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EL AVIÓN EN EL QUE Amelia, Andrew y Harry viajaban aterrizó en el Aeropuerto Nacional de Santorini justo a tiempo para el cena de ensayo de la boda de Tom y Johanna.
—No puedo creer lo rápido que pasaron los días —murmuró Amelia poniéndose sus lentes de sol—. ¡Johanna va a ser la señora Hiddleston!
Su cabello, ahora rubio, volaba con el aire golpeando la cara de Harry. El pelirrojo quito el cabello de su boca con asco.
—Si, si —rodó los ojos—. Ahora camina, de por si ya vamos tarde.
—Ya voy —los tres subieron al automóvil con rapidez evitando las preguntas de los paparazzis.
Amelia miraba todo desde la ventanilla, sin duda, Santorini era su isla favorita.
— ¿Por qué estas tan nervioso, Harry? —pregunto sin mirarlo—. La que va a reencontrarse con su ex soy yo, no tú.
—No estoy nervioso.
—Estás moviendo tu pierna mucho y en el avión jalabas tu cabello —mencionó—. Además de que haces esa cosa con el labio que indica que estás nervioso.
—Bien, si estoy nervioso —confesó—. Pero me pasa con todas las bodas, siento que en algún momento alguno de la parejita va a salir corriendo.
—Eso no pasará aquí, ambos están más que seguros de querer casarse —sonrió—. Debiste ver a Johanna... se ve muy hermosa, tiene un brillo que no tenía antes.
Andrew y Harry se miraron divertidos.
—Antoinette y Artemis están en el hotel —explicó Andrew—. Antoinette está más insoportable que nunca, debemos tenerle paciencia.
Finalmente el auto aparcó en un lujoso hotel que en esos momentos se encontraba con más seguridad que nunca pues la mayoría de las habitaciones estaban siendo ocupadas por famosos actores, cantantes o modelos.
—Debo ir a la habitación de Johanna —subió al elevador seguida de los hombres—. ¿Pueden dejar mis maletas en mi habitación, porfis?
—Está bien —ambos rodaron los ojos.
Amelia salió del elevador cuando este se detuvo en el piso cinco—. Nos vemos en un rato.
El elevador se volvió a cerrar para volver a abrirse un piso más arriba. A el entro una rubia con cara de pocos amigos.
—Esto no va a funcionar.
—Oh, querida —Andrew rio—. Esto va a ser brillante.
—APÚRATE, CHRIS —regañó Scott—. Vamos a llegar tarde.
—Ya voy —acomodó su corbata azul cielo y salió del baño—. No entiendo porque tanta insistencia si el ensayo empieza en dos horas.
—Por qué Robert quiere tener todo listo —explico nerviosamente.