Sophie/ milo.
.
.
.Sophie está acurrucada en mis brazos, siento su respiración pausada, se que en cualquier momento se quedará dormida. No es mi novia, pero es mi chica. No hemos sido perfectos, pero somos nosotros. No necesito más que ella sonriendo al despertar.
Milo acaricia mi cabello suavemente, es imposible no sentir calma cuando lo hace, me encanta cuando comienza a cantar, algunas veces canciones de Mac Miller o una que le pido. Alzo la mirada hacia el, con una expresión perezosa en mi rostro, cosa que lo hace sonreír.
-Pensé que estabas dormida- le pregunto, ella niega, se estira, haciendo que la camisa se alce, revelando su ropa interior, la tomo del trasero, haciendo que abra mucho los ojos.
-Mantén las manos quietas, Manheim- digo, enredando mis piernas con las suyas- todavía no te termino de perdonar- rueda sobre su cuerpo, hasta tenerme completamente encima suyo, tiene el cabello desordenado y yo simplemente estoy acá babeando.
Mi chica es preciosa, sin maquillaje, con maquillaje, peinada, despeinada, como quiera es hermosa. Me pregunto como es posible que una persona aparezca de repente y lo cambie todo. Sophie vino para cambiarlo todo, no se que hice para tenerla conmigo, porque no la merezco, y aun así me mira como si fuese lo mejor que tiene.
Definitivamente, Milo no es perfecto, quizá no es el último chico que estará en mi vida, pero me mira, y se que algo debe estar pasando dentro suyo, me mira de forma distinta, me hace sentir como si fuese la única chica en el mundo. Sonríe con picardia, levantando la camisa hasta mi cintura, me toma suavemente, apretandome un poco, cierro mis ojos unos segundos.
-¿Quieres que mantenga las manos quietas?- le pregunto, ella rueda los ojos, pero termina negando con la cabeza, mordiendo suavemente su labio. Me deshago de la camisa, lanzandola a un lado de la habitación, Sophie nunca se cohíbe conmigo, ni yo con ella, tenemos una conexión única.
-No pares- le pido, cuando siento que introduce uno de sus dedos en mí, frunzo un poco el ceño, intentando contener el gemido pero no puedo- Mierda.
Es una diosa, de eso no cabe dudas, continúo masturbandola, pero ella necesita más, lo sé por la forma en que se mueve, como si se follara con mi dedo. Lo saco de ella, cosa que hace que lance un quejido:-Te lo daré todo, muñeca.
Me encanta como suena eso, tenerlo todo, aunque algo me dice que a pesar de tenerlo todo para mí de forma sexual, se le puede complicar darme su corazón, incluso, cuando ya le he dado el mío.
Sophie toma mis palabras, como luz verde para dirigir sus manos a mi miembro erecto, lo saca de mi pantalón, por un momento lo mira, luego sus ojos se posan en mi, mientras lentamente me deja entrar en ella. Una y otra vez, hasta que la tengo sobre mí, moviéndose.
ESTÁS LEYENDO
Cybersex 《Milo Manheim》✔ EDITANDO
FanfictionEl sexchat es divertido, hasta que la persona con la que charlaste es nadie más y nadie menos que la chica que trabajará contigo. Milo y Sophie se divirtieron hablando anonimamente en una página para hablar con desconocidos. Sophie llega a Disney p...