CAPÍTULO 43: Llegada del Remolino

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En el capítulo anterior de El Legado Oscuro, nuestro protagonista y su clan abandonaban Konoha para dirigirse hacia Uzushiogakure no Sato, su hogar ancestral y instalarse en él, pero antes de irse se llevaron todos sus sellos y propiedades, salvo unos sellos defensivos que dejaron solamente a la aldea durante el mandato de Tsunade.

Por otro lado, el consejo de la aldea oculta entre las hojas se encontraba en una reunión donde los ancianos despotricaron por dejar a Naruto y su gente irse. Además de que los demás Jinchurikis y familiares de estos los acompañaron, por lo tanto, la aldea se debilitaba bastante con su partida, no obstante, Tsunade no le importaba sus opiniones ya que la Academia estaba dando buenos frutos. La reunión terminó con la muerte de Koharu, y con la Hokage, Jiraiya y Shikaku planeando una estrategia contra el clan Kurama.

Mientras tanto, Hiruzen al llegar al complejo de su clan, le informaron que el líder de los Uzumakis le envió un pergamino, con un contenido que le causo un paro cardiaco, y consecutivamente la muerte del anciano.

P. O. V. Normal

Ruinas de Uzu

Kazuya: Hacía mucho tiempo que no volvía a ver nuestra antigua patria. Decía Uzumaki Kazuya, con sus ojos aguándose por los recuerdos de su familia. Sus amigos y los buenos recuerdos que creó en la aldea oculta entre los Remolinos mientras se mantuvo en pie. Y, sobre todo, a su querida hermana menor, con esa sonrisa que podía destruir cualquier tiniebla y alumbrar el lugar más oscuro, pero llegaron a su mente los últimos momentos de ella, luchando con todo el poder que tenía contra las tropas de invasión, de que como utilizó hasta el último gramo de su poder para acabar con los bastardos que osaron poner un pie en su tierras, y por encima de todo ello, como la vida de la persona que más quería se le escapaba entre sus brazos al sufrir heridas mortales producto de un Jounin de Kumo.

Del mismo modo los pocos supervivientes de la masacre que se produjo en su hogar comenzaron a recordar la tragedia que tuvieron que sufrir. Además, los que nacieron muy jóvenes o fuera de Uzu tras su caída se les estrujo el corazón, no sabían porque, pero sentían como si las almas de sus antepasados les daban las bienvenidas con un aire cabizbajo al ver su trabajo hecho trizas por culpa de tres de las grandes potencias shinobis.

Naruto: (Aquí encontraré lo que busco y un lugar seguro para mi pueblo. Konoha ha demostrado que no vale para nada, y su momento ha pasado hacía ya mucho tiempo. Sin el Nidaime Hokage, la aldea ya no volvió a ser lo mismo. Por mucho que le duela a mi madrina, ella sabe que el proyecto de su abuelo está podrido hasta las entrañas. No hay forma de purificar el árbol de la enfermedad que contrajo hace tiempo, lo único que se puede hacer es incendiarlo antes de que se marchite por si solo). Pensó nuestro protagonista que tenía a una Tayuya dormida subida a su espalda, y hacía sus movimientos lo más rápido que podía sin despertarla, porque al observar su rostro dormido no encontraba ningún desperfecto y, según sus pensamientos, era una bella flor en medio de un campo marchito y podrido, por lo tanto, ese campo no se merecía que creciese en ese lugar. Ella merecía crecer en un lugar bello y poderoso, y eso es lo que tenía pensado en convertir su hogar ancestral, en la capital del Imperio que quiere formar para dominar la Galaxia que su querido maestro no pudo conquistar. – Pronto resurgirás de tus cenizas como un ave fénix y te convertiré en el mayor centro de poder de todo el Continente Elemental -. Dijo mirando directamente a las ruinas con un pesar que martillaba su corazón. Todo lo que construyo su pueblo derruido por los bastardos de Iwa, Kumo y Kiri. Él les haría pagar todo el daño que le hicieron a su clan. Daba igual el costo en vidas. Si tenía que masacrar todo a su paso para que los malditos se arrodillasen, imploraran piedad por sus vidas y la de su pueblo y besasen sus pies y el suelo por el que pasaba.

En eso nota como alguien comienza a moverse en su espalda, por lo tanto, gira un poco su rostro para ver como lentamente Tayuya se va despertando. Observa pacientemente como abre sus ojos roble rojizo, y se queda mirándolos sin decir absolutamente nada. Callado viendo algo que para él es algo majestuoso. Seguidamente los dos pares de ojos chocan visión entre ambos y segundos después de que Tayuya supiese dónde estaba y lo último que recordaba, escondió su rostro entre el cuello y el hombro de nuestro protagonista, con un cierto rastro carmesí entre las mejillas.

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