Capítulo veintitrés: "No uses el móvil conduciendo"

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Mia

¿Pasa algo? -Pregunta Guille acercándose a mí y yo niego con la cabeza mientras sigo mirando la pantalla del móvil- De repente acaba de cambiarte la cara.

– No me pasa nada. -Sonrío y él deja un beso sobre mi frente.

– Estás aquí... Sola... ¿Por qué no intentas socializar un poco? Sé que no conoces a casi nadie, pero no importa...

Guille insiste en que intente socializar, pero no me apetece en absoluto. Sobre todo después de haber leído los mensajes que me acaba de enviar Carol.

Carol❤️: He estado con Jesús
Carol❤️: Lo sabe todo🥶

Suspiro e intento disimular los nervios que acaban de entrarme por el cuerpo. "Superar" a Jesús no ha sido fácil. Supongo que no le habrá hecho ni pizca de gracia, teniendo en cuenta que mi actual pareja es uno de sus amigos. No es plato de buen gusto, lo digo por mi experiencia.

No he vuelto a hablar con él desde aquel día de la videollamada... Lo peor fue enterarme por Valentina de sus encuentros amorosos por las noches.

¿Puedo darte un consejo? -Pregunta Valentina desde el otro lado de la línea- Como amiga.

– ¿Como amiga?-Suelto una risa sarcástica- Valentina, tú y yo nunca seremos, ni hemos sido amigas.

– No. -Responde cómica- Pero más bien diría que compartimos muchas cosas...

– Valentina, no sé cuál es el objetivo de esta conversación. Estoy muy ocupada, tengo un paciente esperando y...

– He follado con Jesús. Dos. Tres. Puede que cuatro noches.

No puedo dar crédito de lo que acabo de escuchar ¿Otra vez, Jesús?

Recuerdos de conversaciones, que jamás volveremos a compartir. Porque sus últimas palabras las corté, fue un te quiero a medias. Eso me dolió como si me clavaran un puñal directamente en el pecho, pero estaba tan acostumbrada al dolor que fue como si me reabrieran la herida. Por eso me marché, para curar esa herida. Fue entonces cuando apareció Guille, como arte de magia. No lo veía desde hace años, pero si es cierto que con Jesús se ve muchísimo. He terminado llamando a Carol, me debe un par de explicaciones.

– ¿Con qué propósito has dejado que Jesús escuche nuestra conversación? -Me quejo cuando coge el teléfono y espero a que me conteste- ¿Carol?

– Lo siento... lo vi tan mal. No puedo ver a Jesús así. -Dice muy flojito- Lleva semanas llorando sin parar, ya no aguantaba más.

– ¿Por qué hablas así?

– Porque está fuera con Dani. -Dice con una risa- ¿Qué tal el cumple?

– Quiero irme a casa. -Me quejo y veo como Guille me mira desde lejos- No estoy cómoda.

– Es el cumpleaños de tu novio, estáis de cena con sus amigos. Serán un par de horas y después te irás a casa. -Dice con intenciones de convencerme- Dani no deja de repetir las ganas que tenia de ir, pero no ha podido por el trabajo, ya sabes.

Seguimos hablando durante un buen rato, pero ahora mismo sólo puedo pensar en la persona en la que menos he pensado las últimas semanas. A esa persona a la cual consideraba el amor de mi vida y he perdonado mil veces, porque pensaba que valía realmente la pena. Una vez más puedo comprobar que no, que me la han vuelto a jugar y de la misma forma que siempre.

– ¿Te he dicho ya que estás preciosa? -Susurra Guille al volver a sentarse a mi lado.

– Siempre lo estoy. -Rebato y él se ríe- Creo que me voy a ir a casa.

– No, porfa. -Suplica sobre mis labios y yo ruedo los ojos- Quédate, después te acompaño si quieres.

– Lo siento, Guille. -Me disculpo dejando finalmente un beso sobre sus labios y él asiente.

– ¿Seguro que estás bien? -Pregunta por segunda vez y yo asiento- Ten cuidado, avísame cuando llegues.

Sonrío y me despido de todos. Creo que me va a venir bien descansar después de este día tan... raro. Me sabe mal por Guille porque lleva muchísimo tiempo diciéndome las ganas que tenía de celebrarlo conmigo y con sus amigos, pero me negaba a estar ahí sentada sin hablar con nadie, solamente con el móvil.

Por eso he cogido el coche y me he ido a casa. Vivo sola, sí. Me negaba a volver a casa de mis padres. Guille no vive conmigo, él viene y va de cualquier lado, de hecho nunca hemos hablado nada que tenga que ver con la convivencia. Si que es cierto que muchas veces se ha quedado en mi casa a dormir, pero queremos mantener una distancia proporcional para no agobiarnos.

Sonrío al ver su mensaje y no puedo evitar morderme el labio. Creo que he tenido mucha suerte con Guille, soy muy afortunada. Lo que más me gusta es lo bien que hemos congeniado en todos los aspectos.

Guille🌹❣️: No uses el móvil conduciendo, siempre te regaño🙄
Guille🌹❣️: Ten cuidado❣️

¿Qué cómo empezó lo mío con Guille? Pues muy sencillo. Fue de la forma más inesperada posible a finales de verano, pero menudo verano.

He perdido una lentilla y no veo por un ojo, tampoco me he traído las gafas así que me temo que esta noche voy a pasarlo bastante mal. Por eso estoy buscándola. Estoy mareada, he bebido muchísimo. De un momento a otro, una persona se queda mirándome fijamente y yo me acerco a él.

– ¿Mia? -Pregunta él riéndose y yo asiento- ¿Se puede saber qué haces en el suelo?

– ¡Guille! -Digo divertida y él vuelve a reírse- Se me ha caído una lentilla, quiero buscarla para poder irme a casa.

– Justo iba a irme ¿Quieres que te acerque yo? -Propone alargándome su mano para que me levante y yo asiento- ¿En serio pensabas que ibas a poder encontrarla?

– La esperanza es lo último que se pierde.

Y al recordar esa anécdota no puedo evitar reírme, porque justo después de que me acercara a casa en su coche, le propuse subir y acabamos follando en el sofá. Ahí comenzó todo, desde entonces no nos hemos vuelto a separar y hemos mantenido en "secreto" nuestra relación todo lo posible.

Dejo el móvil a un lado, tiene razón en esto. Siempre que puedo cojo el móvil un momento y luego lo suelto, tengo que quitarme esa mala costumbre. Aunque he llegado sana y salva a casa, como siempre.

Cuéntame al oído | Tercera parte | StoriesftGemeliersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora