Jesús Oviedo
– Mia y yo lo hemos dejado. -Dice Guille por videollamada y yo trago saliva.
–¿Por qué? -Pregunto nervioso, pensando en que podría tener perfectamente la culpa- ¿Estabais bien no?
– Hace varias semanas que estaba rara... Apenas nos vemos y está triste. -Explica cabizbajo- Quería ayudarla, pero quiere estar sola.
– Vaya. -Susurro y él asiente- Lo siento.
Y sí, Guille lo sabe todo. Aunque para mi sorpresa no se lo tomó a mal, decía que era obvio. Me fui de Málaga hace un par de días. Es mi cumpleaños, como siempre mi hermano y yo vamos a celebrarlo juntos. No vamos a hacer nada por todo lo alto, no tengo ganas y tampoco ánimos. En casa, copas, fiesta y amigos, poco más. Supongo que me hago mayor y que cada vez me apetecen planes más aburridos.
Decenas de felicitaciones por todos lados. En WhatsApp, Facebook e Instagram. Pero solo me ha importado una. La de ella.
Es simplemente simple, valga la redundancia. Me ha hecho mucha ilusión que me felicite, pero sólo me digno a responder a su Storie con un Gracias a secas. Aunque luego me arrepiento y añado un emoji de un corazón, para no parecer la persona más desagradecida y borde del mundo. Le da like a mi mensaje y en su chat me aparece que está escribiendo, pero después de un rato veo que no me llega nada y supongo que se habrá arrepentido de lo que escribía, vaya. Quizás es un chasco. Bueno, otro más.
– ¿En qué piensas? -Pregunta Carol pasando un brazo por mis hombros- Alegra esa cara, es tu cumple.
– Para mí es un día cualquiera. -Respondo devolviéndole la sonrisa- Lo hago por Dani, ya sabes lo que le gustan las fiestas.
– Lo sé. -Se ríe y apoya su mano en mi pecho- Alegra esa cara, va a ser divertido.
Me intenta animar y se lo agradezco, pero no lo consigue. Lo hago por mi hermano y por las ganas que tiene de hacer todo esto, lo que no sabe es que llevo fingiendo días para no hacerle daño. Y es que sonrío falsamente al ver a todas las personas que han invadido mi casa esta noche.
– No pongáis los pies en el sofá, porfa. -Ruego por segunda vez y ellos asienten.
– ¡Tómate algo, Jesús! -Dice Héctor mientras me señala la mesa- Es tu cumpleaños.
Ahora mismo me encantaría hundir la cabeza en la tarta de chocolate que hay dentro de mi nevera; dormir sin tener que preocuparme por tener que levantarme a las seis de la mañana y quizás echar un buen polvo, pero lo último más bien lo suprimiría. Jamás pensé que me volvería a sentir tan solo, quiero sentirme vivo. Como cuando estaba con Mia. Porque me levantaba sabiendo que al lado tenía a una persona que me quería y sobre todo me apoyaba, sin importar lo que pasara.
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Cuéntame al oído | Tercera parte | StoriesftGemeliers
FanfictionPorque todas las promesas aún se tienen que cumplir.