La huella del amor infinito

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Que el mar de tu amor se acerque a mí,

que acuda a mi corazón como un río perdido,

y que su espuma marina, en su itinerante viaje,

desvanezca las huellas que el tiempo dejó en mí.


Porque soy, al fin, una sombra en tu memoria,

una arena que, al besar la sal, se deshace bajo el cielo.

Limo que, al tocar tus aguas, renace,

como en el sueño de lo que no pudo ser.


Hazme recordar el antiguo destino que se oculta

en las bastillas del alma;

báñame con tu esencia infinita,

que despierte de su frío,

y, al sumergirme en tu Ser, Señor, descubra que nunca salí de tu presencia.

Un café con Dios 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora