Capítulo diecisiete: "Retrasar"

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Una calada detrás de otra. Me quema la garganta y es por ello que decido apagar finalmente el cigarro que acabo de sacarme de la boca. Soy consciente de la cagada de hoy, otra más, pero ha sido un despiste.

Parecía amable en el mensaje que me mandó, pero lo que no sé es cómo se siente. Detrás de los mensajes se esconden muchísimas cosas. Yo muchas veces aparento estar genial hablando por WhatsApp, pero en realidad en ese momento puedo sentirme como la mismísima mierda.

Al final no he cenado, sigo sentado en el sofá y solo me levanto para fumar en la terraza. No he visto a Mia prácticamente en todo el día y se suponía que íbamos a pasar el día juntos. Ya sé que habíamos quedado y yo hice otros planes... Lo sé. La he cagado, lo repito. Aunque espero arreglarlo, me niego a irme enfadado con ella.

Quiero estar lo más unido a ella en la distancia. Hablar todo lo posible e incluso podríamos hacer videollamadas. Sé que las odia, pero seguro que tarde o temprano me pedirá alguna. Eso pasó la otra vez que me fui, en cada rato libre que tenia nos llamábamos y compartíamos unos momentos maravillosos. Adoraba verla sonreír por la pantalla mientras me lanzaba millones de besos. En cambio soy yo el que sonríe ahora al recordar esta pequeña anécdota que no ocurrió hace mucho tiempo.

Finalmente la puerta de casa se abre, dejando paso a la persona que más ha rondado mi mente en el día de hoy: Mia. Viene bostezando y hablando sola, quejándose de la muleta e incluso insultándola. Me mira y se da cuenta de que me he levantado precisamente para acercarme a ella, pero se escabulle de mí caminando rápido hacia dentro.

– Has bebido algo con vodka. -Digo al llegar a su altura y ella asiente- Pornstar Martini.

– ¿Si lo sabes para qué preguntas? -Comenta quitándose el top que lleva puesto.

– Es tu cóctel favorito. -Añado mirándola de arriba a abajo y ella se ríe- Pensaba que iba a acordarme, pero...

– Pero te has olvidado. -Se ríe y yo asiento- Tranquilo, lo suponía.

– Lo siento, en serio. -Me muerdo el labio al ver como se quita el sujetador para ponerse la camiseta del pijama y ella alza una ceja- ¿Qué hiciste?

– Quedé con Carol y me lo pasé bastante bien. -Se recoge el pelo con una coleta floja y yo sonrío.

– Me alegro.

Suspira y se dirige al baño para desmaquillarse. Sigo cada uno de sus pasos, ahora estoy apoyado en el marco de la puerta y ella me mira de reojo cada dos por tres.

– Estás muy guapa. -Comento atreviéndome a agarrar su cintura, lo que me sorprende es que ella se echa hacia atrás y me besa la mejilla- Te quiero.

No sé cuánto tiempo nos quedamos así, pero me siento súper a gusto ahora mismo. Al igual que el resto del tiempo, hemos acabado en el salón bebiendo vino y viendo una película en Netflix. Está tumbada sobre mis piernas y yo le acaricio el pelo mientras tanto, lo que no sabe es que estoy más pendiente de ella que de la propia película. Aunque si realmente supiera lo que quiero hacer con su pelo, se quedaría alucinando.

– ¿Por qué te estás riendo ahora? -Pregunta elevando la mirada y yo niego con la cabeza- Llevas un buen rato. Pues me lo cuentas o te callas.

– Pareces uma profesora. -Añado divertido y ella rueda los ojos- Nada, me ha hecho gracia esa escena de la peli.

– Jesús, acaba de morirse la madre del protagonista. -Asegura abriendo los ojos como platos- Eres más raro...

Pero la risa sigue, soy incapaz de dejar de reírme. Mia pausa la película y finalmente se incorpora, cruza los brazos y yo asiento. Callándome.

– Pero quédate como estabas antes, porfa. -Niega con la cabeza y yo suspiro- Pues vaya.

– Nunca vemos nada juntos y para una vez que te convenzo, no te callas. -Dice seria, aunque acaba riéndose. Sinceramente demasiado estabas tardando- ¿Vas a contarme de qué te estabas riendo?

Encojo los hombros y ella asiente. Me acerco a su oído y noto como se le eriza la piel. Le cuento lo que acaba de invadir mi mente y ella comienza a reírse. Es bastante gracioso, tengo que reconocerlo. Aunque la cosa se complica cuando termina besándome el cuello y yo sinceramente me dejo llevar.

– ¿Por qué paras? -Pregunto disgustado y ella se ríe- Venga ya, no puedes dejarme así.

– Me has dejado plantada. -Comenta mientras me guiña un ojo y yo abro la boca, alucinando- Aquí está mi venganza.

¿Está haciendo esto en serio? Sigo sin poder creérmelo. Ahora mismo la entiendo porque yo era el primero en hacerle este tipo de bromas, en ponerla cachonda y dejarla a solas, pero luego acaba riéndose de mí porque tiene un arma de doble filo: el satisfyer.

– No me importa. -Aseguro apoyando mis manos sobre mi cuello y ella alza una ceja- Lo digo en serio.

– ¿Seguro? -Pregunta fijando la mirada en mis labios y quitándose la camiseta que lleva puesta.

– ¿Seguro? -Pregunta fijando la mirada en mis labios y quitándose la camiseta que lleva puesta

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Trago saliva y asiento. Se queda en sujetador y realmente me extraña, nunca suele llevarlo porque le encanta que se le marquen los piercings. Tengo que admitir que le queda realmente bien, aunque prefiero que se lo quite. La miro de arriba a abajo y de un momento a otro siento que la entrepierna me va a explotar, pero sigo disimulando y haciendo como si no me importara lo que está haciendo delante de mí.

– Te resistes. -Dice con una risa y yo asiento- Pues entonces me voy a dormir. -Confiesa bostezando y m alzo una ceja- Buenas noc...

La callo dándole un beso en los labios porque posiblemente sea la última vez que lo haga. En mucho tiempo me refiero. No sé cuándo va a ser el próximo que nos demos, tampoco sé si este será el último. Nunca lo sabré. No quiero separarme de ella, por eso no muevo ni la lengua ni los labios. Es simplemente un beso. Un beso diferente al que estamos acostumbrados. Está extrañada, pero creo que ha notado lo que quiero. No quiero que acabe esta noche nunca y por eso quiero alargarla todo lo posible, para retrasar nuestra despedida.

En cambio ella quiere más que un beso y yo tengo que admitir que también. Por eso hemos acabado en nuestra cama donde nos acariciamos y besamos todas las zonas de nuestros cuerpos. Intercambiamos jadeos; gemidos y risas entre una cosa y otra. También me pide que la bese después de haber estado entre sus piernas y una vez más caemos rendidos después de haber disfrutado del uno al otro. Aunque me maldice por no haber usado condón, pero se le pasa rápido porque recuerda que toma pastillas anticonceptivas.

– Pues al final sí que creo que voy a echarte de menos... -Susurra con una risa sobre mis labios y suelto una risa de lo absurdo que me parece lo que acaba de decir- Lo único bueno es que cuando vuelvas ya no tendré esta escayola.

– Tampoco ha sido un impedimento. -Recalco con una risa y ella rueda los ojos- Pasará rápido, ya lo verás.

– Eso espero. -Comenta apoyándose en mi pecho- Te quiero.

Cuéntame al oído | Tercera parte | StoriesftGemeliersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora