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Era viernes por la mañana cuando el jet privado donde viajaba Amelia aterrizo en el aeropuerto privado de Nueva York.
—Princesa Amelia —la chica camino hasta la camioneta que la transportaría a The Mark Hotel.
La entrada del hotel estaba lleno de paparazzis.
—Esta gente no se cansa —se colocó sus lentes de sol mirando a sus damas.
Las primeras en salir fueron Dorothy, Andrea y Esmeralda, después Amelia y finalmente Johanna y Nora.
—Princesa Amelia —la seguridad del hotel alejaba a los reporteros de la princesa—. ¿Tom Hiddleston y tu están juntos? ¿Por eso Lee termino contigo?
La chica soltó una risa apenas entro al lobby.
— ¿Tom y yo? —rió.
Dorothy se dirigió a recepción.
—Suite presidencial —le entregó la tarjeta a la princesa—. Yo debo retirarme, debo reunirme con Kevin Feige para arreglar unos detalles de la subasta.
—Perfecto —observo como la gente fuera del hotel gritaba emocionada.
—Los actores de Marvel deben de haber llegado —efectivamente, Jeremy Renner y Scarlett Johansson entraron al hotel seguidos de Sebastian Stan y Tom Hiddleston—. Tienes una cita en el Hospital Pediátrico de Oncología.
—Correcto —alzó los pulgares.
Dorothy salió junto a dos guardaespaldas.
Chris Evans salió de la furgoneta junto con Pratt y Hemsworth.
—Pensé que los reporteros no sabían donde estábamos —se quejó Evans cuando sintió a alguno que otro intentar jalarlo.
—No están aquí por nosotros —explicó Hemsworth.
— ¿Entonces? —preguntó esta vez Pratt.
—La princesa Amelia esta hospedada en este hotel —Pratt y Evans asintieron entrando al lujoso hotel.
Ahí dentro la seguridad era el tripe, había agentes vestidos de negro cuidando cada entrada al hotel.
—Señores, bienvenidos —una mujer se acerco a ellos—. Aquí tienen sus tarjetas.
La mujer les dio indicaciones a cada uno.
—Iré a darme una ducha —les dijo Evans a Hemsworth y Pratt, estos mantuvieron su plática con Hiddleston, quien acababa de bajar.
Chris espero paciente el elevador cuando sintió otra presencia a su lado.
—Hola —miró a la pequeña rubia junto a el.
—Hola —sonrió ligeramente.
Las puertas de metal se abrieron dejando a la vista el elevador completamente vacío.
—Después de usted —Amelia lo miro por microsegundos antes de subir.
Chris subió después.
— ¿A qué piso va? —la princesa le dijo el numero de piso.
Ambos quedaron en silencio dedicándose pequeñas miradas.
—Debo decirle —Amelia rompió el silencio—. Soy muy fanática de sus películas, es un gran actor.
—Y yo estoy emocionado por trabajar con usted y la fundación, princesa —sonrío.
—No, por favor, solo Amy —pidió.
Ambos volvieron a quedar en silencio, la campanilla sonó indicando que habían llegado al piso de Evans.
—Nos vemos en la gala, Amy —la rubia asintió.
—Hasta pronto.
Las puertas se cerraron permitiéndole a Amelia suspirar, conocía el trabajo de ese hombre y incluso podía decir que más de una vez había suspirado viendo sus películas pero verlo de frente era algo completamente distinto.
Siempre se pregunto si Chris Evans podía tener esa mirada hechizante que demostraba en las películas y la respuesta era un definitivo sí.
—Amy —Andrea la miro confundida.
Ahí cayó en cuenta que ya estaba en su piso—. Creo que esta en shock —murmuró Nora.
La rubia agito su cabeza bajando del elevador.
— ¿Qué tienes? —pregunto Johanna mirándola de los pies a la cabeza.
—Nada —ocultó su sonrisa sintiendo sus mejillas sonrojarse—. Debo alistarme.
Rápidamente se adentro al baño, lavo su cara y cepillo sus dientes.
—Escogimos algo más cómodo para tu recorrido por el hospital —Amelia agradeció a Dios de que las mujeres hayan escogido pantalón y no falda o vestido.
Un pantalón a cuadros gris, camisa blanca y unas flats negras, su cabello lo ató en una cola de caballo. Finalmente salió de la suite con las cuatro chicas detrás de ella.
Sebastian Stan entro a la habitación que compartía con Chris Evans.
—Oíste que la princesa Amelia esta aquí —se lanzó a su cama.
—Me la encontré en el elevador cuando venía para la habitación —contestó leyendo algo en su computadora portátil.
— ¿Y es bonita? —preguntó—. He visto fotografías de ella y luce preciosa pero algunas veces esas fotos están arregladas.
—Amigo, puedo jurar que esa mujer es más hermosa en persona —sonrió ligeramente.
—Ya quiero que sea mañana —suspiró emocionado.
— ¿Te gusta la princesa? —alzó una ceja.
—Algo así —se encogió de hombros—. Admiró mucho su trabajo, es una princesa feminista que lucha por los derechos de las mujeres, ayuda a las personas de escasos recursos, tiene fundaciones para niños con cáncer, fundaciones para personas con VIH.
Chris rodó los ojos al oír el fanatismo de su amigo por la princesa.
—Sebs, tienes una obsesión muy gigante por ella —rió divertido.
—Cualquiera en mi lugar estaría igual —asintió—. Es más extraño que tu no admires a esa mujer.
—Tienes razón, amigo —cerró las páginas acerca de Amelia aún riendo—. Tienes toda la razón.
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AHHHH YA SE ENCONTRARON.
Sé que fue muy simple su manera de encontrarse pero quiero que esto fluya lento... o no sé.