Capítulo veintiséis: "Te quiere"

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Jesús Oviedo

Pues estoy en Málaga de vacaciones, con Dani, Carol y la hija de ambos. Hemos quedado con Guille en un chiringuito de la playa para comer. Se ha pasado el tiempo rapidísimo desde que hablamos la última vez. Y en esta última semana han pasado demasiadas cosas.

Me he hecho un tatuaje nuevo en el brazo, por cambiar un poco. Ya tenía varios, pero nunca me había atrevido a llevar algo tan grande y mucho menos en un lugar tan visible como es el brazo. No descarto la idea de hacerme muchos más en un futuro.

– ¿Por qué hace tanto calor en febrero? -Se queja Carol quitándose la chaqueta y colocándose las gafas de sol.

– El calentamiento global. -Explica Dani mientras se pone la mano en la frente para mirar hacia el sol- ¿O acaso ves normal que haga esta temperatura en esta época del año?

Mientras estos dos mantienen una conversación sobre el cambio climático y todo ese mundo, mi sobrina me reclama diciendo que la siente sobre mis piernas, a lo que accedo sin duda alguna.

– ¿Hoy viene la tita Mia? -Pregunta mientras me mira fijamente a los ojos y yo niego con la cabeza- Mamá me ha dicho que sí.

– A lo mejor la veis más tarde. -Respondo apartando el pelo de su cara y me mira frunciendo el ceño.

– ¿Y tú?

–¿Yo? -Me señalo y ella asiente- Yo no.

Dani me mira fijamente mientras hablo con su hija, es claramente un tierra trágame. Pensaba que este tema de conversación no iba a surgir, pero bueno ha acabado saliendo y maldita sea.

Veo de lejos a Guille, que se acerca a toda velocidad en un patinete eléctrico por el carril bici. Como no frene va a estrellarse contra cualquier cosa, pero como siempre nos sorprende en el último momento y frena a escasos centímetros de un obstáculo.

– ¡Hola, cuánto tiempo! -Dice mientras pliega el patinete y Carol se lanza a sus brazos- Estáis todos muy mayores y guapísimos, que lo sepáis.

Nos choca los puños a todos, incluyendo a Chantal y procedemos a tomar asiento dentro del restaurante. Nos miramos fijamente y es un duelo que acaba cuando Carol carraspea la voz de forma considerable.

– ¿Trabajas? -Pregunta Carol como siempre.

– Pues sí, soy RRPP. -Dice mientras se agarra el cuello de la camiseta fardando con chulería- Llevo casi todas las discotecas de la Costa del Sol, puedo meteros literalmente en cualquier lado.

– Mira que bien suena eso. -Dice Dani sentándose bien en la silla- Chantal, siéntate bien. -Regaña a su hija y Carol rueda los ojos- ¿Dónde vamos esta noche has dicho?

– ¿Y la niña? -Pregunta Carol alzando una ceja- Ya lo hablamos en casa y...

– Mia me dijo que no le importaba quedarse con ella. -Responde mi hermano y yo cojo la copa de vino para beber.

De un momento a otro vuelve a hacerse el silencio y todas las miradas van hacia a mí y también hacia mi vaso. Me temo que va a ser una comida bastante larga.

– ¿He dicho algo malo? -Dice Dani mirando de un lado a otro y yo niego con la cabeza- ¿Es por Mia? -Carol vuelve a carraspear la voz- Joder vale ¿Podemos dejar de hablar de esta forma? No me entero de nada.

– Hablando de Mia ¿Qué tal está? Hace varios días que no hablo con ella. -Pregunta Carol y yo me llevo las manos a la cabeza, juro que no puedo más- ¿Jesús?

– ¿Podéis hablar de ella en otro lado? Por favor. -Me quejo y ellos asienten- Gracias.

Comemos en silencio, o bueno el silencio más bien lo mantengo yo. Me dedico a recoger granos de arroz de uno en uno, mareándolos y pensando si comérmelos o no.

– La niña ha comido mucho más que tú. -Recalca Dani enseñándome su plato y yo aparto el mío- ¿Te encuentras bien?

– No mucho. -Respondo bebiéndome el resto de vino que queda- ¿Pedimos otra?

– No. -Responde Guille mirándome fijamente- ¿Qué te ha pasado con Mia y porqué la bloqueaste?

– ¿La has bloqueado? -Pregunta Dani atónito y Carol le dice que se calle con su dedo.

Mientras cuento todo, me entran unas ganas inmensas de llorar. Si no fuera porque estamos en un sitio público no me importaría llorar a mares, pero es que ya ni siquiera me sale la voz. Por eso hemos salido a la terraza a fumar, al menos Guille y yo.

– Sé que crees que fui yo quien le tiró la caña a Mia. -Dice mientras exhala el humo y yo asiento- Aunque más bien fue ella, me invitó a su casa y el resto se cuenta por si solo.

– No me lo imaginaba... -Susurro y el encoge los hombros- Pero bueno, os deseo lo mejor.

– Te quiere. -Dice en cuanto ve qué intento marcharme- Se le nota en la mirada y se pasa el día viendo fotos de vosotros, de hecho tiene algunas por su casa.

– ¿Y a ti no te importa?

– No soy celoso y mucho menos me va a importar que tenga una foto con su ex, que además es mi mejor amigo. -Se ríe y yo asiento- ¿De verdad que no quieres volver a verla?

– No. -Respondo rotundamente.

– Bueno, está bien. -Vuelve a reírse- ¿Dónde vais a quedaros?

– En el apartamento que tienen mis padres aquí, no está muy lejos. Cinco minutos en coche. -Respondo mientras me levanto de la silla y él asiente- ¿Qué vais a hacer ahora?

– No lo sé, pero Dani y Carol van a irse a casa de Mia y por la noche vais de fiesta. -Encojo los hombros- Ya veré.

Volvemos al restaurante, pero he decidido seguir manteniendo el silencio porque sigo pensando en todo lo que me ha estado comentando Guille ¿Está bien que actúe de esta manera? Sinceramente creo que es la única forma de olvidar todo lo que pasó entre nosotros. Sin embargo; creo que jamás pasará. Han sido los mejores años de mi vida y eso no se olvida fácilmente ¿Debería olvidarlo o sólo pasar de página? Estoy demasiado confuso, no pensaba que llegaría a pasar esto. Nunca.

Cuéntame al oído | Tercera parte | StoriesftGemeliersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora