Me encontraba de pie frente a la empresa familiar maldiciendo mi vida.
Cuando me mentalicé diciendo que haría hasta lo imposible por cumplir los requisitos de mi abuelo, nunca pensé que tendría que adentrarme por voluntad propia a la boca del lobo. Todo pasó tanto rápido que no tuve tiempo suficiente de pensar en un plan de sobrevivencia. Y es que tan solo un día atrás me enteré de que sería dueña del treinta por ciento de las acciones y unas horas más tarde también me informaron de las condiciones que necesitaba cumplir para obtenerlo.
Debía trabajar en la empresa por medio año como secretaria del actual jefe: Alexander Wilson. El hijo del antiguo asistente de mi padre. Estaba nerviosa y no sabía qué tipo de recibimiento le darían los empleados a la hija del señor que casi los llevó a la ruina. Esperaba que todos me trataran de la manera más cordial posible y que si tenían algo en contra de mí, se dedicaran simplemente a hablar a mis espaldas sin acosarme directamente. Me sudaban las manos cuando me preparaba para ingresar y aunque comprendía que yo había estudiado muchísimo más que para ser simplemente una secretaria, no tenía forma de cambiar las condiciones que el abuelo me impuso. Supuse que debió tener un excelente motivo para hacerme eso y también agradecía que por lo menos no me puso bajo la dirección de Brandon o Bruce, quienes de igual forma trabajaban en la empresa.
La actitud de los Black cuando se enteraron de mi herencia cambió drásticamente. Si bien ni la rama de Patrick o la de Eloísa intentaron acercarse a mí—debido a que entendían que no serviría de nada porque yo ya conocía su naturaleza—los demás si llegaron a la conclusión de que todavía no era demasiado tarde para reparar nuestra relación y que podrían ganarse mi favor si continuaban tratándome bien. Las ganas de insultarlos y decirles que nunca en la vida los apoyaría eran demasiado grandes, pero entendía que era más beneficioso para mí el tenerlos de mi lado. Que me respaldaran en el futuro significaría poseer más oportunidades de sacar a Patrick, Celia y sus hijos de la jugada.
Me metí en el ascensor determinada a salir adelante pasara lo que pasara y cuando las puertas se abrieron me impresioné al observar la cantidad de gente que me miraba. Al parecer ya estaban enterados de que venía y aguardaban mi llegada con muchas expectativas. Pero por su incómoda reacción y todos los murmullos que llenaron la sala, supe que no intentaban darme una cálida bienvenida. Más bien era como un espécimen al que exhibían por primera vez y su curiosidad los llevaba a analizarme. Tragué saliva y erguí la espalda. Caminé con seguridad hasta la oficina del jefe y justo como la recepcionista me indicó, toqué a la última puerta del piso.
—Pase.
Tú puedes hacerlo. Estás cada vez más cerca de tu objetivo. Me animé a mí misma mientras giraba el picaporte.
Pero la mirada glacial que el sorpresivamente joven y agraciado jefe me daba arrojó cada una de mis esperanzas a la basura.
Podía confirmarlo. Alexander Wilson me odiaba.
Había pasado una semana bajo sus órdenes y cada día era más difícil que el otro. Parecía empeñado en hacer que cumpliera con horas extras todas las tardes y casi terminaba cerrando yo misma las puertas de la empresa. Lo peor del caso es que los demás empleados en la oficina se percataban de la explotación que me proporcionaban, pero nadie se atrevía a decir o hacer algo al respecto. Y si tuviera que decir que era lo que más me molestaba de toda esa injusta situación, era el placer que llenaba los ojos de Abigail cada vez que me veía ser regañada por mi jefe. La miraba pasar más de la cuenta cerca de mi escritorio y coquetearle un poco a Alexander, como si haciéndome ver la manera amable y educada con la que la trataba a ella me haría entender mi lugar. Bufé increíblemente disgustada. Si la gente la soportaba era nada más ni nada menos que por poseer el apellido Black y que su padre fuese una persona muy importante en la empresa. Por lo que había notado en ese breve lapso, su familia no se encargaba de los asuntos más importantes. Se notaba la poca experiencia que poseían como para quedarse con el manejo del control total de la situación, así que siempre tenían a otras personas realizando su trabajo por ellos. Me resultaba bastante difícil de creer que los demás trabajadores no se dieran cuenta de esto, pero supuse que para ellos Patrick Black era como un tipo de salvador que llegó a sacar a flote a la empresa cuando casi cae en la ruina por culpa de Felipe Black.
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Enamorada del líder de la mafia [PARTE I & PARTE II]
Roman d'amourTodo comenzó aquel día en el que el gran juicio y moral de Clare, no le permitieron abandonar a un chico de su inminente muerte. Esta es la historia de cómo una chica le salva la vida al heredero del clan Eloy, el más famoso clan de mafia de Estado...