Parte 2. Capítulo 21

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—¿Te has vuelto loca? —exclamó Alexander cuando volvió de la junta.

Al final logré escapar de la oficina de Abigail casi un poco antes de que terminara la reunión, así que cuando revisé la hora entendí que no tenía caso que me digiera a la sala de conferencias, por lo que simplemente volví a mi escritorio a calmar un poco la adrenalina que todavía me recorría. Le enseñé una vez más el pendrive que colgaba de una pequeña correa de plata y sonreí a medias, como si eso justificara mis acciones.

—Pero al final todo ha terminado bien, Marie ni siquiera se percató de nada.

Alexander me miró dudoso, y luego se echó las manos a la cabeza, todavía debatiendo si debía celebrar conmigo o regañarme.

—Eso es lo que tú piensas, ¿Pero no se te ocurrió que podrían mandar a pedir la cinta de la cámara de vigilancia? —Percatándose de que estaba alzando de más la voz, moduló un poco más su tono y observó en todas direcciones—. Por el momento ya no te preocupes, yo me encargaré de eliminar toda evidencia.

La alegría que momentos antes me había invadido, se esfumó casi tan pronto como llegó. Quise decirle que lamentaba ser tan impulsiva, pero en realidad no lo hacía. Estaba bastante claro para mí que tomé la decisión correcta así que mantuve la cabeza en vez de disculparme. Alexander suspiró y me palmeó la cabeza.

—Tienes razón, lo hiciste muy bien. Con esta información ahora podré dar un paso más allá y probablemente los atrapemos muy pronto.

Seguimos discutiendo algunos asuntos importantes, que ya nada tenían que ver con mis tíos pero que si eran referentes a la empresa y había necesidad de arreglarlos cuanto antes.

—Te juro que aparte de ser bastante lentos en sus trabajos, ni siquiera por eso los hacen bien—sacó su frustración, al quejarse del pobre desempeño de Abigail y Brandon.

Después de ganarme la confianza de mi jefe, pude entender que lo que antes captaba como respeto hacia ellos, era simplemente una actuación para ganarse su favor y así poder tenerlos vigilados y ser capaz de moverse más libremente por la empresa. Trabajaba más duro que la mayoría y pasaba demasiadas horas arreglando problema tras problema que ocasionaban mis primos. Supuse que habría muchas otras personas como él, que no eran tan amistosas hacia ellos pero que simplemente no expresaban su descontento y me pregunté si sería capaz de volverlos mis aliados si les demostraba de lo que podía ser capaz.

—Es una lástima que no pueda demostrarles más mi potencial—me eché para atrás.

Había pasado cinco años estudiando una carrera universitaria para prepararme y el saber que el abuelo me convirtió en una simple secretaria aún me jodía. Pude haber llegado abriéndoles los ojos a los demás sobre lo ridículos e incompetentes que eran mis familiares, sin embargo, la poca autoridad que poseía no me dejaba ni siquiera intentarlo.

—Yo creo que el señor Black fue muy sabio con la decisión que tomó.

Lo vislumbré con molestia.

—¿Insinúas que no merezco una posición mejor?

Alexander negó con la cabeza.

—Simplemente digo que si ellos estuvieran conscientes de tus capacidades, habrían intentado deshacerse de ti lo más rápido posible.

Lo medité un momento y llegué a la conclusión de que estaba en lo cierto. La realidad era que mi paciencia y mi gran habilidad para suprimir mis emociones eran lo que me habían permitido llegar tan lejos y sobre todo, de forma desapercibida. Mis tíos no se esperaban nada de lo que planeaba y eso me daba un poco de tranquilidad, pues me desharía de ellos mucho antes de que pudieran hacer algo en mi contra. Al parecer la gente que contrataron para lidiar conmigo, se enteraron de que tenía gente protegiéndome, cuando un día de repente un auto se detuvo frente a mí y uno de los guardaespaldas de Elliot corrió rápidamente hacia mí y detuvo la posible tragedia. Rememoré el día en que Max me llevó para verme con Jayden y como este destruyó toda mi confianza y el futuro de Elliot con aquel acto.

Enamorada del líder de la mafia [PARTE I & PARTE II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora