Al bajar de vuelta al primer piso parecía un sitio completamente diferente. Habían mínimo veinte personas en la gran sala, algunos bebiendo, otros con varias chicas a su costado mientras estaban echados en el área de los sofás, unos jugando billar y también, como no podía faltar en típica escena de fiesta alocada, el resto de presentes encima de la mesa, bailando provocativamente.
Todo parecía bastante inmoral, aunque tenía que reconocer que tal vez eran solo mis prejuicios los que hablaban por mí; probablemente esto fuese algo de lo más común y que en realidad a nadie le importaba del todo, pero para mí si resultaba algo inaudito, ya que ya no estaba acostumbrada a eso. Recordé como en mi etapa de adolescente también tuve unos momentos de desenfreno y sentí mis orejas arder. Creo que una parte de mí extrañaba un poco a esa Clare sin tanta vergüenza, aquella que estaba deseosa de experiencias. Buenas o malas.
—Creo que llegamos justo a tiempo. —le dije a Elliot en broma mientras avanzábamos por la sala.
Pensé que me seguiría la corriente y haría un comentario perspicaz sobre la situación, pero solo me percaté de su incomodidad y como de repente soltaba mi mano.
—Espérame aquí, un momento. —fue lo único que respondió justo antes de avanzar con paso decidido hacia Cristóbal, que se regocijaba con un par de chicas en una esquina.
Después de que se fuera, me quedé completamente sola en aquella habitación repleta de extraños. Y lo peor era que seguía sin sentirme en sintonía con el ambiente. Me froté las manos mientras me encaminaba a uno de los pilares para poder recargar mi espalda en este y aguardar a que Elliot regresara, cuando entonces sentí que alguien tocaba ligeramente mi hombro.
—Tú cara no me luce familiar, nunca te había visto por aquí.
Era la morena del otro día. Sentí unas nauseas invadirme al recordar cómo luego de que nuestras miradas se encontraran, hizo como si nada y siguió embarrándose a Elliot creyéndose su dueña. Además, era bastante obvio que se acordaba de mi cara. Si no ni siquiera estaría acá buscando que me presentara. Conocía muy bien el tipo de persona que era y no iba a caer en su juego.
—Es porque nunca antes había venido. —decidí seguirle la corriente y pretender que tampoco sabía quién era.
Sonrió.
—Supongo que de vez en cuando Elliot necesita expandir las opciones, ¿no es así?
Miré como movía su trago mientras me miraba. Seguramente esperando afectarme con sus palabras, claramente diciendo: "No creas que eres especial aquí. Solo eres otra del montón. Vete ubicando."
—Por supuesto que sí. Debe ser muy aburrido tener siempre la misma vista y más si no es una demasiado excepcional.
Me encogí de hombros fingiendo no estar en sintonía con nuestros juegos de palabras. Pero esa mujer claramente había entendido mi indirecta. Noté como su ira comenzaba a salir a la superficie. Supuse que para ella Elliot significaba más de lo que estaba dispuesta a admitir. Genial. Ahora tenía que lidiar con una loca enamorada que claramente se creía que tenía un derecho de antigüedad sobre él. De pronto, miré como movía su trago en mi dirección y supe en ese instante que me lo iba a echar encima. Alcancé a meter las manos y cerré los ojos para esperarlo. Sin embargo nunca llegó. Me atreví a mirar y ahí estaba Caleb interponiéndose entre ella y yo. Noté la mirada glacial que le dedicaba a la chica y como esta se encogía de miedo. La entendía al cien por ciento. Era aterradora.
—Es mejor que se retire de una vez antes de que mande a llamar al jefe.
Pude ver como su cara terminó de descomponerse al escuchar de Elliot. Su labio tembló y podría jurar que hasta se puso pálida. Corrió a tomar sus cosas sin decir nada y salió disparada de ahí. Miré con el ceño fruncido su huida. Me parecía que estaba sobreactuando, no es como que Elliot fuera a hacerle algo horrible o a vengarse por esa tonta pelea, no me parecía el tipo de persona cruel que castigaría a una mujer de una manera horrible por una escena de celos.
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Enamorada del líder de la mafia [PARTE I & PARTE II]
RomanceTodo comenzó aquel día en el que el gran juicio y moral de Clare, no le permitieron abandonar a un chico de su inminente muerte. Esta es la historia de cómo una chica le salva la vida al heredero del clan Eloy, el más famoso clan de mafia de Estado...