Un Mundo Diferente [completa]

VEINTICINCO (PARTE II)

Cuando el anochecer ya estaba llegando todos recogían sus cosas para irse, por lo que me dijo Joe iban a una fiesta, me invitó pero le dije que no tenía muchas ganas ya que estoy cansada.

Me despedí del chico, pidió mi número y se lo di al igual que él me dio el suyo y me encaminé hacia mi auto.

—Todos vamos a ir como hemos venido, no se preocupen acomoden las cosas atrás y suban... —decía uno de los chicos del grupo.

Ustedes no se preocupen la que se tiene que preocupar soy yo que tiene que aguantar a Isaac.

Vi a mi amiga de lejos viniendo abrazada con André, se veían muy felices, ella lo dejó y se acercó a mí, André se fue en otra dirección.

—¿Qué pasa? —preguntó cuando se acercó.

—¿Que? —pregunté confundida.

—¿Por qué tienes esa cara de fastidio?

—Es la única cara que tengo.

—¿Ya sé que es la única que tienes pero que te molesta?

—Nada —ella alzó una ceja y yo le empecé a contar todo— me siento hastiada, me molesta todo y cuando escuché que todos vamos a volver como vinimos me molesté más, ¿por qué no se va con la chica que estuvo toda la tarde?

—¿Te refieres a Isaac? —asentí.

—Entonces yo iré contigo —solucionó.

—¿En serio? Muchas gracias —le regalé una gran sonrisa.

Vi a André y Isaac venir a lo lejos— Te espero en el auto —ella asintió y yo caminé hacia mi auto.

Saqué mi celular de mi bolso y revisé las notificaciones mientras esperaba a mi amiga, a los minutos la vi venir.

—Al, lo siento, pero el chico dijo que tiene dolor de cabeza y que no quería ir entre el montón de gente, realmente se ve mal —dijo apenada.

—Yo lo vi muy bien hace rato, seguro se lo inventó —rodé los ojos.

Ellos se acercaron, André le dijo algo al oído a Isaac, este soltó el hombro de su amigo, caminó de frente hasta que su mano tocó la parte delantera del auto e hizo un caminito con sus dedos guiándose hasta la puerta del copiloto, la abrió y entró.

Rouse se despidió con la mano y se alejó con André dejándome al individuo.

No hagas drama reclamó mi subconsciente.

—¿Acaso ahora escapas de mí? —preguntó frunciendo el ceño.

—¿De qué hablas? —lo mire haciéndome la desentendida.

—No te hagas la desentendida sabes bien de que hablo.

—¿Acaso que no quiera estar cerca tuyo hiere tu ego?

—Alguien como tú no puede herir mi ego así de fácil.

—¿Y por qué preguntas si escapo de ti?

—Porqué eso es lo que estás haciendo.

—Estas equivocado, yo no tengo por qué escapar de ti.

—¿Segura? —se acercó alzo su mano, buscó mi rostro, se posó en mi mejilla y su pulgar acarició mis labios.

Control Alaia, control.

—¿Por qué escaparía de ti?, miedo no te tengo.

—¿Entonces que me tienes? —se acercó un poco más.

Deseo...

—¿Quieres que cumpla tus deseos, nena? —susurró cerca de mis labios.

Respira, contrólate.