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AMELIA HABÍA PASADO una tarde agradable con Catharina y Máxima, habían cabalgado un buen rato, hicieron un picnic y después de dedicaron a platicar acerca de los tipos de flores que les gustaban. Amelia amaba las margaritas, Catharina los girasoles y Máxima las gardenias... habían hablado por horas.
—Fue una tarde muy amena, gracias por invitarme, su majestad —Amelia acarició el caballo blanco como la nieve con una sonrisa.
—Oh vamos, dime Máxima, estamos en confianza —quito la montura dejándola en su lugar asignado.
Máxima le dedico una mirada a Catharina que entendió de inmediato—. Bueno, me voy —la rubia princesa se despidió—. Nos vemos en la cena.
—Adiós, Cath.
—Adiós, Amy.
Catharina beso la mejilla de su madre alejándose hasta el palacio.
—Amelia, querida, ¿podemos hablar?
La castaña dejo al caballo con el encargado de cuidarlos—. Por supuesto.
Ambas salieron del establo caminando hasta un lugar alejado del palacio.
—Siéntate conmigo —ambas se recargaron en el gran árbol que había ahí y se dedicaron a ver el lugar.
Amelia suspiró.
—Amelia... sé que no te quieres casar con Andrew.
—Lo lamento tanto, no es que Andrew sea mala persona es solo que no lo amo y le juro que no quiero faltarles el respeto a ninguno de ustedes yo...
—Te entiendo, estás enamorada de ese artista americano... ¿Christopher, se llama?
La sonrisa de Amelia creció—. Si, se llama Chris.
— ¿Cómo es el? —la princesa la miro indecisa—. Oh vamos, no contare nada, lo prometo.
Alzó su meñique, Amelia rio juntando alzando el suyo así sellando la promesa.
—Es la persona más hermosa que jamás haya conocido, es amable, ama a los niños y adora pasar tiempo con su familia... le gusta ayudar a los demás, se preocupa por la gente y tiene complejo de niño pequeño —rió recordando cuando veían alguna película de Disney y el cantaba o decía los diálogos—. Me ama, me cuida, me trata como una princesa... es perfecto y odio haberlo dejado así pero era lo mejor.
Máxima sonrió—. Es tu alma gemela.
—Sin dudarlo —abrazo sus rodillas—. Lo amo más de lo que he amado a alguien, es la persona con la que quiero casarme, formar una familia y hacernos viejos juntos... no me importa si tengo un título o si tengo todo el dinero del mundo porque eso no se compara con el amor que le tengo... es el único hombre con el quiero compartir mi vida.
Máxima quedo en silencio mirando al frente.
—Y no es justo para Andrew... porque yo amo a otro hombre y el merece una mujer que lo ame de la misma forma que yo amo a Chris —explicó—. Merece una mujer que este dispuesta a ir hasta el fin del mundo por el y viceversa.
—Amelia —tomo su mano—. ¿Sabes? Cuando conocí a Andrew solo era un niño de diez años, tímido y depresivo... con el paso del tiempo aprendí a amarlo y el empezo a verme como una figura materna, jamás quise ocupar el lugar de su madre pero logré encariñarme con el. Soy su madre por elección y siempre lo cuidaré.
—Usted es una gran persona —halago—. Y Andrew es un gran hombre.
—Amelia... ese compromiso se va a cancelar pronto —confesó—. Andrew no quiere hacerte eso y el está dispuesto a cargar con las consecuencias.
—Pero...
—El será quien cancele el compromiso a su debido tiempo —explicó—. También podrás quedarte aquí el tiempo que desees... ya eres parte de esta familia.
—Muchas gracias, Maxima —le abrazo con lágrimas en los ojos.
—Pero quiero que me prometas dos cosas —acarició su cabello.
—Lo que sea —limpio sus lágrimas.
—La primera será que cuando necesites hablar con alguien, cuando necesites escapar de todo y de todos vendrás aquí —le hizo el cabello hacía atrás—. No quiero que sufras en silencio, no quiero que pases males tu sola... tal vez no soy nadie importante en tu vida pero siempre podrás contar conmigo.
—Usted es importante para mi —tomo su mano—. Todo lo que está haciendo usted y su familia... muchas gracias, no sé como se los pagaré.
—Solo promete que jamás vas a desaparecerte de nuestra vida —pidió riendo.
—Lo prometo.
—Y la segunda cosa —suspiro—. Prometeme que vas a luchar por el amor de tu vida.
—Yo...
—Mereces ser feliz, Amelia —la interrumpió—. Mereces tener ese final de hadas de tanto deseas, tu y Chris se merecen.
Amelia asintió—. Lo prometo.
Máxima la jalo para abrazarla, ahora, Amelia tenía una familia que la amaba tal y como era, que apoyaba sus decisiones pero sobre todo tenía una madre que estaría en las buenas y las malas. Tenía mucho que agradecerle a Andrew.
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