguntó el médico agarrando mi hombro y mi mano para moverlo.

—Me duele cuando lo muevo.

—Haremos una radiografía para ver cuál es el estado de tu brazo Isaac.
Enfermera llévelo a la sala por favor —pidió.

Después de llegar a la sala y sacar la radiografía que solo demoró unos minutos, la enfermera me guio hasta lo que me dijo que era el consultorio del doctor, agradezco que Alaia no habló en todo este momento, aunque ahora quisiera que hable para saber de su presencia. No me gustaba la idea de que me haya dejado solo y no sé por qué, si hace unos minutos solo quería que se fuera.

Me senté en una silla, escuché que alguien también se sentó y después se escucharon unos pasos, me senté tan desorientado que preferí no prestar atención.

—El golpe no fue tan fuerte, solo es un esguince con un cabestrillo se soluciona, no podrás mover tu brazo hasta en unas semanas y te recetaré unos analgésicos para el dolor —explicó el doctor, después alguien que creo era la enfermera entró y con mucho cuidado me colocó el cabestrillo.

Un Mundo Diferente [completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora