Capítulo 11

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Me desperté al día siguiente pensando en mi noche con Elliot. Sería muy tonto negar que no me había sentido deslumbrada por su buena actitud y la manera tan especial que tenía para tratarme. Agarré con fuerza una de mis almohadas y la puse en mi rostro, para así poder chillar de euforia recordando todo. Aun no estaba segura de donde saqué el coraje necesario para entregarle la nota con mi celular, yo la llevaba por el simple hecho de que me parecía gracioso pensar que tal vez en algún momento se la daría si las cosas terminaban bien, aunque muy dentro de mí estaba convencida que no lo haría. Pero al final acabé contradiciéndome, lo cual en sí no me molestaba.

Volteé a ver el buró donde se encontraban los papeles que trajo mi abuelo. Suspiré y sentí como todo mi buen humor se esfumaba. ¿Qué era lo que quería de mí ahora? No había absolutamente ninguna razón coherente para tenerlo cerca de mí, intentando fingir que en verdad era parte de mi familia. Pensé en los Brown y en cómo me ofrecieron aquella beca por la que tanto rogaron a sus conocidos, para así brindarme otra oportunidad de estudiar y me invadieron las ganas de llorar. Tomar la decisión de volver a la escuela era demasiado duro y por eso mismo seguía aplazándola. Contarle a Elliot algo tan personal no fue tan difícil, era más sencillo hablarlo con una persona que no entendía demasiado bien mi pasado y que no le había tocado vivirlo en carne propia conmigo, sabría que me daría algunas opiniones un poco más imparciales por lo mismo. Por otro lado, Elliot resultaba cada vez más interesante. Era como un estuche de monerías andante. Temí en un principio que fuera pedante o demasiado esnob, sin embargo no era nada de eso.

Revisé la convocatoria una vez más y sabía que necesitaba a ir a entregar la documentación correspondiente en una semana, así que me preparé para salir a conseguir lo que me hacía falta. Mientras buscaba las llaves, sonó mi celular.

Lo tomé y miré la pantalla. Era de Elliot.

"Este es mi número, siéntete libre de hablarme."

No pude evitar ruborizarme un poco pensando en la idea de mensajear con él y sonreí. Pensé en diferentes respuestas, pero no pude pensar nada demasiado ingenioso, así que opté por la practicidad.

"De acuerdo."

Después de responderle, no pude evitar leer los mensajes de Natalia y sentí regresar el dolor de cabeza. Tarde o temprano tendría que darle una explicación. La mayor parte del tiempo optaría por hacerlo hasta el final, pero decidí que era un poco injusto mantener a mi mejor amiga tan desinformada y le llamé.

—Hasta que te reportas.

Rodé los ojos.

—Continúa y no te contaré nada.

Se quedó en silencio y prosiguió con un tono de voz completamente diferente.

—¿Qué pasó entonces mi querida Clare?

Reí.

—Veamos, no sé exactamente qué es lo que deseas que te cuente.

—Obviamente que todo. —suspiró. —No puedes decirme que solo apareció de la nada y ya está, y eso de que es un amigo de tu primo no termina de cuadrarme, sé que tú y tus familiares se desprecian.

Recordé la escena en donde estaba tirado en un charco de sangre en plena calle y bufé.

—Tengo poco de conocerlo y fue bastante extraño cómo se dieron las cosas. Digamos que fue por pura casualidad.

Y vaya casualidad.

Caminé hacia el refrigerador en busca de una botella de agua y la abrí, de repente sentía muchísima sed.

—No seas tan modesta. —aunque no estuviera viendo su cara, podía imaginarme fácilmente qué expresiones estaba haciendo. —¿Cómo se llama? ¿Cuántos años tiene? ¿Cómo hiciste para tener tan interesado en ti a semejante bombón? Y sobre todo...—hizo una pausa. —¿En qué base están?

Enamorada del líder de la mafia [PARTE I & PARTE II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora