CUARENTA Y OCHO

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ALAIA LEWIS

No podía creer lo que mi padre estaba diciendo, ¿por qué quiere que me vaya de Iowa, por qué me quiere enviar tan lejos y sin tiempo definido?

—¿Por qué Panamá? —pregunté en un susurro, mi corazón late rápido y tengo un nudo en la garganta, lo vine a visitar para desayunar y me termina echando de su casa y encima quiere que me vaya del país — Acaso he cometido un delito para que me envíes tan lejos, ¿Qué hice? —me sentía confundida.

—Alaia eres mi hija, lo hago por tu bien, te lo explicaré cuando resuelva todo esto, lo prometo, por favor —la manera en que suplicaba que me vaya me confundía aún más.

—No me iré —me tragué el nudo, si no me quería ver no me vería pero yo no me iría a otro país— si no me quieres ver bien no me veras, pero aunque sea dime que hice para merecer tu desprecio, si es porque me enamoré de Isaac no lo aceptaré, el que tiene que aceptar mi relación con él eres tú.

—No es por eso Alaia, haz por primera vez lo que te digo sin refutar, te lo pido —su rostro era una mezcla de tristeza, suplica y enojo a la vez, solo dos veces lo he visto así en mi vida, cuando murió mi madre y ahora.

—No Will —me mantuve firme— si quieres que me vaya dime la verdadera razón —no quería irme, así me diera las razones que me diera, no estoy dispuesta a dejarlo todo y menos a él.

—No puedo decirte, hazme...

—Entonces no iré a ningún lado —no podía seguir escuchándolo, solo me confundía más— yo no sé en qué te metiste esta vez pero soluciónalo, yo me cuidaré por mí cuenta, aparte creo que iré con Isaac a Italia —me levanté de la mesa.

—Tu no puede pisar ese país —se levantó y me siguió.

—La decisión ya esta tomada.

—Espera —me dirigí a la puerta y cuando la iba a abrir agarró mi mano para que no saliera, voltee a verlo y soltó mi mano.
—Tenías cinco años, ¿recuerdas que fuimos a Francia? —asentí, ¿Qué tiene que ver Francia aquí? la única vez que fuimos allá fue para visitar a mi abuela después del entierro de mi madre, nos quedamos a vivir allá por un tiempo, después ya no regrese ni la volví a ver— Tu abuela te dijo que no te quería ver porque le recordabas mucho a tu madre y eso le era doloroso —recuerdo que esas palabras me confundieron, tanto como ahora lo estoy— ella estaba pasando por un momento muy difícil, no superaba la muerte de su hija, su sucesora.

—¿Su sucesora a qué? —cada que decía algo que me confundía aún más.

—Recuerdas que hace años te contaba un cuento que se llamaba "La vida secreta de la reina Adela" —asentí ya que lo recordaba perfectamente— ¿Qué recuerdas del cuento?

—La reina manejaba un reino en lo mas recóndito de un país —empecé— nadie sabía de el pero muchos la apoyaban y trabajaban para ella, la reina tenía muchas personas buenas a su lado que la estimaban mucho porque era una buena persona, tuvo dos niñas hermosas como hijas. Un día un hombre vestido de negro con armadura secuestro a su hija mayor y se la llevo a otro reino uno desconocido de donde nadie vuelve si va. —él asintió y me hizo una señal para que continúe— Adela nunca más volvió a ver a su hija y quedó desconsolada, pero antes de que secuestraran a su hija, ella tuvo una niña, entonces la reina asombrada de que la niña conforme crecía se parecía más a su hija la nombró sucesora del reino, la niña correspondía al afecto de la reina porque ella era buena y le daba mucho amor, la pequeña tiempo después tuvo que marcharse porque no se acostumbró al reino, entonces Adela quedo triste pero la entendió y no la buscó mas.

Un Mundo Diferente [completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora