Capítulo cincuenta y cuatro: "El vídeo"

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No sé si este ángulo es el más adecuado. Tampoco sé si se me verá bien y mucho menos si se me va a escuchar con claridad. Aunque lo que más me preocupa ahora es saber si voy a saber expresarme ¿Cómo se graba un vídeo para una persona que no quiere verte? Siento la necesidad de hacerlo. Que lo vea cuando quiera, como si es dentro de cinco años y yo ya no estoy aquí. Me da exactamente igual. Un simple porqué. Para que pueda perdonarme por todo lo que pasó.

Confieso que me encantaría volver a oír su voz. Pasar la tarde con él haciendo cualquier cosa, cualquier plan. Porque realmente me apetecía hacer de todo con él, hasta lo más absurdo y disparado que pueda imaginar. Pero sin duda lo que más me apetece es pasarme un buen rato mirándolo mientras duerme, como solía hacer cada noche antes de irme a dormir.

Sé que la cámara lleva un rato grabando y yo sigo callada pensando en qué decir. Tenía como siempre un pequeño guión en mi cabeza, pero se me ha vuelto a olvidar. Miro fijamente hacia el objetivo de la cámara y doy un largo suspiro, porque quiero comenzar a hablar en breves momentos y necesito prepararme.

Ha sido una tarde muy larga, la he pasado grabando y estoy en proceso de editar este vídeo. Una hora y media hablando yo sola, pero contando la media hora de silencio sepulcral que he pasado pensando, además de los miles de errores que he cometido hablando y que pienso recortar. Voy a pasar tres noches en un hotel y después volveré a Málaga, tengo que ver a muchas personas y probablemente no me dé tiempo a todo. Carol quería que me quedara en su casa, pero no me parecía una buena opción.

Estoy disfrutando muchísimo de mí misma, concretamente estoy sentada en el balcón de este hotel en Sevilla mientras me tomo un zumo de manzana y unas aceitunas. Quiero mandar ese vídeo mañana, así que me espera una noche de trabajo intensa. Aunque no me importa, voy a disfrutar escuchando de mis palabras. Seguramente acabaré llorando; riendo y cuestionándome muchas cosas mientras veo y edito lo que he grabado hace un par de horas con sudor y lágrimas.

Se me viene a la cabeza su risa y su calor. Me siento arropada por una brisa cálida, pero me doy cuenta de que solo es producto de mi imaginación. Me abrazo a mí misma y cierro los ojos, juro que he sentido su cuerpo cerca del mío, en serio. Y esto me recuerda a una conversación que tuvimos en la terraza de su antigua casa, la que durante mucho tiempo fue nuestra.

– ¿Vas a hablarme? -Pregunto nerviosa y ni siquiera me contesta- He pedido pizza para cenar. -Comento sentándome a su lado- He escuchado como hablabas con Dani y le has dicho que tenías ganas.

Se queda callado, pero me mira y suelta una risa. Ha sido una auténtica tontería todo esto, de verdad. Cada vez nos enfadamos más y por cualquier motivo.

– Siempre acabas poniendo la oreja. -Comenta junto a una risa- Tan cotilla como siempre.

– Eres tú quien se pone a hablar a mi lado. -Reprocho y él rueda los ojos- Oye, lo siento.

Se queda pensando y yo apoyo mis codos en las rodillas, dejando caer mi cabeza sobre las palmas mis manos. Estoy esperando a que me diga cualquier cosa, mirándolo a los ojos, pero ha acabado apoyándose en mi hombro. Y sinceramente me conformo con eso.

– Hace mucho calor aquí fuera ¿No crees? -Dice frunciendo el ceño, remangándose la camiseta- ¿Te apetece una copa de vino?

Me río al recordar esta pequeña anécdota y después de un buen rato vuelvo a la cama, cojo el ordenador y abro el editor para seguir con el vídeo. Me veo bastante bien delante de una cámara, podría haber sido modelo... Estoy realmente guapísima. Y al ver mi reflejo no puedo evitar tocarme el pelo, nerviosa. Porque me lo he vuelto a cortar muy, pero que muy corto. Mi madre dice que le recuerda a la moda del peinado pixie. Y tiene razón. Hacía mucho tiempo que no me veía tan destrozada por dentro, pero intento estar como siempre, aparentando estar bien cuando realmente es todo lo contrario.

Mi entorno me ha demostrado que es mucho más fuerte de lo que yo creía. Se me parte el corazón que vuelvan a pasar por esto, sobre todo mi madre. Aunque ella fue lista, nunca cantó victoria definitivamente. Me dijo que no era seguro, pero nunca le hice caso. Hay que hacerle caso a mamá y papá. Lo siento, pero yo os he fallado una vez más. Ella sí que ha creado una fortaleza interior increíble, mi madre es indestructible. Y recuerdo la última conversación con ella.

– ¿No te gustaría ser madre? -Pregunta mientras deja la taza de té en la mesa, a mí se me coge un nudo en la garganta.

– ¿Y morirme y dejar a un bebé en este mundo de mierda? Ni de coña.

– Es bonito estar embarazada. -Dice con media sonrisa- Y sobre todo ver cómo crecen junto a ti, eso es lo mejor.

Ese día lo pasé realmente mal. Me hizo arrepentirme de aquel día que decidí tomarme aquella pastilla, pero después se me volvió a olvidar.

Intento cerrar los ojos, pero sin querer comienza a reproducirse el vídeo después de darle a la barra de reproducción. Seguidamente comienzo a escucharme, de nuevo.

– Es a increíble cómo puede cambiarte la vida en un abrir y cerrar los ojos ¿Verdad? -Veo como he soltado una risa irónica y no puedo evitar imitarla- Creo que es lo más absurdo que voy a hacer en mi vida, pero... Hola, Jesús. No sé cuándo vas a ver esto, ni siquiera sé si lo verás... Es difícil saberlo cuando no sabes si vas a seguir en este mundo para ver la reacción de la otra persona. Ha vuelto.

Cuéntame al oído | Tercera parte | StoriesftGemeliersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora