CHAPTER EIGHTY-FOUR

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REINO UNIDO había recibido al reciente matrimonio con una llovizna y un frío

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REINO UNIDO había recibido al reciente matrimonio con una llovizna y un frío. Amelia hizo un puchero antes de volver a abrazar a su esposo.

—Volveré antes del nacimiento —le aseguró tomándola de las mejillas—. Lamento tener que irme tanto tiempo pero sabes que debo cumplir con mi deber.

— ¿Cuídate mucho, si? —pidió con voz quedita.

—Ustedes también —beso sus labios—. Los amo.

Dejo un último beso en sus labios, acarició su vientre y subió nuevamente al avión privado que lo llevaría devuelta a Estados Unidos para poder cumplir sus deberes.

Amelia por su parte, espero en el auto hasta que el avión despegó—. A casa, por favor —pidió.

—En seguida, su alteza —el automóvil salió del aeropuerto adentrándose a las calles de Londres.

La princesa se dedico a observar a las personas y locales que había hasta que un local en específico llamo su atención.

—Detenga el auto.

Amelia bajo apenas el chófer se estaciono.

—Su alteza —llamó el hombre bajando.

Dos autos se detuvieron y de el bajo la seguridad de Amelia siguiéndole de cercas.

—La princesa —mencionaron apenas entro al local de materniad.

Amelia se acercó a dos ositos de felpa color blanco con un liston amarillo, sus ojos se llenaron de lágrimas y los tomo sin pensarlo.

—Su alteza —saludó la cajera—. Felicidades por su embarazo.

—Muchas gracias —sonrío ampliamente.

Amelia estaba por sacar su tarjeta de crédito cuando la mujer la detuvo—. No, no —le entregó la bolsa—. Considerelo un regalo.

La rubia le miró sorprendida—. No creo que sea apropiado.

—Por favor, su alteza —sonrió.

—Muchas gracias, señorita Fuller —leyó en el gafete.

Amelia se despidió y volvió al automóvil.

— ¿Su alteza?

—Esta vez si vamos a casa —rió.

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14/02/2016.

LOS MESES PASARON más rápido de lo que a Amelia le hubiera gustado pues en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba en la recta final de su embarazo.

—Amy —llamó Charles al ver a su hija entrar al gran salón—. Deberías estar descansando.

—Faltan dos semanas, papá —le recordó—. Además, voy a tomarme el mes después de que nazcan.

𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄𝐒𝐒 | 𝐂𝐄𝐕𝐀𝐍𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora