TREINTA Y SEIS

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ISAAC LOMBARDI

Habían pasado ya dos semanas que se me hicieron eternas sin Alaia.

Según lo que me informaron le habían retirado el tubo para respirar y lo reemplazaron por una mascarilla de oxígeno, la enfermera decía que ya estaba mejorando, ¡como carajos saben que está mejorando si no despierta!. Necesito que despierte, necesito escuchar su voz, quiero sentirla conmigo otra vez.

—¿Como va todo, hermano? —pregunta André a mi costado, él de vez en cuando viene a acompañarme en las noches.

—Esta estable, esa es la única respuesta que me dan, ya estoy cansado de escuchar siempre lo mismo.

—Alaia despertará, estoy seguro de eso ten fe.

—Ella tiene que despertar, tiene que hacerlo porque si no yo... —no sé que haría sin ella. Saqué mis lentes y froté mis ojos con frustración, me ardían y se había formado un nudo en mi garganta.

—Tranquilo.

—Te juro que si le pasa algo yo no lo podría soportar.

—Todo pasará y solo quedará como un simple recuerdo ya lo verás —mi amigo palmoteo mi espalda en señal de apoyo.

|•|•|

Pasaron los días y así se cumplió un mes desde que ella estaba en esa cama sin despertar.

Su padre ya no estaba la mayoría del tiempo, solo venía en las tardes unas horas y después se iba, yo soy el único que no se ha movido de la sala de espera, los doctores y enfermeras cada que me veían aquí me decían que debía de irme, mi respuesta siempre era la misma: «No me moveré de aquí hasta que Alaia despierte», ellos ya sabían por quién estaba yo aquí y con los días dejaron de insistir.

—Hola Isaac, soy Joe —¿Joe, él que hace aquí?

—Hola.

—¿Cómo estás? —preguntó y sentí que se sentó en la banca al lado mío.

—Como me ves —respondí.

—¿Cómo sigue Alaia? —preguntó.

—La respuesta "está estable" no cambia.

—No puede ser, ¿sabes cómo paso todo eso? ¿Quién pudo ser tan malo para hacerle esto? —me encogí de hombros y negué, hasta ahora no sabía quién había sido el hijo de puta que le hizo esto a mi pequeña. —Tenías muchas personas tras tu cabeza ¿y si uno de ellos fue? Ella está en peligro contigo, ¿Cómo fue que la metiste en esto? —alzaba la voz con cada pregunta y eso aumentaba mi dolor de cabeza—. ¿Ella puede morir lo sabes? Y no estás haciendo nada —puede que sea uno de mis conocidos y que me lleve bien con él, pero no me gustaba que estuviera aquí y que encima estuviera juzgándome cuando antes no se atrevió a hacerlo.

—Cállate de una maldita vez —respondí hastiado de tantas preguntas—. ¿Ahora te atreves a juzgarme, después de todo lo que hemos pasado?, ella apareció sola en mi vida y aunque quiera alejarla ya es muy tarde, sé muy bien lo que le puede pasar pero no lo permitiré.

—No es tarde para que te alejes de ella, tu presencia solo le traerá problemas y si ahora le pasó eso más adelante no quiero saber que le pasará —¿tanto le importa Alaia, si ni siquiera la conoce?

—No me alejaré de ella y si tanto te importa intenta arrebatármela, podrás ser mi amigo pero no intentes quitarme lo que es mío porque olvidaré ese pequeño detalle.

—Sólo la quieres poseer, no la quieres de verdad, en cambio yo... —aparte de que en mi mente nada está funcionando bien viene Joe a joderme peor, esto fue la gota que rebalsó el vaso.

—¿Tú qué? ¿Eres mejor que yo? ¿Te crees mejor que yo solo porque crees que el amor se trata de regalar flores y chocolates cada mes? —me había enfurecido que piense que puede arrebatármela —¿Por qué no puede ser poseerla con fiereza y querer embestirla cada que la tienes cerca?, ¿Por qué piensas que el amor solo se trata de ser tierno y cursi cuando puedes ser rudo y a la vez sensible pero solo con ella? Cada quien ama de diferente manera y esta es la mía y ella lo sabe muy bien, así que no te repetiré que no toques lo que es mío —le advertí esperando que le quede claro.

—Eso ya lo veremos —respondió, me contuve por ella, porque sé que no se le pasaría por la cabeza estar con él siendo mía.

Pasaron unos minutos y André se unió a nosotros estando así todos en silencio y en espera de noticias.

Se escucharon pasos de personas corriendo y fruncí el ceño.

—¿Qué está pasando? —una sensación de angustia y miedo se instaló en mí.

—Creo que hay una emergencia, doctores y enfermeras pasaron para cuidados intensivos —respondió Joe.

—Alaia...

—Tranquilo Isaac, si es ella nos avisarán —trato de tranquilizarme André que estaba al otro lado de mí.

No saber quién era la emergencia hacía que mis nervios aumentarán y solo me hacían pensar que ella está en peligro.

No me permitía pensar cosas negativas, quería pensar que ella despertará, me mentalizaba en que ella estaría bien y así había podido mantenerme todo el mes pero ahora ni eso podría calmar la sensación que estaba sintiendo.

—Familiares de Alaia Lewis —escuché la voz de un hombre después de varios eternos minutos.

—Somos nosotros —respondí al instante y me levanté.

—¿Sus padres de la paciente? —preguntó.

—Su padre no está pero nosotros le avisaremos —respondió André.

—La paciente ya ha despertado —una sensación de alivio recorrió mi ser—dice que no logra recordar el accidente pienso que su mente olvido esa parte para que no se le forme un trauma, debo hacerle unos estudios para analizar bien el problema y descartar un traumatismo en el cerebro pero eso será mañana ya que le haremos una radiografía computarizada. Por el momento la pasaremos a piso ahí podrán ir a visitarla, la enfermera los guiará. Tengan buen día.

—Te lo dije, hermano —me abrazó André después de escuchar los pasos del doctor marcharse y le correspondí. Deshicimos el abrazó—. Ahora que ya sabes que está bien ¿ya puedes comer algo más que no sea galletas saladas? —negué.

—Quiero comprobar que está bien por mí mismo.

—Está bien iremos a darle una visita así podré contarle nuestra travesía de un mes en el hospital y todo lo que vivimos.

—Atrévete a hacerlo y no respondo —sabía que si se le suelta la boca me hará quedar en vergüenza.

Su risa se escuchó —¿acaso temes que le cuente que estabas desesperadamente preocupado y llorando por ella?

—Cierra la boca André.

—No imagino a Isaac llorando por una chica —comentó Joe.

—Pues imagínalo amigo porque casi sucede —respondió André.

—Ya cállense los dos y vamos a verla.

—Acaso piensas llegar con las manos vacías, por lo menos demuestra que estas feliz con un regalo ya que tu rostro sigue igual de serio —quizá mi rostro no demuestre lo que estoy sintiendo en este momento pero enserio quiero saltar de alegría ya que al fin sucedió el momento que deseé por todo este mes.

—Vayamos por el maldito regalo y después vamos a ver a mi chica.

Un Mundo Diferente [completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora