Capítulo treinta y cinco: "Tres días"

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– Te veo demasiado contenta. -Dice mi madre mirándome de arriba a abajo- ¿Ha pasado algo que debería saber?

– Bueno. -Me río y ella se sienta a mi lado, esperando a que yo le conteste cualquier cosa- Han pasado demasiadas cosas en estas últimas semanas.

– ¿Has vuelto con Guille? -Dice dando una palmada con sus manos y yo niego con la cabeza- Vaya... ¿Has conocido a otro chico? -Vuelvo a negar y ella suspira- ¿Chica? -Suelto una gran carcajada y ella frunce el ceño- Ay hija no sé, antes llegabas a casa y decías "Mamá, me he acostado con una chica".

– Hace demasiado tiempo que no pasa algo así. -Me río y me tiro hacia atrás en el sofá- Bueno... Ya sabes que fui a Sevilla y...

– No me lo puedo creer. -Dice cruzando los brazos- ¿Otra vez?

– Bingo.

– Pero Mia... ¿Cuántas veces van ya... cinco? -Encojo los hombros y ella suspira- Hija, tú puedes hacer lo que quieras... Jesús es muy buen chico, pero ya sabes todas las veces que te...

– Que me la ha jugado, sí. -Respondo por ella- No sé mamá, hemos pasado tanto tiempo juntos que me es imposible no sentir nada por él.

– Prométeme que ni una más. -Dice mientras alarga su dedo meñique y asiento.

– Confío en él... Creo que esta es la buena. -Sonrío y ella se abraza a mí.

Mi madre es mi mejor amiga, la mejor confidente del mundo. Se lo puedo contar absolutamente todo, de ahí que haya recordado mis romances con mujeres hace unos años atrás.

Respecto a Jesús, llevamos todo este tiempo viéndonos por videollamada, hablando cada vez que podemos. Sinceramente me hace muchísima ilusión volver a estar así.

Aunque la sonrisa se me desvanece cuando veo un mensaje totalmente inesperado. Guille.

"Guille❤️🌹: Hola❤️
Me he enterado de lo vuestro, me alegro muchísimo de que estéis tan bien
Os lo merecéis, espero veros pronto.
Te quiero muchísimo, enana"

Y es que ese enana tiene otro sentido porque era una de nuestras coñas. Él me llamaba a mí enana porque soy más alta que él, en cambio yo lo llamaba gigante porque era totalmente lo contrario. No hay más. Guille es maravilloso, tuve la suerte de conocerlo como amigo y después como pareja. Es increíble y le agradezco demasiadas cosas a día de hoy.

Mi madre ha terminado yéndose, me he quedado sola y sinceramente odio estarlo. No me ha gustado volverme a independizar porque nunca he vivido sola. Siempre que me mudaba lo hacía con alguien, la primera vez fue con Helena; la segunda con Jesús; la tercera totalmente sola.

De casa al trabajo y del trabajo a casa. Y cuando no estoy aquí me voy a casa de mis padres, para pasar el rato. El fin de semana el tiempo me consume, acabo viendo netflix tirada en el sofá y comiendo helado de chocolate. En consecuencia acabo con dolor en la garganta. Porque hoy es uno de esos días que solamente tienes ganas de estar tumbada, con unas pintas terribles y un moño despeinado que dura todo el día. Así soy yo. Domingo, día lluvioso de peli y manta. Pero es que al leer la pantalla de mi móvil no puedo evitar morderme el labio.

– Buenas noches. -Dice con media sonrisita- ¿Qué tal estás? Hoy he tenido bastante lío y no he podido hablar contigo.

– Bueno, aquí estoy. -Digo mientras le enseño el helado y acaba riéndose- Hace muchísimo frío.

– Y comes helado, genial.

– No puedo resistirme. -Respondo con una risa- Tienes cara de cansado.

– Estoy muy, pero que muy cansado. -Se lanza a la cama.

Mientras habla conmigo noto como se le van cerrando los ojos y no puedo evitar sonreír como una estúpida.

– Creo que voy a irme a dormir. -Dice mientras se restriega un ojo- Tengo muchísimo sueño. -Comenta con un bostezo- ¿Hablamos mañana?

– Buenas noches. -Sonrío y él me lanza un beso.

– Buenas noches, nena.

Me muerdo el labio al volver a escuchar esa palabra. La cual se ha repetido durante toda la noche en mi cabeza. Nena. Es característico, único. Porque hoy vuelvo a irme a dormir tranquila.

No puedo evitar reírme solamente por el hecho de haber recordado la fiesta de pijamas del otro día en casa de Dani y Carol. Jesús con pintalabios rosa, peluca y corona. Realmente no pido más.

– Bueno. -Dice mi amiga cuando coge el teléfono- Me debes al menos veinte explicaciones.

– Creo que unas cuantas más. -Me río y ella carraspea la voz- Verás...

– ¿Has follado con Jesús? -Pregunta directa y yo trago saliva.

– Sí. -Respondo al igual que ella, directa y ella comienza a reírse- ¿Estaba claro no?

– Solo quería que me lo confirmaras. -Dice entre risas- Ay que bien. Aunque Dani ya lo sabía, lo que pasa es que no me lo creía.

– Yo creo que esta es la buena. -Cruzo los brazos y ella carraspea la voz de nuevo.

– Dices eso cada vez que pasa algo con él.

Ni siquiera mis amigos confían en que esto pueda salir bien y yo sinceramente tengo muchísimas esperanzas en esta nueva "relación" con él. Volver a vernos poco a poco... pasar tiempo juntos e incluso volver a compartir piso. Me parecen unos planes magníficos y que pienso volver a proponerle dentro de poco. Supongo que es cuestión de tiempo y de recuperar la confianza.Nunca se sabe qué puede llegar a pasar.

– Pues a mí me ha bajado la regla hoy, estoy súper desganada. Encima ha sido un día agotador, de aquí para allá.

Me levanto corriendo del sofá para ir al calendario y ver qué día es... Domingo. 17 de marzo.

– ¿Pasa algo? -Pregunta nerviosa- Te has callado de repente.

– Oye pues creo que con la tontería no me tomé la pastilla el otro día. -Digo con un tono cómico, mejor reírme que llorar- Genial.

– No me jodas. -Dice entre risas y suspiro.

– Tres días.

– Tres días no es nada. -Dice con guasa- No te preocupes, es normal.

La primera vez que se me retrasó la regla tenía dieciséis años y lloraba a mares. Tenía novio por ese entonces y ni siquiera hubo penetración. Aún así, una yo adolescente emparanoiada fue a comprarse un test de embarazo. Obviamente salió negativo, pero esa sensación de liberación que te otorga esa maravillosa línea en el predicador es inigualable.
Tres días. Espero que no sean más.

Cuéntame al oído | Tercera parte | StoriesftGemeliersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora