CHAPTER SEVENTY-NINE

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ERA EL SEGUNDO dia de los chicos en Cotswold, Amelia se encontraba en el establo observando a la yegua y oyendo lo que el veterinario decía

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ERA EL SEGUNDO dia de los chicos en Cotswold, Amelia se encontraba en el establo observando a la yegua y oyendo lo que el veterinario decía.

—Está teniendo problemas —explicó el hombre—. Voy a tener que ayudarle.

Amelia se acerco a la yegua—. Hola, manzanita —acarició tiernamente la cara de la yegua—. ¿Estás lista?

— ¡Doctor Patrick! —se acercó corriendo el capataz—. La otra yegua entro en labor de parto.

— ¿Qué? —lo miraron—. Pero si a Loretta le faltaba otra semana.

—Una a la vez —murmuró el hombre—. Ken, cuida que el protillo de Loretta.

El rubio asintió regresando al otro establo.

—Su alteza, hable con Manzana —pidió—. Voy a sacarle el potrillo.

Amelia paso su mano por el pelo de la yegua—. Te prometo que todo esto va a pasar rápido y vas a tener a tu hijo contigo —murmuró—. Eres tan valiente y poderosa, ¿lo sabes?

La princesa estaba tan concentrada en cuidar de Manzana que no se dio cuenta que el veterinario había logrado sacar al potrillo y de que una tercera persona había entrado al establo.

— ¡El potrillo de Loretta ya nació, doc! —la voz de Ken la hizo mirar a la entrada.

Su mirada se encontró con la de Chris.

—Su alteza, será mejor dejar a Manzana con su bebé —explicó el hombre—. Iré a ver a Loretta.

Ella salió del establo con Chris detrás—. Lia, necesitamos hablar.

— ¿Quieres casarte conmigo? —se volteó—. ¿Realmente quieres hacerlo? Es decir, no confías en mi, piensas que todo lo que te dije era un truco y yo... ¿dejaste de amarme?

—Margaret Amelia Diana Charlotte Frances —la tomó de las mejillas—. Eres la razón por la cual despierto todas las mañanas. Fui un completo idiota al dudar de ti porque, te juro, que yo te creo hasta cuando dices que el cielo es color rosa. Te amo tanto y jamás dejaré de hacerlo porque entonces mi vida no tendría sentido.

Amelia lo abrazó con fuerza—. Eres un tonto —murmuró—. Pero igual te amo demasiado.

—Y si vamos a casarnos, ¿entendiste? Va a ser casi imposible que puedas librarte de mí —beso su frente.

—Que bueno porque es algo que nunca querré —suspiró.

—Así que ya nació el bebé de Manzana —ambos caminaron de regreso a la casa.

—Y Loretta esta en labor de parto —confesó—. Es un milagro que ambos hayan nacido este día.

—Así que nuestros bebés ya tendrán sus propios ponis.

𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄𝐒𝐒 | 𝐂𝐄𝐕𝐀𝐍𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora