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Amelia y Chris caminaban por Central Park.
— ¿Tienes frío? —Chris se quitó su saco dejándolo en los hombros de Amelia.
La joven le agradeció.
—Entonces Iron Man es tu súper héroe favorito —Amelia rió.
—Lo siento pero Tony Stark es mil veces mejor que Steve Rogers.
— ¿Por qué?—pregunto divertido.
—Porque Steve es aburrido —Chris soltó una risa—. Gracias a Dios tu no eres como Steve.
—Tienes razón, Steve es un poco aburrido.
—Aunque no te voy a negar que aveces logra sacarme suspiros —calló al darse cuenta de lo que había dicho—. N-no me malentiendas.
Llevó su mano al pecho de Chris pero el brazalete que llevaba en su muñeca cayó al suelo.
—Permíteme —Chris lo recogió—. Esta roto.
—Era de mamá —explicó tomándolo en sus manos—. El broche se rompió y aún no mando a arreglarlo.
Lo guardo en la bolsa del saco, siguieron caminando.
— ¿Qué le dirá tu dama a tu nana cuándo vea que no apareces? —pregunto.
Minutos antes de salir Amelia le había contado a Andrea que saldría con Chris y quería que la cubriera.
—Le dirá que me sentía mal y me fui al hotel con Esmeralda —explicó—. Andrea es la mejor mintiendo, siempre que necesito una excusa recurro a ella.
— ¿Debería preocuparme de que le rompa el corazón a mi amigo? —la miro con el ceño fruncido.
—No, cuando a Andrea le gusta alguien se vuelve una persona totalmente leal a ella —comentó—. Jamás le mentiría a Sebastian.
—Entonces sé que estará en buenas manos —asintió.
Ambos se miraron por unos segundos.
—Es agradable —murmuró Amelia sentándose junto a el—. Estar aquí... contigo.
—Lo mismo digo —sonrió.
Amelia miraba el cielo, era amante de admirar las estrellas y Chris se había vuelto amante de admirarla a ella.
—Que bonitos ojos tienes —confesó el ojiazul.
—Mis ojos son cafés como los de cualquier otra persona —contesto mirándolo.
—Me refiero a lo que transmiten —explicó aún mirándola—. Transmiten paz... tranquilidad, cualquiera podría perderse en tus ojos y encontraría paz.
—Basta —bajo la mirada sonrojada.
—Digo la verdad —la tomó del mentón—. Eres la mujer más preciosa que he visto.
—Y tu eres el hombre más encantador y misterioso que conozco —Chris la miro confundido—. Eres una persona increíble, caballero, respetuoso pero tienes esa pinta misteriosa, hay algo que no te dejan ser feliz.
Esta vez Chris bajo la mirada.
—Tengo miedo —confesó—. Miedo de estar sólo, cuando llega la noche y la oscuridad predomina... simplemente la ansiedad puede conmigo.
Lo tomo de las mejillas—. Te prometo que tu no estás solo —sonrió—. Eres una persona que jamás estará sola.
Chris sonrió antes de abrazarla.
—Eres la única persona que sabe esto... más que mi terapeuta, claro —ambos sonrieron.
—Entonces creo que yo debo contarte un secreto mío —se cruzo de piernas—. En mi cumpleaños número siete viaje a Disney París solo con mi mamá, ambas nos prometimos que al cumplir mis dieciocho años yo viviría con ella... eso nunca se paso y esa es la razon por la que me mudé a su antigua casa, por esa razón viajo tanto... no quiero pensar en la promesa que no pudimos cumplir.
Chris la miro por segundos antes de abrazarla, ambos tenían el alma rota.
—Creo que debes pasar la página —aconsejó—. No vas a vivir tu vida si sigues pensando en el pasado.
— ¿Cómo pasar la página si cada que lo intento tengo miedo de caer? —murmuró.
—Puedo ayudarte —lo miro—. Cuando tu estes por caerte yo puedo sostenerte.
—Y cuando tu estés por caer yo te sostendré a ti —sonrío ligeramente.
— ¿Promesa? —Chris alzó su meñique.
Amelia rió antes de juntar sus meñiques—. Promesa.
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