Capítulo 6

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Había pasado un mes desde la última vez que miré a Elliot.

Si lo pienso no es como que lo extrañe o me haga falta de alguna manera, no éramos amigos, ni siquiera pasamos tanto tiempo juntos como para decir que me acostumbré a su presencia, pero si echaba de menos un poco aquel sentimiento de coqueteo que sentía cuando estaba con él. Como dije en el pasado, si lo hubiese conocido de fiesta o en un restaurante o en la calle, jamás me hubiera atrevido a hablarle, no parecía un chico que estuviera al alcance de alguien como yo.

Seguí trabajando y pasando mis noches contemplando el cielo. A veces veo hacia la ciudad, hacia las zonas más alejadas y adineradas donde alguna vez estuvo mi casa y añoro aquellos momentos que pasé con mis padres. Cualquiera que diga que no le dolió tanto perderlos está mintiendo. No éramos la mejor familia ni tampoco la más unida, pero nos amábamos a nuestra manera, estábamos ahí para nosotros, nos reuníamos en la comida a platicar sobre nuestro día y peleábamos cuando se ameritaba, lo importante era que siempre nos contentábamos y seguíamos viviendo juntos, porque eran mis padres y desde que ellos dejaron el mundo me sentía tan perdida y sola.

Solía tenerlo todo.

Tener dinero, una casa enorme, un chófer que me llevaba a todos lados y muchísimos amigos que me invitaban de fiesta y de vacaciones con ellos. Tenía una vida que podría resultar envidiable para muchos, era inteligente y aparte de social sacaba buenas notas, pensaba que ya no tendría que preocuparme por cosas banales, daba muchas cosas por sentado y esa fue la primera lección de realidad que me enseñó la vida.

Todo comenzó a venirse abajo cuando mi padre hizo una mala inversión. Creyó en los engaños de un impostor e invirtió una gran suma de dinero a una compañía fantasma, dejándolo sin los fondos suficientes para afrontar la crisis que vino a la empresa. De pronto, estábamos en la calle.

Habíamos tenido que vender absolutamente todas nuestras pertenencias para pagarles a los prestamistas, pero hubo uno en específico que mi padre nunca quiso mencionarme quien era y porque era el único de todos estos al que no terminó de pagarle. Las cosas continuaban empeorando, mis padres discutían todo el tiempo, me la pasaba inventando excusas para que mis amistades no se enteraran de lo que estaba sucediendo y sobretodo, lo más penoso de eso era que necesitaba rogar por prórrogas en el pago de las mensualidades de mi último año escolar, esperando que me dejaran graduarme. Todo estaba mal, era como un vaso que se iba llenando lentamente de agua, solo esperando hasta llegar arriba y derramarse.

Y aquel día fue la gota que colmó mi vaso.

Salí furiosa del cuarto de motel que mi padre rentaba para ahorrar dinero, había estado discutiendo con él por haber sido tan irresponsable que hasta nuestros mismos familiares nos daban la espalda. Estaba molesta y preocupada, no hacía nada más que pensar en cómo le haría para que en la escuela no me despreciaran, pero que equivocada estaba, porque mi entonces yo de diecisiete años no alcanzaba a comprender que aquel tipo de problemas no eran si no cosa de risa, que no me había enfrentado al mundo real y no sabía lo que las verdaderas tragedias eran. Sin embargo, aun así creía firmemente que yo era la que tenía razón y que ellos me debían la vida acomodada a la que me tenían acostumbrada, corrí a esconderme y pedir asilo en casa de Natalia. Estuve horas y horas, pensando que en algún momento mis padres tocarían a su puerta y me regañarían por haber actuado de manera egoísta.

Pero nunca llegaron.

Pasé una larga noche en la cama de mi amiga pensando que tal vez, solo tal vez había sido un poco intolerante y que debía disculparme por ello o por lo menos regresar a la mañana siguiente. No obstante, no hubo otro día. No para ellos.

Recibí una llamada de la policía, mis padres habían muerto en un tiroteo horas antes en aquel motel. Todo pareció indicar que salieron con prisa de ahí en busca de alguien, justo en ese momento llegaron aquellos automóviles y arrasaron con el lugar. Y si entonces pensé que estaba viviendo la más horrible etapa de mi vida, era simplemente el comienzo.

Enamorada del líder de la mafia [PARTE I & PARTE II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora