CAPÍTULO 73: Comienza la conquista galáctica

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En el capítulo anterior de El Legado Oscuro, la guerra por la unificación del Continente Elemental comenzaba y las fuerzas del Cuarto Hermano fueron siendo derrotadas hasta ser destruidas en Konoha.

(Nota de autor: antes de comenzar quiero decirles que los hechos acaecidos durante la serie The Bad Batch no suceden, por lo tanto, Ciudad Tipoca continua en pie y no ha sido devastada por la armada imperial durante los inicios del Imperio Galáctico).

P. O. V. Normal

Kamino, Ciudad Tipoca

Tras derrotar y destruir al ejército del remanente imperial al mando del Cuarto Hermano, ya habían pasado un año y medio. Desde entonces las huestes del Emperador Naruto y la Emperatriz Tayuya no pararon de incrementarse, multiplicándose hasta un numero que el Continente Elemental nunca habia visto en su vida.

Con incremento de sus fuerzas armadas, las legiones de Sith Troopers aumentaron de tamaño, pasando de estar compuestas por diez mil soldados a pasar a formarse por más de veinte mil efectivos; incluso algunas crecieron hasta llegar a los treinta mil soldados.

Con el crecimiento de sus tropas de tierra también creció su armada imperial, pasando a contar con centenares de Acorazados clase Harrower y otro tanto de Cruceros clase Interdictor. Para obtener esa inmensa flota que conquistaría el espacio forzó a los pueblos derrotados, sobre todo a los prisioneros de guerra, ha ser parte de una mano de obra forzada que maximizó la producción hasta un punto monstruoso, que hubiera asustado de gran manera a la antigua Confederación de Sistemas Independientes en sus tiempo de producción masiva de droides de combate para enfrascarse en su guerra contra la extinta República Galáctica.

Eso sirvió para que después de más de un año, casi dos, la campaña de conquista de la Galaxia comenzase con un poderoso e impotente discurso de nuestro protagonista a sus huestes desde la capital del Imperio Sith de Naruto Uzumaki, en Uzushiogakure no Sato. Eso consiguió llenar de ganas y energías a sus inmensas huestes que, movidos por la emoción y la euforia que irradiaba y contagiaba su señor, se dispusieron en formación para partir a cualquier rincón que les mandasen para conquistar las tierras en nombre de su Emperador.

Al mismo tiempo que las flotas partían del Continente Elemental, su mundo natal habia cambiado por completo. Ya no se parecían en nada a lo que antiguamente fue esa amalgama de países dirigidos por Daimyos que lanzaban a sus huestes de milicianos y samuráis, complementados con las aldeas shinobis, que libraban luchas entre otros estados para incrementar sus territorios. Ahora era un planeta con una pujante y creciente industria que ayudaba a un economía que no paraba de crecer a niveles monstruosos, multiplicando su riqueza hasta cotas nunca antes vista e incapaces de haberse soñado.

En poco tiempo centenares de miles de campesinos que se morían por sobrevivir en tierras gobernadas por sus señores feudales pasaron a engrosar parte en la industria y otros sectores que les generaron un nivel de vida que nunca soñaron, garantizando de esa forma la supervivencia de su familia y la continuación de sus familias.

También a la antigua administración corrupta, o en su gran mayoría corrupta, de las naciones fue substituida por una administración importada desde la capital que puso de patas arriba todo lo que se conocía en casi todo el planeta. Ahora se redujo y modernizó la administración y se impulsó un plan para que la cantidad de papeleo y movimientos burocráticas fuesen los menores y justos posibles para que no supongan una gran carga a la hora de gestionar el incipiente imperio galáctico que comenzaba a crear y entretejer su Emperador.

Las regiones se pacificaron por completo y se impuso la bota de hierro de sus tropas para detener cualquier intento de insurrección civil de cualquier índole. Poco le importaba que fuesen protestas pacificas o violentas. Tenían que ser suprimidas con la misma fuerza para transmitir el mensaje que se quería: que en el Imperio de Naruto Uzumaki no se admitía la disidencia.

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