Epílogo.

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-Los declaro marido y mujer, puede besar a la novia- dijo el cura, mientras la multitud, incluyendo a Sophie aplaudía, mientras su padre besaba a su nueva esposa Sarah, la chica estaba bastante feliz porque su padre encontrara a quien amar.

Sophie había pasado unos buenos meses, años, estaba por cumplir veinte, casi casi se había olvidado de Milo Manheim, hubiera sido fácil de no ser por el hecho de que era famoso y lo veía en todas partes. Estaba estudiando diseño en la universidad de Nueva York. Viajó con su padre alrededor del mundo, en sus negocios, ella iba con el, dándose un año sabático.

Muchas veces tomaba fotos de los lugares que iba,pensando que iba alguna vez se las mandaría a Milo, pero no podía. Se le había hecho sumamente difícil, dejó el cigarrillo, no tomaba tanto, había recuperado su peso, pero lo único que no tenía, era a él.

Después de muchas terapias, había mejorado muchísimo su amor propio, era mejor persona, aunque todavía repasaba en su mente la última vez que había visto a su ex novio.

Las cosas eran más fáciles, si, todo iba mejor pero la única cosa que le haría las cosas verdaderamente increíbles, no estaba junto a ella.

Vivía con Poppy y Gia en Los Ángeles, decidió cambiar de aires, secretamente, esperaba verlo en algunas reuniones con sus amigos pero tristemente, cuando ella asistía, el no estaba y viceversa.  Era como si de una forma u otra algo les impidiera verse otra vez.

[...]

-Quedate quieto, Auggie- pidió Sophie, mientras inútilmente intentaba abrochar la silla para niños, el pequeño estaba mirándola aburrido.

-¿Cuanto más vas a tardar, fofi?- preguntó harto- llevamos acá una eternidad- el niño movió su cabeza al ritmo de la música mientras Sophie seguía con su tarea- al menos pusiste Taylor Swift.

Estaba de niñera cuidando a Auggie, hijo de una de sus primas mayores, el pequeño la había acompañado a hacer unas cosas pero ahora el problema es volver a meterlo en la silla, el pequeño de cinco años resopló.

-Cuando mamá dijo que me cuidarias, fue como: ay no, no Sophie- la castaña lo miró mal- ¡no me malinterpretes! Te quiero, en serio, pero no escuchas Taylor Swift y además, llevas una hora intentando abrochar el cinturón de seguridad. 

-¡Mira! ¡es el zombie de la película!- exclamó el niño, moviendo sus piernas en modo de emoción, la chica intentó incorporarse pero chocó contra el techo del auto- ese golpe te revolvió el cerebro.

-Silencio, Auggie- ordenó- ¿Qué zombie?- preguntó mientras buscaba en Internet como abrochar una silla para niños.

Auggie movió su cabeza al ritmo de la música que tarareaba:- welcome to zombieland...- la chica lo calló, poniéndose nerviosa- Quiero una foto con el fofi, por favor- alargó las vocales. Ella negó.

-No- dijo terminante- he avanzado mucho, no te voy a quitar el cinturón para volver a hacerlo de nuevo.

-Bueno, entonces lo llamamos hasta acá.

-No.

-¡¿Qué quieres de mí?!- se quejó el pequeño de rizos, mientras rodaba los ojos- ¿te da vergüenza que sepa que no sabes arreglar una silla para niños? Tranquila, ya toda la avenida nos está viendo HACE UNA HORA.

Sophie le dio una sonrisa falsa, inclinándose otra vez en el asiento, cuando Auggie miró detrás de ella:-¿¡Qué le estas viendo!?

La chica rió al ver el instinto protector de su primito, se giró para ver quien era, quedándose congelada, mientras un sudor frio recorría su nuca.

Cybersex 《Milo Manheim》✔ EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora