Capítulo 23

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Las cosas con Elliot no podían ir mejor. Oficialmente habíamos comenzado a salir. Todo se dio después de pasar nuestra primera noche juntos. Dormimos toda la tarde y cuando despertamos volvimos a disfrutar el uno del otro. Elliot acarició mi cabello cuando recosté mi cabeza en su brazo y depositó tiernos besos en ella. A pesar del dolor que me produjo hacerlo con él, la segunda vez no fue tan dolorosa como la primera. Podía decir que no me sentía tan rígida, pero aun así no fue una sensación placentera. Lo que más disfruté sin duda fue de la sesión que tuvimos en el automóvil. Me sonrojé al pensar en eso y al parecer Elliot se dio cuenta que estaba pensando en aquello por lo que puso una de sus manos en mis ojos, molestándome.

—Podemos ir por una tercera vez, ya sabes.

—Eso sí terminaría matándome.

Y lo decía muy en serio. Quise acomodarme un poco en la cama, pero era muy difícil. Él se dio cuenta de mi situación y me ayudó. Miré mi ropa tirada en su piso y suspiré. No tenía ni la menor idea de cómo haría para ponerme eso de nuevo y regresar a mi departamento, mis piernas ya me estaban enviando una notificación en donde decían que ellas no estaban dispuestas a cooperar.

—¿Qué sucede? ¿Por qué ese suspiro tan largo?

Lo miré de soslayo.

—No sé de qué manera haré para ponerme ese pantalón.

Elliot me observó muy seriamente, e intercaló la vista entre mi cara y mis pantalones.

—Pues para serte sincero te ves mejor sin ellos, no sé porque te los pondrías de regreso.

Le golpeé el pecho. Y esbocé un mohín.

—Tranquila, Clare. Puedes descansar conmigo en mi cama hoy y mañana te llevo temprano a tu casa. ¿No creías en verdad que te enviaría así de regreso? No después de lo que acaba de pasar.

Desvié la mirada sin ganas de contestarle.

—Clare...

—Vamos, Elliot. Obvio que pensaría que volvería a mi departamento, siempre lo hago. Es lo normal. —me crucé de brazos intentando ser más dramática. No dejaría que el fuera el molesto ahí.

Así es. Siempre busca ganar. Así sea tan sólo en quién es más enojón.

—Ahora eres mi novia. Así que esas reglas tuyas de antes ya no aplican. Claro que me gustaría recibir a mi novia en mi casa. En mi cama.

Sin saber de dónde me vino la fuerza, me incorporé de golpe y di un grito.

—¡No te muevas tan repentinamente! ¡Te lastimarás más!

Negué con la cabeza rechazando su brazo y lo obligué a encararme.

—¿Disculpa? ¿Tu novia? ¿Cuándo he accedido yo a eso?

Elliot estaba atónito.

—¿Entonces dices que querías hacerlo conmigo sin ser nada?

—No me refiero a eso. —Aunque tampoco es que estuviera en contra de eso. —Simplemente no recuerdo que me hayas pedido tener una relación contigo.

—Pensé que cuando aceptaste el riesgo que representa estar conmigo, formalizamos.

Elliot a veces era muy cabeza dura. Quise decirle que así no era la manera convencional en que una pareja empezaría, pero luego recordé que yo tampoco poseía mucha experiencia. ¿Qué más daba si empezábamos así? En realidad que me lo propusiera de "mejor manera" no haría una diferencia. Lo importante era que ambos estábamos conscientes de que sentíamos lo mismo el uno por el otro.

Enamorada del líder de la mafia [PARTE I & PARTE II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora