CHAPTER FOURTY-ONE

3.6K 412 34
                                    


—NO ENTIENDO CUAL ES SU manía de querer ir a América —apenas llegaron a Londres se encontraron con Charles—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—NO ENTIENDO CUAL ES SU manía de querer ir a América —apenas llegaron a Londres se encontraron con Charles—. ¿Qué hacían allá?

—Fuimos a...

—Mi culpa —Andrew le interrumpió—. Yo quería unas hamburguesas de Nueva York así que les dije que fuéramos hasta allá por ellas.

Charles miro al príncipe confundido—. ¿Fueron hasta Nueva York por unas hamburguesas?

—Son muy buenas —asintió—. Lamento haberlos metido en problemas.

—No importa, hijo —miro nuevamente a Harry y Amelia—. Yo... me voy.

Charles se marchó rápidamente.

— ¿Viste eso? —Amelia abrió la boca sorprendida—. Ni de chiste nos habría dejado en paz así como así.

—Es porque me ama.

—No te sientas orgulloso de eso —Amelia arrugó la nariz—. Gracias por salvarnos de esta, Andy.

—No hay problema.

—Bueno, si me permiten, iré a mi habitación a comer helado de chocolate mientras lloro y me avergüenzo de mi existencia —beso las mejillas de su hermano y abrazo a Andrew—. Buenas noches.

Finalmente desapareció por el pasillo del palacio.

—Andrew, ven conmigo —ambos hombres entraron al despacho del pelirrojo—. Por favor, dime que no fui el único que noto el parecido entre Amelia y esa mujer.

—Pensé que era una alucinación mía —se sentó frente a él.

Harry saco una cajetilla de cigarros del cajón y tomo uno—. ¿Quieres?

—Se supone que no debemos fumar en espacios cerrados, menos aquí.

— ¿Y qué?

Andrew se encogió de hombros aceptando uno.

—Voy a investigarla —comentó Harry dándole una calada al cigarro.

— ¿Sabes que alrededor del mundo existen 7 personas que se parecen a ti? —le miro—. Puede ser pura coincidencia.

—Nada es coincidencia.

— ¿Y qué quieres de mí?

—Lamentablemente mis vacaciones se terminaron y debo volver a Afganistán —se cruzó de brazos—. ¿Puedes seguir con la investigación por mí?

—Por supuesto —exhalo el humo.

AMELIA ABRAZÓ SUS PIERNAS temblorosa, lloró una vez más pensando en Chris y en su risa.

—Su alteza—tocaron la puerta.

— ¿Qué pasa, Mildred? —limpió sus lágrimas con rapidez.

𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄𝐒𝐒 | 𝐂𝐄𝐕𝐀𝐍𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora