Elliot y yo nos separamos rápidamente, ambos alertas y confundidos. Aquella voz sin duda alguna pertenecía a Anastasia y yo no tenía la menor idea de cómo actuar.
—¿Y ahora qué hago? —susurré para no ser escuchada y Elliot me tomó del brazo para escondernos detrás de unos frondosos arbustos.
Quise rechistar por su manera tan abrupta de llevarme, pero acto seguido noté que Anastasia pasaba por el lugar abrazada de un hombre mayor. Todos los vellos de mi cuerpo se encresparon y pensé que me escucharían hiperventilar. Elliot colocó un dedo en su boca, dándome la señal de que guardara silencio y acaté su orden, verdaderamente preocupada de lo que podría pasar si ella nos descubría juntos.
—¡Elliot! ¡¿Dónde diablos te metiste?! —chilló.
No era porque estuviera involucrada con Elliot pero en verdad pensaba que era una persona muy desagradable. Desde el primer encuentro que tuve con Anastasia supe que era alguien con el que nunca podría llevarme bien y cinco años después seguía pensando de la misma manera. Caminaron por todo el contorno de la piscina y agradecí que pocos minutos antes recogí todas mis pertenencias para marcharme, o ella habría descubierto esos objetos femeninos en cuestión de segundos. Nos quedamos ahí durante un rato, hasta que fuimos capaces de comprobar que se habían movido a otra área de la casa y nos permitimos soltar el aire que estábamos conteniendo.
Ambos nos miramos, ahora incómodos de siquiera agregar algún otro comentario. Sin embargo, Elliot tenía que lograr sacarme de ahí cuanto antes.
—Iré con ellos para frenarlos por un rato, mientras, corre a tu habitación y enciérrate. Usualmente sus guardaespaldas se quedan fuera, merodeando los alrededores, así que no hay ningún peligro de que te vean. Quédate ahí y no salgas por nada del mundo hasta que mande a alguien para que te avisen que se marcharon.
Asentí sin atreverme a decir nada, y miré como se levantaba de una, dejándome sola y con una extraña opresión en el pecho.
Seguí sus instrucciones al pie de la letra y coloqué el seguro a la puerta tan pronto como pude. Me recosté contra esta y me quedé visualizando como aparecía el atardecer en el cielo. Aquella casa poseía unos pocos ventanales, que en otra área de la ciudad, jamás podrían haberse permitido instalar dado el oficio de Elliot. Pero como el bosque del lugar donde se encontraba su mansión era tan frondoso, podían darse el lujo de tener ventanas como esa. Cerré los ojos para dejar al sol bañarme con sus rayos, hasta que reparé en lo peligroso que era quedarme así. Podría pasar cualquiera por ahí y descubrirme, así que con sumo cuidado, avancé a rastras y empecé a jalar las persianas, para poder esconderme. Después de ser consumida por las sombras, me dejé caer en la cama y me hice un ovillo. Quería simplemente dormir y dejar de pensar en qué demonios estaría haciendo Elliot con Anastasia.
Unas horas después llamaron a la puerta y me confirmaron que ya podía bajar a cenar, pero la realidad era que había perdido todo el apetito y no contesté. Prefería que creyeran que estaba durmiendo y así no tendría que encontrarme con el rostro de Elliot nuevamente. Nos quedamos justo en el punto crítico de nuestra inexistente relación y ahora que ella había aparecido, tenía miedo de escuchar la respuesta que él me daría. ¿Y si al final no me elegía a mí? ¿Entonces qué haría? ¿Simplemente me rendiría y lo dejaría arruinar su existencia al lado de una mujer que no amaba? Recordé las palabras de Cristóbal acerca de qué planeaba quitarse la vida una vez que Meredith muriera y de repente quise gritar con todas mis fuerzas. Escondí mi cara en la almohada y lo hice. Esperé haber ahogado de manera eficiente el sonido, o decenas de personas entrarían a mi habitación para corroborar que estaba bien. Luego de unos minutos, ninguna persona forzó la entrada y supe que en efecto nadie escuchó mis lamentos, así que solo suspiré y maldije en voz baja. Sería una noche demasiado larga.
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Enamorada del líder de la mafia [PARTE I & PARTE II]
RomanceTodo comenzó aquel día en el que el gran juicio y moral de Clare, no le permitieron abandonar a un chico de su inminente muerte. Esta es la historia de cómo una chica le salva la vida al heredero del clan Eloy, el más famoso clan de mafia de Estado...