—¿En verdad te sientes bien? Parece como si hubieras visto un fantasma.
—Algo así. —dije entre dientes.
Jayden se veía bastante confundido. Pero estaba demasiado preocupada como para aclararle lo que estaba sucediendo. Nunca pensé que las cosas se desarrollarían de esa manera. Menos que Elliot me mandaría un mensaje diciendo que ya sabía dónde estaba y que no me moviera de ahí. Claro que podía irme y hacerle saber que no tenía ningún derecho en darme órdenes como suponía hacía con los demás, sin embargo no le encontraba el punto de hacer eso solo para llevarle la contraria. Si fue capaz de averiguar mi ubicación una vez, seguramente también sabría la siguiente y tarde o temprano tendría que afrontarlo. No me escondería para siempre.
Seguí picoteando mi plato sin nada de apetito. Y pensar que hacía tan solo unos minutos me moría de hambre. Miré de nuevo a mi acompañante y no supe qué debería decirle para excusarme y que no se topara con Elliot. No porque me sintiera culpable y pensara que estoy haciendo algo malo, pero no quería darle a ninguno alguna respuesta innecesaria. Además de que el terreno con ojos verdes aún era muy inestable y no entendía con qué propósito me buscaba tan fervientemente.
—Pronto tendré que irme.
—¿Tan rápido? —Jayden esbozó una mueca.
—Sí, surgieron unos percances. —Por no decir un gran problema. —Necesito hacerme cargo, así que nos veremos en otra ocasión.
—¿En serio? —dijo con ojos ilusionados.
A veces sentía que yo era demasiado mayor y solo podía ver a chicos dulces como ese igual que un pequeño hermano. Creí que era bastante agradable y de alguna forma me hacía sentir muy bien saber que otro chico aparte de Elliot que era bastante más normal y común quisiera seguir conversando conmigo.
—Claro. Tienes mi palabra.
—Entonces también quiero tener tu número. —Me tendió una servilleta y sacó un rotulador de su bolsillo. —Te daría el mío primero por cortersía, pero tengo la ligera sospecha de que si eso pasa nunca me mandarás un mensaje.
Me reí por lo atinado que fue. Obviamente después recordaría este día y sentiría una inmensa pena de hablarle. Así que no agregué nada más y escribí mi teléfono. Continuamos comiendo en un ambiente cordial y me sentía como adolescente otra vez. Me duro muy poco el gusto.
"Llego en tres minutos."
Me volví a recargar en la ventana esperando que lo helada de esta ayudara a refrescarme. Intenté llamar al mesero para pedir la cuenta pero Jayden me detuvo.
—Recuerda que yo invito.
—Eso no será así. —descarté la idea de inmediato. Sin embargo, luego de pensar las cosas, tardaría un poco más en pagar y para ese entonces Elliot ya estaría acá. Así que a regañadientes terminé haciendo lo que el chiquillo quería. —Luego te lo compenso.
—Que sea una promesa entonces. —Jayden me guiñó el ojo.
Me despedí y salí del restaurante para esperarlo en la banca de fuera. Y como siempre, Elliot llegó justo en el momento que dijo. Se bajó del automóvil y fue hasta mi sitio. Me tendió la mano pero la rechacé, cuando estuvimos de pie a tan solo unos centímetros de distancia, se inclinó para besar mi mejilla. Me aparté después de un segundo y proseguí a abrir la puerta trasera. Miré que el vidrio que nos separaba del chófer no estaba abierta como supuse y me puso aún más nerviosa no tener la compañía de Noah para enfrentarme a Elliot.
—Así que no me harás las cosas fáciles, ¿no?
—Que no te quede la menor duda de eso.
Me subí y cerré la puerta por mí misma. No estaba de humor para su juego de caballero ya que algo que siempre me pareció muy romántico, se convirtió en un objeto de molestia ahora que estaba resentida con él. Cuando pensé que daría la orden de irnos, se acercó más a mí y me miró. La intensidad con la que lo hacía me hizo cohibirme un poco, pero no bajé la mirada.
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Enamorada del líder de la mafia [PARTE I & PARTE II]
RomanceTodo comenzó aquel día en el que el gran juicio y moral de Clare, no le permitieron abandonar a un chico de su inminente muerte. Esta es la historia de cómo una chica le salva la vida al heredero del clan Eloy, el más famoso clan de mafia de Estado...