Capítulo 24

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Me volví un manojo de nervios. Las lágrimas comenzaron a correr una detrás de otra, estaba inconsolable.

—¿Qué es lo que sucede?

Elliot apagó el televisor y se incorporó lo suficiente como para obligarme a verle a los ojos. Sabía que esperaba una respuesta, pero los sentimientos que me invadían en ese momento eran demasiado abrumadores como para dejarme responder. Seguí llorando a su lado mientras él me sostenía entre sus brazos.

—Vamos Clare, habla conmigo.

Escondí el rostro en su pecho sin parar de sollozar. El miedo que sentía me producía un terrible malestar en la boca del estómago y por primera vez me invadió el pánico. Estaba pagando el peso de mis mentiras. Todo llegó hasta ese punto por mi necedad y mi poca confianza hacia Elliot. Si le hubiese contado con anterioridad sobre lo que sucedía todo sería diferente y aquel loco no tendría a mi amiga en sus manos.

—Han secuestrado a Natalia. Y todo es por mi culpa.

El nudo en la garganta no me permitió decir más. Noté como se tensaba y me obligaba a mirarlo.

—¿Cómo sabes eso? ¿Por qué piensas esas cosas? ¿Quién te mandó ese mensaje?

Es hora de que saldes tus cuentas. Obtienes lo que siembras. Y lo solté.

Le conté hasta el más mínimo detalle sobre esa persona que desde hacía algún tiempo estaba mandándome mensajes. Le dije acerca de que había sido él quien me llevó al sitio nocturno a buscarle y que fue él quien me implantó más dudas acerca de su persona. Estaba demasiado nerviosa. No sabía de qué forma reaccionaría a todo ello y en parte esa fue una de los motivos por los cuales no deseaba decirle nada del tipo acosador. Entendía que ya era demasiado tarde para contarlo, porque me vería exactamente como la clase de persona que más odiaba. Pero para mi sorpresa Elliot no se enojó. No me reprochó ni tampoco me apartó de sus brazos. Más bien fue todo lo contrario. Me colocó aún más cerca de él y me consoló.

—No te preocupes por nada. Yo me encargaré de todo—se incorporó después de que me tranquilicé y buscó su celular—. Traeré a Natalia sana y salva. Te lo prometo.

Minutos después Noah vino a buscarlo y salieron de mi departamento. Probablemente deseando que yo no escuchara su conversación. Me quedé sentada a la orilla de la cama esperando que Elliot me regresara mi celular, en dado caso de que la persona siniestra detrás de todo eso me mandara otro mensaje con alguna pista del paradero de mi amiga. Era seguro que ese tipo quería algo y sospechaba que eso no tenía nada que ver conmigo si no con ojos verdes. Escondí mi cara entre mis manos y volví a llorar. Ahora todos estaban en peligro por mi culpa. No podía dejar de imaginar a Natalia atada a una silla y con los ojos vendados, no sacaría nunca de mis pensamientos la foto que me envió para probar que no mentía. Debía de sentirse sola y aterrorizada. Demasiado confundida sobre por qué alguien tendría alguna razón de hacerle algo tan vil. Escuché la puerta abrirse y no pude evitar ver si era Elliot y tenía alguna noticia. Pero el que cruzó el umbral fue Caleb, quien traía consigo un vaso de té.

—Creo que te servirá un poco—dijo mientras me extendía la bebida.

Dudé en tomar porque no tenía nada de ganas de hacerlo, pero sabía que me ayudaría, así que terminé aceptándolo.

—Gracias—murmuré.

—Todo estará bien, ya lo verás. No hay nada que él no pueda conseguir ni resolver—con aquel énfasis sabía que se refería a Elliot.

Por primera vez quise aferrarme a esa imagen de mi novio. A esa donde era un jefe duro y respetado que lograba obtener lo que deseaba. Ya que eso me daba más posibilidades de salvar a Natalia. Intenté ofrecerle una sonrisa pero fue inútil, solo fui capaz de esbozar una inestable mueca.

Enamorada del líder de la mafia [PARTE I & PARTE II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora