Capítulo sesenta y ocho: "Hermana"

81 9 0
                                    

La vida es tan efímera.

Recuerdo cuando cumplí diez años. Diciembre. Hacía muchísimo frío y mi madre decidió adoptar un gato al que llamamos Burbujas. Recuerdo ese día como si fuera ayer.

Años después nació mi hermano, Pablo. Nos llevábamos súper bien hasta que cumplió diecisiete. Ahí nuestra relación comenzó a perderse cuando cada uno decidió tomar un camino en su vida: irme a estudiar fuera y él dar de lado a su familia.

Y finalmente nació Mario, con el que me llevo casi trece años. Sin duda ha sido la alegría de mi vida. Era increíble ser la hermana mayor de ese renacuajo. Ahora es todo un hombre.

Somos tres. Venimos de la misma familia y somos súper diferentes. Y así es la diversidad: La gran riqueza de ser diferente.

Y vuelvo a repetir que la vida es efímera y está llena de recuerdos. Porque mientras estos estén presentes, siempre existe la posibilidad de tomar la relación con alguien. Y por eso he recordado a mi hermano, Pablo. Llevo 2 años sin saber nada de él, pero tampoco ha tenido intenciones de contactar conmigo. También llevo días intentando tener fuerza de voluntad para poder enviarle un mensaje, pero es que no puedo.

– ¿Te ha respondido? -Pregunta Jesús poniéndose la mano en la cara para que no le dé el sol.

– Ni siquiera le he escrito.

– Vaya, pensaba que sí. -Dice sorprendido y yo asiento- Bueno, no le des mucha importancia.

Guardo el móvil en el bolso y suspiro, quizás tenga razón y no debería darle tanta importancia.

Al final hemos venido a la playa y tengo que decir que se está genial. Jesús no deja de quejarse porque dice que odia que se le quede la arena pegada en el cuerpo. Querido Jesús, la playa es agua salada y arena; y no dejas de quejarte de ambas. Se nota que ha vivido casi toda su vida entre Sevilla y Madrid.

Me da mil veces las gracias cuando ponemos un pie en el paseo marítimo, ahí es donde puede quitarse bien la arena que tiene incrustada en todo el cuerpo. Cuando lo miro no puedo evitar reírme, la frustración que tiene es increíble.

– Estoy deseando meterme en la ducha. -Dice junto a un suspiro- No voy a volver hasta dentro de mucho tiempo, te lo prometo.

– Antes te gustaba venir. -Me río y él frunce el ceño- Te estás volviendo un viejo cascarrabias, que lo sepas.

Y cuando llegamos a casa lo primero que hace es ducharse, incluso ha entrado casi corriendo para quitármela. Sé que tengo varios mensajes, pero no he podido leerlos porque apenas tenía batería en el móvil y no quería que se me gastara. Lo leeré después, ahora quiero ducharme y sentarme, estoy cansada.

– Creo que voy a salir ahora. -Dice Jesus mientras se seca el pelo con la toalla- Hace tiempo que no salgo a tomar algo.

– Mañana trabajas. -Comento mientras me meto en el baño y él rueda los ojos.

– No volveré tarde.

Lo más seguro es que sea mentira. Llegará tarde y mañana se tomará al menos tres cafés para poder estar de pie y medianamente despierto, como siempre. Se mete en el baño cada dos por tres para enseñarme lo que se quiere poner. Hasta que finalmente se pone una camisa de color negra que se remete en el pantalón.

– ¿Te vienes? He quedado con Guille y unos cuantos amigos más. -Dice mientras se ata los cordones de los zapatos- Te vendrá bien salir.

– No me apetece, otro día. -Sonrío y él asiente- Pásatelo bien ¿Vale?

Coloca sus manos en mis caderas y se abalanza sobre mis labios. Y después se va, pero antes me ha dicho te quiero. Vaya personaje.

Ahora sí que voy a leer esos mensajes, pero era solamente Carol diciéndome que ha vuelto a discutir con Dani. Y que tiene ganas de venir a verme dentro de poco.

He acabado bajando al supermercado para comprarme una de estas ensaladas que vienen preparadas, no me apetecía cenar otra cosa. Y mientras he cenado he visto las historias que ha ido subiendo Jesús y los demás a Instagram. Hace bastante tiempo que no veo a Guille, pero sí que es verdad que hace relativamente poco hablé con él. Sobre la de vueltas que da la vida en general. Se me hace raro pensar que Jesús, mi novio, sea uno de los mejores amigos de Guille, mi ex novio, y es que nunca han tenido un problema respecto a eso, siempre lo han llevado todo muy bien y con mucho respecto. Lleva siendo nuestro amigo muchísimo tiempo y es un chico espectacular. No me gustaría perder la relación con él por nada del mundo.

La soledad en cierto modo me aburre, por eso he acabado cenando sola un par de sándwiches y me he metido en la cama. Y sí, el satisfyer es la mejor herramienta para acabar con el aburrimiento, lo recomiendo. Aunque preferiría estar con Jesús, tengo que reconocerlo. Tengo ganas de salir de fiesta con él, pero no creo que sea el ambiente más adecuado para mí después de todo lo que he pasado. Supongo que mi bueno se hace esperar y que ya podré ir. Dentro de poco.

Vuelvo a agarrar el móvil y veo varias notificaciones de un número desconocido. Y una llamada. Alzo una ceja y le doy a la foto del perfil. Cuando la veo, me incorporo un poco y suspiro, vaya.

Y me veo ahí, en esa foto. Es una de cuando éramos muy pequeños, yo ocho y él cuatro. Me muerdo el labio y abro el chat, nerviosa.

"Pablo: Llevaba tiempo con ganas de hablar contigo, pero todavía no había tenido suficiente valor para difiere la palabra. Lo siento, he sido un gilipollas y un tonto por haber dejado apartada a mi familia y sobretodo por no haber estado cuando más lo necesitabas. Si te hubiera pasado algo yo no podría perdonármelo en la vida❤️"

"Pablo: Ahora vivo en Cádiz. Tengo novia y un hijo de casi un año que se llama Rubén. Si supieras el esfuerzo que han hecho papá y mamá para que no sepas nada... Sinceramente les debo todo. Me encantaría verte pronto, de verdad."

"Pablo: Me alegro muchísimo de que estés un poco recuperada, que hayas vuelto a tu casa y que estés disfrutando al máximo de esta gran oportunidad. Qué tal con Jesús? Veo que estáis mejor que nunca.

Espero tu respuesta. Un beso. Te quiero, hermana❣️"

Cuéntame al oído | Tercera parte | StoriesftGemeliersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora