Capítulo veintinueve: "Hola y adiós"

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Mia

Me giro apresuradamente, no puedo creer lo que mis oídos han escuchado. Por eso me he quedado quieta en el sitio, más o menos a 10 metros de distancia de él. Corre hacia mí, pero conforme se va acercando comienza a frenar y se para en el sitio con la respiración agitada.

Simplemente nos miramos y a mí se me vienen mil ideas a la cabeza. Entre ellas las que menos me esperaba. No sé si será por el alcohol o por todo lo que siento ahora mismo.

– No es fácil pasar de página, Mia. -Confiesa apoyándose en la pared- Han sido unos meses difíciles llenos de dudas. -Cruza los brazos y yo asiento- ¿Por qué me ocultasteis que salíais juntos?

– Porque no sabíamos cómo ibas a reaccionar.

– No iba a entrometerme en vuestra relación. Si no querías seguir conmigo ¿Qué le voy a hacer? -Se ríe nervioso- Preferiría no seguir hablando de esto.

Vuelve el silencio, pero en más de una ocasión ha hecho el amago de hablar. Suspiro y finalmente se aparta de la pared para comenzar a andar de nuevo. Me quedo mirando cada uno de sus pasos, me encantaría poder ir detrás de él, tener ese valor.

– ¿Te gustaba? -Pregunto al alcanzarlo- Valentina, me refiero.

– No. -Responde sin girarse- Sabes que me parecía atractiva, incluso también te lo parecía a ti.

– Pues acabasteis follando. -Añado y él se ríe- ¿Te parece gracioso?

– Me parece graciosa esta situación. -Se gira y sube dos escalones para alcanzarme- Después de tanto tiempo... sigues teniendo un poco de celos ¿No?

– No son celos, Jesús. -Me defiendo y él rueda los ojos- Es dolor.

– Dijimos que no hablaríamos de esto, Mia. -Cruza los brazos y me mira un poco enfadado- Por eso te marchaste y no me dejaste explicarte absolutamente nada, porque estaba arrepentido y necesitaba que me perdonaras.

– ¿Escuchar otra vez que fue por un calentón? -Alzo una ceja y él niega con la cabeza- Te costó meses volver a follar conmigo y te faltó el tiempo justo para irte y hacerlo con otra.

– Sigues celosa.

– Eres gilipollas. -Respondo y él rueda los ojos- ¿Lo atribuyes todo a celos y no a dolor?

– ¿Por qué me hablas sobre este tema que se supone que estaba zanjado?

– Porque necesito arreglar esto contigo para poder seguir viéndonos, Jesús. -Digo con lágrimas en los ojos- No quiero que nos pase lo de esta tarde. Ni que nos miremos como dos desconocidos después de habernos querido tanto.

Se vuelve a quedar callado y de un momento a otro deja de mirarme. Quizás no sea el momento adecuado para hablar de esto, pero tampoco sé si volveré a tener esta oportunidad.

– No quiero ser tu amigo, Mia. No puedo serlo después de tanto tiempo juntos. Porque no sabes la envidia que tengo ahora mismo, me alegra muchísimo que estés con Guille, pero no soporto que estés besándote con él. -Explica nervioso- Que te vaya muy bien con él, solo puedo decirte eso.

– ¿Qué significa eso?

– Que lo mejor para los dos es que no nos volvamos a ver, Mia. -Dice con lágrimas en los ojos- Y si volvemos a hacerlo, será para decirnos hola, ¿Qué tal estás? o adiós.

Cuéntame al oído | Tercera parte | StoriesftGemeliersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora