– ¿No vamos a volver a besarnos? -Pregunto a lo lejos y él da un gran suspiro- Entonces me parece una tontería todo esto.
– Mia...
– Jesús estoy cansada de esto, en serio. -Digo casi gritando- ¿Crees que merece la pena que siga enamorada de ti si vas a pasar de mí? ¿Realmente lo crees?
– Podemos ser... Amigos. -Comenta con la voz entrecortada y yo suelto una risa absurda.
– ¿Amigos, en serio? -Alzo una ceja y él asiente- Eres un auténtico idiota.
Y seguidamente bajo en el ascensor de nuevo, sola. Pensaba que iba a ser una noche agradable, pero por lo que veo ha sido una mierda. Vuelvo a la habitación, pero antes le he pedido a la enfermera de guardia que no deje entrar a nadie a menos que no sea necesario o urgente. No me apetece ver Jesús en mucho tiempo, pero va a ser un poco imposible. Estaba dormida, pero ahora solo tengo los ojos cerrados. No sé qué hora será, lo que sí sé es que tengo el presentimiento de no estar sola. Por eso he abierto los ojos, me he puesto las gafas y he bufado nada más ver a Jesús dormido justo en el sillón que hay debajo de la ventana. Hay poca luz en la habitación, pero me permite ver su cara de dormido y sinceramente no pido más. Me quedo un buen rato observándolo y por cómo se abraza creo que me atrevo a decir que tiene frío, por eso me levanto y agarro una sábana para taparlo.
Me he quedado sentada en el borde de la cama y he suspirado ¿Cómo hemos llegado a este punto? ¿Por qué tanto desinterés?
– ¿No puedes dormir? -Pregunta después de un rato, con la voz floja y yo elevo la cabeza para mirarlo- Sé que llevas un buen rato mirándome.
– ¿Qué haces aquí? -Pregunto frunciendo el ceño.
– Tenía que entrar a todas las habitaciones para controlar. Tenías fiebre, te he puesto antibióticos. Terminé, me quedé sentado mirándote y supongo que después me dormí. -Dice con una risa.
– ¿Fiebre? No me he dado ni cuenta.
Se levanta a coger un termómetro y lo pone en mi axila, treinta segundos después lo saca y asiente.
– Aún no ha bajado del todo, joder.
Suspira y se sienta en mi cama, llevándose las manos a la cabeza y después me mira.
– Lo siento. -Dice sin apartar la vista de mí.
– No importa, supongo que esto tendría que acabar pronto. Diez años han dado para mucho... ¿No crees? -Sonrío y él asiente, termina sonriendo- Al final ha resultado ser que sí que has sido el amor de mi vida.
Se queda callado y cuando vuelve a elevar la mirada veo que tiene los ojos llorosos y está a punto de estallar a llorar. Se humedece los labios y da un largo suspiro, está tan incómodo como yo ahora mismo.
– ¿Puedes darme un abrazo? -Pregunto con ganas de llorar- Dejémonos de tonterías por favor, Jesús.
Nos miramos y asiente. Finalmente lo acojo entre mis brazos y ambos comenzamos a llorar, no hemos podido contenerlo mucho más tiempo. Me encantaría pasar toda una noche de nuevo abrazada a él. Sobre su pecho. O él contra el mío. Diciéndonos lo mucho que nos queremos...
– Te quiero. -Susurra agarrándome la cara con sus manos- Te quiero y te querré siempre, pase lo que pase.
Agacho la cabeza, pero él intenta elevarla. Ahora es cuando nos miramos a los ojos y la tensión vuelve a surgir. Sé que él tiene las mismas ganas de besarme, pero no deja de rechazarme. Una vez más estoy en la friendzone. Y eso es quizás lo que más me duele.
– Creo que es mejor que me vaya...
– Quédate. -Aprieto sus muñecas y él suspira- Por favor.
– Es que...
– Jesús deja ya las excusas, por favor. -Ruedo los ojos- No tengo tanto tiempo y mucho menos para perderlo.
Asiente y nuestras frentes se chocan. Él tiene los ojos cerrados, pero yo no puedo dejar de mirarlo una y otra vez. Es como una trampa en la que siempre caigo. También un efecto boomerang.
– Mírame a los ojos si no piensas que esto es un error. -Susurro nerviosa esperando a que haga lo que le he dicho, pero hasta que no pasa un rato no puedo creérmelo- Muy bien.
Intento apartarme, pero se ha aferrado a mí. Me mira a los ojos, pero me doy cuenta de que lleva un rato llorando y yo no me he dado cuenta.
– Este año está siendo una auténtica mierda, Mia. -Confiesa con la voz entrecortada- Estamos casi en Mayo y no han ocurrido más que desgracias, joder ¿Cómo se supera que la persona de la que estás enamorada está a punto de morir? Tengo un mínimo de esperanza, pero un mínimo... Y no puedo besarte, ni tocarte porque quiero ver si puedo dejar de estar babeando por ti, para ver si me duele menos toda esta situación. Todo es un error, sí.
– Pues si piensas que todo es un error, igual me equivoco yo también, pero quiero que te largues. -Cruzo los brazos y él niega con la cabeza-Jesús, sal por favor.
– Me has hecho muy feliz todo este tiempo, de verdad. -Se levanta de la cama y yo evito mirarlo, estoy controlando un ataque de ansiedad internamente, pero dentro de poco no voy a poder- Y espero que yo a ti también...
Lleva un rato hablando y no le estoy haciendo ni caso. Me está comenzando a doler la cabeza y un mareo continuo aparece de un momento a otro. Veo borroso y me atrevería a decir que incluso negro. Se me ha acelerado la respiración y noto como Jesús chasquea sus dedos delante de mí, pero no puedo ni contestarle ni apenas verlo. Me habla y me agarra de los hombros, pero sigo sin poder responderle. Me siento como una marioneta porque puedo verlo todo, pero no actuar por mí misma. Y ya no recuerdo nada más.
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Cuéntame al oído | Tercera parte | StoriesftGemeliers
FanfictionPorque todas las promesas aún se tienen que cumplir.