TREINTA DOS

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ALAIA LEWIS

Este último mes mi mente estaba envuelta en un caos, primero le pedí disculpas a Isaac sobre el incidente de mi borrachera y las aceptó haciéndome jurar que no lo volvería a buscar, que me alejara de él, le pregunte la razón y me una respuesta aún más dura «No siento lo mismo que tú, no puedo forzar nada. Si seguimos con esto tu enamoramiento por mí aumentará y no quiero eso» y algunas cosas más que prefiero no recordar.

Sus palabras me dolieron unos días, los otros me la pasaba imaginándome cosas sucias con él, a los siguientes no podía concentrarme bien en los proyectos y exámenes de la universidad, a las justas tenía tiempo de comer y dormir, lo peor que hasta en esas mínimas actividades él no salía de mi cabeza.

Debes en cuando lo veía en algunas de las clases que compartíamos o en el patio de la universidad la mayoría de veces solo, fuera de la universidad no sabía de él.

En mi caso había hecho algunas amigas y debes en cuando salíamos los fines de semana a tratar de despejarme un rato, pero nada funcionaba y regresaba a mi apartamento a seguir lamentándome porque nunca podré dejar de pensar en ese hombre.

El ataque de pánico que tuve no se volvió repetir y agradecí a mi sistema por eso. También hablé con la rectora y traté de explicar mi comportamiento con la catedrática para no seguir exonerada de sus clases, me dijo que por ser una buena estudiante y de gran prestigio me iba a dejar pasar esta falta pero a la próxima tomaría cartas en el asunto, una vez resuelto ese asunto volví a la clase de la catedrática pero me tiraba unas mirada raras de vez en cuando.

Todo ese caos no había sido nada hasta ayer en la mañana cuando antes de empezar la clase de logística un chico alto y rubio se acercó a mí, me dio un sobre y después se fue del salón corriendo, no pude correr tras él y preguntarle quién era el remitente ya que el profesor entraba al salón, después de que terminó la clase llegue a mi casa y lo abrí, adentro había una hoja doblada, al desdoblarla leí el mensaje que estaba escrito con letras de revistas y periódicos, me entró una sensación de curiosidad y miedo a la vez.

"Veo que te dejé confundida sobre el pasado de tu amado si quieres una explicación puedes encontrarme mañana después de clases en la fábrica quemada junto al grifo abandonado a las afueras de la ciudad, responderé tus dudas ya que soy una de las personas que sabe todo del gran Isaac Lombardi"
E.

¿E de Elías?
Me había dejado con la intriga lo que dijo él sobre el pasado de Isaac pero como no quería meterme en esos asuntos, rompí la hoja y la boté a la basura.

Ahora me pregunto por qué en vez de ir a hacer escándalo y perder mi dignidad, no fui a decirle que Elías me había hecho una amenaza y preguntarle cuál es ese pasado que no conocía, quizá me lo hubiera dicho.

Ahora estoy indecisa en si ir o no.

Una vez que terminan las clases corro al estacionamiento y subo a mi auto para manejar hasta el único grifo abandonado que hay en las afueras de la cuidad. Sí me ganó la curiosidad.

Treinta minutos después ya estoy aquí, estaciono mi auto en la parte trasera de la fábrica y entró por un portón que estaba semi abierto, al entrar vi las paredes quemadas que trataron de pintarlas con grafiti, algunos son dibujos muy creativos y otros tienen palabras obscenas, en el techo hay un hueco y por ahí entra un poco de luz alumbrando la entrada.

Más allá todo está oscuro, saco mi celular y alumbró el pasillo veo en el suelo un papel.

"Sigue el camino, preciosa".

Maldito encima se atreve a escribir babosadas.

Hay flechas pegadas en el suelo y las sigo, todas las paredes están quemadas y hay un olor raro, voy escuchando murmullos que se hacen más fuertes mientras voy caminando, me acerco a la habitación donde las flechas terminan y escucho dos voces diferentes masculinas insultándose, una se me hace conocida pero no logro distinguir bien.

Un Mundo Diferente [completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora