CHAPTER SIXTY-NINE

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LA LLEGADA A LONDRES fue muy difícil para Amelia, estuvo incómoda todo el vuelo y tenía muchas náuseas

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LA LLEGADA A LONDRES fue muy difícil para Amelia, estuvo incómoda todo el vuelo y tenía muchas náuseas.

—Baja con cuidado —Chris tomo su mano y le ayudo.

Los flashes y gritos de los camarógrafos le pusieron de mal humor pero no lo hizo notar. En cambio, procuraba que su vestido holgado color celeste no mostrara de más.

— ¡Princesa! ¿Por eso Chris y tu se casan? ¿El bebé es el culpable de su boda?

Chris estaba por hablar pero Amelia lo detuvo, ambos entraron al automóvil.

— ¿Qué por el bebé? —rio—. Ya no saben que inventar.

Amelia le dio la razón—. ¿Cómo te sientes tu?

— ¿Yo?

—Por lo de East —lo abrazó.

—Oh, yo... creo que todo paso muy rápido —asintió—. Lo voy a extrañar mucho, ¿sabes? Estuvo para mí tantos años, fue mi mejor amigo y ahora ya no esta.

—Amor, ahora el esta en un lugar mejor donde no va a sufrir —acarició su mano—. Algún día volverán a reencontrarse.

Chris asintió dejando un beso en su frente.

— ¿Tu abuela no ha dicho nada? —preguntó.

Desde hace tres días que la noticia de su embarazo salió a la luz y todo el mundo hablaba de eso.

—Nop —hizo una mueca—. Oye, tengo algo que decirte.

— ¿Bueno o malo?

—Bueno —sonrió ampliamente—. Te va a encantar.

—Ya me dio miedo.

El automóvil se estacionó frente al Kensington Palace donde ya los esperaba Charles y algunas personas de servicio.

—Bienvenidos —Charles se acercó para ayudarle a su hija.

—Hola, papá —beso sus mejillas.

Los tres avanzaron adentrándose al apartamento en el que Amelia vivía. Ahí la esperaban Kate con sus hijos, Camilla y Eugenie.

—Amy —Eugenie fue la primera en acercarse a su prima.

La rubia les sonrió a las mujeres—. Hola, Eugenie —saludo—. Hola, Kate.

— ¿Cómo te sientes? —preguntó Camilla viendo como Charles y Chris le ayudaban a sentarse en el sofá.

La mujer, indecisa, se acercó para acomodarle los cojines. Amelia le sonrió forzadamente—. Bien, gracias.

Chris se agachó para quitarle los zapatos y acomodarle las piernas encima del banquito. Kate y Eugenie lo miraban enternecidas.

— ¿Y bien? —los miro—. ¿Qué ha dicho la prensa británica?

𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄𝐒𝐒 | 𝐂𝐄𝐕𝐀𝐍𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora