ISAAC LOMBARDI
Su padre estaba aquí, las noticias lo anunciaban como si fuera una celebridad y no pude regresar a Italia porque necesito noticias de ella, Will no dijo nada a los reporteros cuando le preguntaron por su hija y eso me tiene preocupado.
Salí de mi casa y le di al taxi la dirección de ella, para mí todavía sigue siendo la casa donde vive, al llegar le pagué al taxi y caminé hacia la entrada, toqué la puerta con desesperación rogando que ella este aquí, que sea ella la que me abra la puerta.
Will apareció en la puerta y todas mis esperanzas se fueron a la mierda, sus ojos se ven rojos y tiene ojeras.
—Isaac —saludo.
—¿Y Alaia? —su rostro se descompuso al pronunciar el nombre y pensé lo peor— ¿Dónde esa ella?
—Pasa, la noticia no te caerá bien —entré, la casa estaba llena de botellas de todo tipo de bebidas regadas por el piso.
—¿Qué paso, por qué no vino con usted? —esto estaba desesperándome.
—Siéntate —negué.
—Dígame donde esta ella —el señor dio un respiro hondo, sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas y quería golpearlo para que me diga donde esta ella de una vez.
—Sé que lo sabes todo, logramos establecernos en una cabaña al llegar, estuvimos ahí dos meses con unas cuantas semanas más... —
—¿Y qué paso, se la llevaron? —negó.
—Estábamos bien, a salvo y tranquilos ahí —¿Por qué tanto rodeo?
—Dígame donde esta ella de una vez —no quiero saber lo que hicieron y comieron estos meses, solo quiero saber dónde está ella.
—La mataron, esos desgraciados me quitaron a mi hija —sus lágrimas cayeron y mi mente se me nubló, no podía creer lo que me dijo.
—Eso no es posible —mi mente no procesaba la oración, no podía creerlo— Dígame la verdad —lo agarré del cuello de la camisa— ¿Su cuerpo?, no le creeré hasta que no lo vea.
—Ella pidió ser enterrada allá antes del suceso, lo siento Isaac.
—No diga que lo siente, es su hija debió cuidarla, debió dar la vida por ella.
—La mataron delante mio, no pude hacer nada, lo lamento —no podía respirar con normalidad.
—No debió dejar que sucediera esto —lo tomé con más fuerza de la camisa— que clase de padre es, ¿Cómo pudo dejar que le sucediera esto a su hija? —le propine un golpe en la mejilla que hizo que cayera al suelo, se lo merece.
—Isaac, contrólate —se levantó.
—Como pide que me controlé, yo me la iba a llevar, le propuse irse conmigo a Italia, si usted hubiera dejado que vaya nada de esto le hubiera pasado, ella estuviera... —no puedo ni siquiera pronunciar la palabra— ella estuviera a salvo —sentía las lágrimas acumularse en mis ojos y un nudo en mi garganta que me entrecortaba la respiración.
—La mafia ni en Italia, ni en Francia, ni en ningún lugar del mundo es segura.
—Yo hubiera matado por ella, en cambio estoy seguro que ni siquiera movió un dedo para salvarla y dejó que esos malditos le hicieran lo que le hicieron.
—No te permito que me faltes el respeto.
—¿Como le puedo tener respeto a alguien que dejó que maten a su hija? —rabia es lo único que recorre mi sistema, como pudo ser tan estúpido para que maten a su hija en sus narices— Ni siquiera debió ser llamado padre, no te merecías ni la décima parte del cariño que ella te tenía.
—Lárgate de mi casa Isaac.
—Con gusto, pero eso si me encargaré de que recuerdes que fuiste un padre de mierda, lo que dejaste que le hicieran a tu hija nunca lo olvidaras.
Le di una última mirada y me largué de esta casa, Alaia no puede haberse ido, me niego a aceptarlo, no lo aceptaré nunca.
Limpie las lágrimas que querían salir de mis ojos pero estas no paraban de seguir saliendo, mi cuerpo temblaba sin procesar todo lo que acabo de enterarme, me es imposible aceptarlo.
Ella no me puede haber dejado, me dijo que estaría bien, prometió que nos volveríamos a encontrar, debí ser más insistente, protegerla y no dejar que se fuera con Will.
En todo el camino al edificio tuve un nudo en la garganta, los recuerdos me querían hacer llorar y escuchar su voz en ellos hacían que me culpe por haberla perdido.
Le pedí la llave del apartamento de Alaia a la conserje y después de amenazarla con derrumbar la puerta si no me la daba la conseguí.
Al abrir la puerta vi todo destruido, ella no quería irse, estaba temerosa, fui a su habitación y su olor estaba encerrado en esta, había una fotografía en el suelo y al recogerla vi en esta a Will, junto a él una adolescente, era Alaia, la reconocería por su cabello rizado y como se describió a si misma hace un tiempo en el acantilado.
El acantilado, su lugar favorito, que se convirtió en un lugar donde solo podía sentirme bien con ella, ahora así vaya al lugar más tranquilo y hermoso del planeta no volvería a sentir la paz que sentía cuando estaba con ella.
Alaia apaciguaba mi estado natural, ahora sin ella no hay nadie que me detenga.
Llamé a André necesitaba desahogarme. No le había contado el problema que ella tenía, le había dicho que se fue de viaje a visitar a su abuela.
—Dime Isaac —respondió.
—Ella no está, se fue —él sabía que fui a esa casa a buscarla.
—¿Se quedará a vivir con su abuela? —preguntó.
—La mataron —susurré, ya que no quería que esas palabras abandonen mi boca.
—¡¿Qué?! ¿Dónde estás, voy para allá? —le dije dónde estaba y corté la llamada.
Me permití llorar, así como me permitiré disfrutar torturar a los que le hicieron esto a mi dolcezza. Ahora está en mis manos vengar su muerte.
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Un Mundo Diferente [completa]
Teen FictionIsaac y Alaia, dos jóvenes con vidas totalmente diferentes que el destino juntará en circunstancias poco favorables, estas mismas harán que ellos se odien y no se soporten al instante de conocerse. Como dicen por ahí del odio al amor hay un solo pa...