CAPÍTULO 66: La caída de Tetsu no Kuni

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En el capítulo anterior de El Legado Oscuro, las fuerzas de Yugakure no Sato soportaban un cruento asedio por parte de Kumo dirigido por Yugito Nii. En medio del sitio las fuerzas de Uzu entraron en acción y conquistaron la aldea derrotando a ambas fuerzas sin problemas.

P. O. V. Normal

Tetsu no Kuni

El viento gélido de Tetsu no Kuni arropaba a los dos ejércitos que se iban a enfrentar hoy. Desde el desembarco por parte del ejército de Uzu no Kuni bajo el liderazgo de Minato Namikaze y Kushina Uzumaki no se había parado la expansión del remolino; por cada ciudad, fortaleza o aldea que se topaban los invasores la arrasaban masacrando a todo lo que se encontraban por su camino, sin importar que fueran civiles inocentes, estaban en una guerra, eso era normal.

Eso se notó significativamente en la zona conquistada por la madre de nuestro protagonista, que no paraba de descuartizar o masacrar con su katana y cadenas de diamantina a todo lo que se topaba en su camino. Sus hombres y enemigos todavía recordaban como ella sola se adentró en una ciudad fortificada defendida por solamente dos mil samuráis y cinco mil hombres de leva para destruir la puerta de acceso, dejando vía libre a su ejército a conquistar la ciudad, asesinar a la guarnición de la puerta, destruir el barrio cercano a la muralla que asaltaban e invadiendo la ciudad en un rápido ataque que acabó con la muerte de todos los defensores, los civiles que se armaron de valor estúpidamente para luchar contra ellos, e incluso los civiles que no intentaron hacer nada contra ellos, sino que pretendieron huir de ellos, pero acabaron pereciendo en el fuego cruzado.

Por otro lado, Minato avanzó con gran rapidez, acabando con toda la resistencia que intentó detener su ataque. Por cada pueblo que sus tropas se adentraba había un pequeño grupo de idiotas que intentaba luchar contra ellos, muriendo en el intento, pero poca cosa más que eso; las ciudades mantuvieron una mayor resistencia, por lo tanto, bombardearon sus murallas y barrios con artillería y con los bombarderos B28 clase Extinción que arrasaban todo a su paso, dejando en una tesitura muy difícil a los gobernadores de las urbes, porque si continuaban resistiéndose a sus fuerzas básicamente provocarían alzamientos populares para rendir la ciudad, que forzaría allí al gobernante a reprimir dicho levantamiento o aceptarlo y abrir las puertas. Las fortalezas y castillos, hogares de los clanes samuráis de Tetsu no Kuni, por el contrario, no tuvieron esa misma suerte; directamente fueron arrasados y reducidos a cenizas por órdenes de Minato, ya que durante la Batalla de Uzu algunos destacamentos y regimientos de samuráis del País del Hierro participaron entre las fuerzas invasoras, por tanto, quería devolverles el dolor que sufrió el clan de su esposa con la extinción de sus linajes. Por el momento había cosechado muchos éxitos asesinando a más de dos decenas de clanes entre mayores y menores, mientras que su amada Kushina chan habiendo destruido y expulsado a las páginas de la historia a treintaicinco y subiendo.

Con toda esta masacre, el general Mifune, el dirigente del País de Hierro al estar al mando de todos los samuráis y ejercer de cargo de Daimyo en práctica pero no teniendo el título decidió que no podía tolerar tal ofensa a los samuráis, por lo tanto, ordenó reunir a todos los soldados que quedasen y voluntarios para luchar en contra del invasor, con el objetivo de expulsarlos de su tierra.

Ante la llamada de su líder, los restos de sus ejércitos acudieron al Cuartel General de los Samuráis de Tetsu no Kuni, donde en tiempos de conflicto, los Kages de las grandes potencias se reunían para parlamentar y llegar a una paz entre ellos. También vinieron decenas de miles de civiles para luchar al lado de su señor, pensando que con él dirigiendo a sus fuerzas conseguirían la victoria sobre las tropas del Imperio Sith de Naruto Uzumaki.

Sabiendo de la concentración de fuerzas por parte del País del Hierro, tanto Minato como Kushina dejaron sus avances individuales para congregarse en un punto, cerca del Cuartel General, donde se reunirían reagruparían sus fuerzas y marcharían contra el enemigo o defenderían la posición ante un ataque. Para ello hicieron marchas forzadas y en cuando llegaron a reunirse dejaron dos días enteros en que se montaba el inmenso campamento para reponer fuerzas debido a estar exhaustos, pero en ese tiempo supieron de antemano del avance de un ejército compuesto por veinticinco mil soldados de leva y quince mil samuráis de todos los clanes que quedaban con vida, entre ellos tres mil del clan de Mifune, totalizando unos cuarenta mil efectivos.

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