Fuerza en la fragilidad

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Mis defectos forman la armonía

con la que te contemplo y soy conocido.

Mis debilidades, un río que fluye

hacia el océano eterno de tu amor.


Mis imperfecciones abren la puerta de tu gracia;

como grietas inevitables en el mármol,

me guían, irremediablemente, a tu presencia.


Y entonces, en ese instante intemporal,

bajo tu sombra, agradezco

las hebras frágiles que me tejen de carencias.

Porque de ellas nace la fuerza oculta,

la paz que excede todo entendimiento,

la bondad inexpresable,

y la dádiva que, como aceite sagrado,

se derrama sobre mi alma.


Como la luz oblicua de una tarde sin fin,

se vierte tu gracia:

un rocío único y secreto sobre mi corazón.

Un café con Dios 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora