Capítulo cincuenta y cinco: "Semáforo"

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Anoche terminé de editar el vídeo a las cuatro de la mañana. En cuanto me he levantado no he podido evitar mandárselo a su nuevo número de teléfono, aunque antes le he dejado un breve texto para que lo lea. Pidiéndole que por favor vea el vídeo, que solamente son diez minutos y ahí le explico absolutamente todo.

He quedado con Dani para ir a casa de sus padres, me encantaría poder hablar con ellos después de bastante tiempo. Son unas de las mejores personas que conozco y una parte fundamental de mi vida, hemos sido y pretendo seguir siendo parte de su familia. Porque los quiero.

– Hola chula. -Dice una voz detrás de mí y yo me llevo la mano al pecho- ¿Tanto te he asustado?

– Eres idiota. -Me río y se burla de mí- ¿Nos vamos?

– Si tanto insistes.

Durante el camino hablamos sobre Carol y su embarazo; el colegio de Chantal y su trabajo. Pretende opositar para ser profesor de biología en un instituto ¿No suena fenomenal? Y finalmente llegamos a la casa de sus padres, suspiro cuando mete la llave en la cerradura y me deja pasar primero antes que él.

– ¿Dani has traído el...? ¡Mia! -Dice Eva con entusiasmo, lanzándose a mis brazos- Pero que guapa estás, me gusta como te queda ese corte de pelo. Con lo que te gustaba tu pelo largo y rizado ¿Cómo que te lo has cortado?

– Es una larga historia. -Me río y Dani apoya su mano en mi espalda- Que tarde o temprano os tengo que contar.

Me han invitado a comer y he tenido que acceder, ha sido bastante acogedor y tranquilo. Me siento como si estuviera en casa.

– ¿Has conseguido hablar con Jesús? -Pregunta Juan Carlos, pero niego con la cabeza- Ay este niño, siempre con el móvil en silencio. -Si él supiera...

– No importa, acabará enterándose. -Sonrío y ellos asienten- Lo único es que espero que no sea tarde ¿Él está bien?

– Sí. -Contesta Eva apoyando su mano sobre la mía y yo asiento- Vive muy cerca de aquí, a diez minutos andando.

– Me alegro. -Sonríe y ella hace lo mismo- Siempre he querido lo mejor para él.

– Ninguno de los dos os merecéis esto, Mia. Tenéis que hablar.

– Ha sido él quien ha decidido borrarme de todos los sitios habidos y por haber. Ya no sé qué más hacer, necesito contárselo. -Respondo nerviosa- Eva, está siendo más duro de lo que creía y la persona más importante de mi vida no está a mi lado.

Eva insiste en que cruce las tres calles que nos separan y vaya hacia su casa, pero me lo estoy pensando más de una vez porque creo que no es lo más correcto plantarse en una casa sin haber avisado... Aunque pensándolo mejor, lo he hecho mil veces y no ha pasado nada. Creo que sería más conveniente ir a verlo después de que vea ese vídeo ¿De qué serviría entonces tanto esfuerzo y sacrificio? De nada. Habría perdido horas para nada.

– Hace poco de calor ¿No? -Digo mientras me abanico con la mano.

Un calor interior comienza a agobiarme, incluso he tenido que salir un rato a tomar el aire, pero nada. No se iba ese calor de ninguna forma, pero después de que se me nuble la vista ya se lo que me pasa. Una simple bajada de tensión que ha asustado a todos en un momento. Hacía mucho tiempo que no me pasaba, por eso me ha extrañado.

– ¿Quieres que te lleve al hotel? -Pregunta Dani cuando salimos de casa de sus padres, yo niego- ¿Seguro? Bueno, ten cuidado. Llámanos para lo que sea.

Nos despedimos con un abrazo y miles de besos en las mejillas. Sin duda alguna es el mejor amigo del mundo, no me ha fallado jamás. Decido desviarme por el camino de la derecha, pero antes me paro en el semáforo en rojo y espero para pasar. Hasta que finalmente se cambia a verde y uno de los coches frena repentinamente, causándome cierta impresión. Un chico y una chica que van montados en un coche de color rojo, que me resulta bastante familiar. Elevo la mirada y la aparto directamente, por suerte no me ha visto. Llevo gafas de sol y el pelo corto, quizás por eso no me reconoce. Y se marcha. Se ve bien acompañado y quizás eso me da cierta envidia. Y he acabado llorando en la cama, porque lo he visto dos segundos parado en un semáforo y después se ha ido. Con otra chica. Me lo esperaba, pero no así...

Ha tardado poco tiempo en sustituir a la persona que se supone que era el amor de su vida... Aunque es entendible al ver lo que pasó. Yo también lo considero el amor de mi vida. Considero. Presente. Porque creo que el destino quiere que estemos juntos, a pesar de todo lo que ha pasado. Lo quiero, pero muchísimo. Por eso estoy deseando que me conteste, porque necesito lanzarme a sus brazos y abrazarle. Y que él me abrace y me bese. Porque sus abrazos son más que reconfortantes.

Me encantaría volver a quedar con él en una cafetería y que nos dé vergüenza mirarnos a los ojos, inconscientemente fingimos que no nos conocemos de nada y eso nos gusta. No sé si él me siente en presente o en pasado, pero lo que tengo claro es que él es los tres tiempos.

En el pasado aprendí que la distancia no importaba si querías a una persona, pero que cualquiera puede jugártela de la manera más sucia posible. En el presente he aprendido a perdonar absolutamente todo, a vivir el día a día de la mejor forma posible, porque no sabemos en qué momento nos podemos ir. Y en el futuro nos imagino juntos. Simplemente juntos viviendo la vida.

Cinco minutos después de esta reflexión me llega un mensaje que no tardo en leer.

"Jesús❤️🌹: Te he visto en el semáforo"

Cuéntame al oído | Tercera parte | StoriesftGemeliersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora