CUARENTA Y SIETE

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ISAAC LOMBARDI

—Aló —respondió la voz que esperaba.

—Buenas tardes, tío —ahora es el momento de comunicarle mi decisión.

—Isaac, ¿Cómo estás?

—Llamé para comunicarte mi decisión.

—Vendrás —afirmó, me conoce y sabe que es una decisión que tomaría a ojos cerrados pero si no fuera por Alaia, él y su propuesta se hubieran ido al carajo.

—Iré, pero tengo condiciones —escuché su risa seguido de un 'dime' —llevaré a alguien conmigo.

—¿Puedo saber quién es?

—Mi novia.

—¡Tu novia! —su risa me saco de mis casillas y apreté la mandíbula para no soltarle nada— ¿desde cuándo Isaac Lombardi puede amar a una mujer?

—Hay algunas cosas que han cambiado —me limité a responder.

—También tengo muchas cosas que contarte —su voz se tornó seria— ¿cuándo vendrás?

—El primer día del otro mes —solo faltaban dos semanas para que el mes acabe y lo menos que tengo es prisa.

—Bien, enviaré un avión privado, Vivien todavía está en Iowa, ella se encargará de hacer que llegues al avión.

—También me tienes que explicar lo de Vivien.

—Ya te he dicho que tengo muchas cosas que contarte.

—No te olvides de que iré con alguien.

—Lo tengo en cuenta.

—Hasta pronto Ulises.

—Ci vediamo Isaac —corté la llamada.

Ahora que todo estaba coordinado solo faltaba esperar que el tiempo pase, le di un mando a mi teléfono y al instante ya estaba llamando a Alaia.

—¿Estas bien?, no te vi en la universidad —preguntó apenas contestó.

—No me sentí bien y tenía algo que hacer.

—Iré a verte así hayas llamado, me tenías preocupada.

—¿Estas en la universidad?

—Si.

—Iré para allá tengo una clase, no pierdas la tuya.

—Pero...

—Nos veremos en un rato —colgué

Llamé un taxi de aplicación y en menos de diez minutos este estaba llevándome a la universidad, después de pagarle a conductor bajé, desplegué el bastón y caminé dentro de la universidad, lo que menos quería era ir a clase solo vine porque Alaia está aquí, recordando los pasos caminé por los pasillos silenciosos hasta llegar al patio trasero donde me senté en una de las bancas.

—¿No que tenías clase? —ella también tiene clase.

—No se me antoja ir, pero tu regresa a tu clase.

—Si tu no vas, yo no voy.

—Anda Alaia.

—Dame un beso y me voy —¿qué clase de cursilería fue esa?

—No, ahora vete.

—Eres un odioso —sentí que agarró mi rostro y yo tapé mis labios para que no se salga con la suya— te odio —soltó mi rostro.

—Aunque me digas en la cara que me odias no me lo creeré —le dije.

—Te veo después mi amor.

—Te esperaré aquí —escuché sus pasos alejarse y me quedé con la idea de que tengo que volver a escucharla decirme mi amor.

Un Mundo Diferente [completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora