Conseguí que saliera de la cama y fuimos al sofá, allí pusimos una película, pero acabó quedándose dormida. Solo recuerdo que le tocaba el pelo y suplicaba que no se volviera a marchar de mi vida por nada del mundo.
También hicimos un bizcocho de chocolate, pero se quemó por mi culpa e igualmente nos lo comimos. Al principio era desagradable, pero después gustaba. Fue un momento divertido y que hizo que se riera bastante, porque eso es lo que le hacía falta: terapia de risas.
Esta mañana cuando nos levantamos me dijo que tenía ganas de salir a tomar el aire, por eso estamos ahora paseando por la playa, aunque me ha dicho demasiadas veces ya que quiere irse a casa otra vez. Se ha puesto incluso las gafas de sol, cosa que sé que detesta, pero no quiere que se le vea la cara porque dice que en cualquier momento va a derrumbarse. Yo solo sé que la veo guapísima. Como siempre.
– Te invito a comer. -Propongo mientras miro de un lado a otro para buscar un sitio- ¿Dónde te apetece?
– En el sofá de mi casa y una sopa de sobre. -Responde rápidamente y yo alzo una ceja- Lo digo totalmente en serio.
– Mia, es en serio. Déjame invitarte.
– Invítame. A una sopa de sobre en el sofá de mi casa. -Repite y ruedo los ojos, es imposible- Te lo agradezco, pero no me apetece.
– Está bien.
Y el resto del camino lo pasamos en silencio, porque sé que estamos haciendo lo que a ella le apetece: ir a su casa. Acabara de nuevo en la cama, sumergida entre las profundidades de su edredón y con pocas ganas de hablar. Aunque ahí estaré yo, para sacar conversación de cualquier tipo. No pienso irme de aquí hasta que esté bien.
– He dimitido. -Dice mientras se para en seco y yo me giro para mirarla- No puedo trabajar, voy a tomarme un tiempo libre. Será lo mejor.
– ¿Estás segura de eso?
– Muchísimo.
Me preocupa las decisiones que tome ahora mismo, posiblemente dentro de unos días se arrepentirá y no tendrá más remedio que aguantarse. Ya le ha pasado más de una vez...
– ¿Vamos al cine? -Propongo de un momento a otro y ella niega con la cabeza- Han estrenado una peli nueva de miedo y tengo muchas ganas de verla, después podemos ir a...
– No quiero, Jesús. -Susurra y doy un largo suspiro.
– ¿Y a la bolera? Te encantan los bolos y siempre...
– No quiero hacer nada contigo, Jesús. Quiero irme a mi casa. -Responde bastante borde, con un tono de voz entrecortado- Si quieres venir genial y si no pues nada.
No entiendo porqué me ha respondido así, pero he preferido no contestar. Creo que no me merezco esa respuesta después de todo lo que he hecho para poder venir hasta aquí, recorriéndome kilómetros y kilómetros para estar aquí con ella, apoyándola quizás en uno de los peores momentos de su vida.
No hemos vuelto a hablar en todo el camino, pero sí que ha hecho el intento varias veces. Parecía que en algunas ocasiones quería decir algo en concreto, pero quizás sean imaginaciones mías.
Hemos llegado a su casa y efectivamente se ha encerrado en su habitación. Ahora mismo es como si yo no estuviera, porque estoy sentado en el suelo a la espera de poder decirle algo. Ni siquiera me entretiene el móvil. No dejo de pensar hacia dónde va todo esto, no sé qué hacer ni cómo actuar. Intento proponerle los mismos planes de siempre, pero me los niega una y otra vez. Solamente quiero que se divierta, verla sonreír y saber que está realmente bien.
He acabado en el baño, lavándome la cara y peinándome un poco. Debería afeitarme, tengo muchísima barba y lo detesto.
– ¿Jesús? -Pregunta Mia desde fuera e inmediatamente abro la puerta- Ah, pensaba que...
– Pensabas que me había ido. -Alzo una ceja y ella asiente- No. No pensaba hacerlo de nuevo.
Se queda callada y suspira, asiente y vuelve a meterse dentro de su habitación.
– ¿Vas a quedarte todo el día ahí encerrada? Son las una y aún queda muchísima tarde. -Digo mientras me apoyo en el marco de la puerta y ella se tapa con el edredón.
– Me parece un día fantástico para estar en la cama viendo series.
Apoya la cabeza en una torre de almohadas y se acomoda. Siempre tiene que tener la cabeza derecha, sino dice que está incómoda. Aunque yo opino totalmente lo contrario.
– Voy a fumarme un cigarro. -Contesto marchándome de ahí y ella asiente, ni siquiera contesta- Si necesitas algo, avísame.
Te das cuenta del paso del tiempo cuando el cigarro que tenías entre los dedos se va consumiendo sin ni siquiera haberle dado una calada. Me he quedado pensando, sin hacer absolutamente nada. Estoy sentado en una silla de la terraza de la casa de Mia, mientras miro a la gente que camina por la calle y disfruta de la tarde. Niños jugando en el parque; comiendo gusanitos y pasándoselo genial en la tierra húmeda, mientras sus padres, despreocupados, miran las pantallas de sus teléfonos móviles.
Por otro lado también veo a varias parejas, tomando copas en los bares y degustando algunas tapas. Incluso puedo imaginarme parte de sus vidas, seguramente lleven más de diez años casados y tendrán hijos o pensamientos de tenerlos. Esto también me pasa cuando estoy en el metro o en el autobús. La imaginación no tiene límites.
– ¿Me das uno? -Pregunta sentándose sobre mis piernas y yo asiento- Hace un poco de frío ¿Qué haces en mangas cortas?
– Tenía calor.
Enciende el cigarro y se apoya sobre la barandilla para hacer exactamente lo mismo que yo: observar.
– ¿Nos ves a nosotros algún día así? -Pregunta divertida, girándose un poco.
– ¿Así como?
– Cogidos de la mano paseando por un parque. -Deja una pequeña sonrisa y yo me río- ¿Por qué te ríes?
Obvio que me imagino una vida así con ella, llevo así años. Creo que mis ganas lo dicen todo, pero ahora mismo siento demasiada timidez para hacer cualquier cosa. Por eso no me atrevo a acercarme a ella y solo lo hago para abrazarla.
– No sé que sientes ahora mismo por mí. -Comento mirando hacia un punto fijo- Yo solo sé que quiero estar contigo, así. -Se muerde el labio- Te quiero muchísimo, Mia.
Se gira y me sonríe, lo que hace que instantáneamente yo también lo haga. Y con su sonrisa me siento más que satisfecho, lo juro.
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Cuéntame al oído | Tercera parte | StoriesftGemeliers
FanfictionPorque todas las promesas aún se tienen que cumplir.