TREINTA Y NUEVE

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Dejé a Alaia más tranquila al decirle que Elías se está pudriendo en la cárcel desde hace más de un mes, pero no pensé que con eso le dejaría la preocupación de que la persona que le había disparado está suelta.

Dos semanas después que despertó le dieron el alta, en el transcurso de esas semanas no pude visitarla ya que por lo que me dijo la enfermera su padre estaba con ella y si no estaba él había un guardaespaldas que no dejaba entrar a ninguno de que no fueran los doctores o enfermeras.

Deseaba volver a sentirla y me desesperaba no poder ir a donde está.

Estuve buscando departamentos con André para poder largarme de una vez por todas de esa casa y hace unas semanas encontré uno que está muy cerca del departamento de Alaia, le pedí de favor a André que averigüe los requisitos y ahora que ya se todo le avisaré a Omar.

—¿La oferta de pagar todo para que me largue sigue en pie? Si es así bien porque no tengo ni una miserable moneda —le dije a mi padre.

—Si, por eso no te preocupes.

—Bien —me levanté de la silla listo para salir de su despacho.

—Isaac —paré el pasó y cambié mi dirección a donde procedió su voz. Escuché sus pasos venir hacia mí— Sabes, no quiero que te vayas así.

—¿Cómo así?

—Sé que no estás nada feliz con el que te haya dicho que consigas un departamento para que te vayas, pero es que no te estás comportando de la mejor manera con tu madre... —alcé mi mano en un alto.

—Contigo no me puedo enojar y sabes muy bien, no me hubiera importado si lo hubieras hecho porque ya te hartaste de verme la cara todos los días y debo irme de aquí, pero lo peor es que lo hiciste por ella, sólo por su comodidad cuando la que tiene que irse es ella y desde hace mucho.

—Isaac, es tu madre —su voz dura me hizo saber que se había enojado.

—Alguien que nos abandonó cuando estaba pequeño no puede ser mi madre, yo no sé por qué volviste a recibirla aquí.

—Lo hice porque...

—Me importa poco las razones por lo que hiciste eso, yo me largaré de aquí y ya no tendré nada que ver en esto.

—Isaac, entiende.

—Lo entiendo, entiendo que la prefieres a ella en vez de a mí.

—No es así, si tu comportamiento fuera mejor no estuviera pasando esto.

—Igual estuviera pasando esto, porque mi trato hacia ella no cambiará.

Debes entender que las personas a veces hacen algo para proteger a otras sin que estás lo sepan.

—¿Si y de que nos protegió? A mi me mintió, me fue a buscar a Italia solo para burlarse de mí.

—Ella, se equivocó, pensó...

—Deja de excusarte por ella y defender lo indefendible, yo me largaré no quiero escuchar las mentiras que te dijo, pudo convencerte a ti pero a mi no.

—La mafia francesa la buscaba, mataron a sus padres y seguía ella. Ella no quería arrastrarnos a la muerte.

—Que habrá hecho, la mafia da muerte por razones de peso.

—Estaba pagando el error de sus padres.

—No lo creo, se oye muy inventado, ¿cómo se salvó de que no la mataran con sus padres? —no me puede venir a engañar así, si la mafia mató a sus padres también la habrían matado a ella.

Un Mundo Diferente [completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora