CATORCE

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ALAIA LEWIS

Mi decisión estaba tomada, lo siento mucho por la señora Ana pero iba a renunciar a ese empleo, ya no soportaba más a Isaac. Anoche mi mente solo pensaba en todo lo que dijo y lo frágil que fui al sollozar delante de él, mi padre se dio cuenta de eso y no tuve otra opción mas que contarle, él se incomodó, dijo que si no renunciaba él iría a hablar con los señores, así era Will de sobreprotector conmigo. Por dentro no quería abandonar a ese chico que necesita que alguien lo ayude, pero tenía que hacerlo por el bien de mi salud mental.

También le estaría haciendo un favor ya que no me soportaba al igual que yo a él, el problema ahora es que excusa sería perfecta para que no me pidan quedarme, si les digo que no soporto a su hijo porque lo único que hacemos cada que nos vemos son gritarnos uno al otro la señora dirá que debería que cumplir la promesa que le hice y estoy segura de que me sentiría mal, también estaba la opción B la típica que sería iré a ver a un familiar que está muy enfermo es en otra ciudad y no sé por cuanto tiempo me quedaré.

—Por favor ayúdame a elegir cuál opción —le dije a Rouse, después de contarle todo el dilema que estaba pasando, ella estaba sentada a mi lado mientras comíamos algo en una cafetería, me había dado un tiempo para poder desayunar junto a ella y también para que me aconseje.

—Solo diles que ya no soportas a su hijo y ellos lo entenderán —dijo dándole un mordisco a su sándwich.

—Sé que lo entenderán, pero yo hice una promesa, bueno fueron dos y estoy segura que si la señora vuelve a llorar como lo hizo el otro día no lograré mi objetivo —bebí un poco de jugo.

—Bien, entonces no te queda de otra que mentir —esa es la opción que ya había elegido pero quería su opinión.

Ya estaba decidido iba a tener que decir una pequeña mentira para poder salvarme, ese empleo hubiera tenido un final diferente si él no me tratara como me trata o ya tuviera más paciencia.

—Ya que dejaras el trabajo y tendrás más tiempo para salir ¿vamos a la disco el fin de semana? —ella siempre arruinando mis planes de estar acostada y no salir de mi casa todo el fin de semana con sus fiestas, pero merecía ir tengo mucho estrés y quería sacarlo bailando un poco.

—Ok, ¿en la misma de siempre?

—Si en la misma.

—¿Quien más irá? —siempre íbamos en grupo.

—Mauri —con él éramos inseparables pero consiguió novia y ahora está más tiempo con ella, pero igual le seguimos teniendo en el mismo cariño— su novia Silvana y André —pronunció el nombre con una sonrisa.

—Por esa sonrisa que me das veo que ya caíste redondita ante André, tengo que ir a advertirle que si te rompe el corazón, yo le romperé las bolas —dije intentando estar seria pero al final rompimos a carcajadas.

—Es que como no caer ante sus encantos si es el mejor chico que he conocido, en poco tiempo se ha ganado mi corazón y mi confianza, se preocupa por mí, es el chico que siempre imaginé como perfecto —me alegraba tanto por mi amiga, ella merecía todo lo mejor del mundo.

—Esa noche mi pareja serán los tragos que me voy a tomar —dije riéndome, ella me siguió.

—André dijo que llevaría a un amigo, aunque no es nada seguro —me dio una mirada picarona— puedes aprovechar —solo me reí.

En estos momentos no quiero saber nada de relaciones, no sé si es porque elijo siempre al incorrecto o porque el destino se ha ensañado tanto conmigo en el amor pero los chicos siempre terminan por decepcionarme.

Después de charlar sobre algunas cosas más me despedí de mi amiga y subí a mi auto para manejar a la casa de los Lombardi, manejaba despacio ya que estaba nerviosa.

Un Mundo Diferente [completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora