Una mujer y un hombre

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Su calidez me marea, mis manos aprietan las sabanas bajo ellas mientras mis labios beben desesperadamente los besos de Vivian.

¿Hace cuanto deseaba esto? Seria un maldito mentiroso si no dijera que lo deseo desde el momento en que la vi en el carruaje encadenada, incluso cuando mi primer movimiento debió haber sido matar al esclavista me acerque como un tonto y la compre, pague por esta mujer y fue entonces cuando empuñe mi espada para cortar la cabeza del hombre.

La libere junto con los demás, los lleve a Mondstad y los deje al cuidado de las hermanas de la iglesia y a ella no la lleve, con la excusa de que estaba herida.

-Diluc-susurra mientras me besa, la sujeto de la espalda y me recuesto sobre ella, mi lengua se abre paso en sus labios, quiero probar todo lo que me da.

En la habitación solo se escuchan los leves susurros de la tela rozando y respiraciones entre cortadas.

Fue ella quien me beso, ese pensamiento calma mi atormentada conciencia, la he cuidado celosamente todo este tiempo por razones egoístas, me siento como un maldito depravado pero ella me acepta así.

Con cuidado de no asustarla toco suavemente sus hombros, quiero sentir su piel, soy un degenerado. Retiro los tirantes de sus hombros y el sucio pensamiento de ver caer su pijama me azota tan fuerte que me aparto de ella.

-¿Que ocurre?-pregunta confundida, yo también me pregunto que ocurre conmigo

-Lo siento-digo nervioso, mis manos se sienten pesadas ahora-De verdad no se que me ocurre-

Vivian me mira como si estuviera loco y estira su mano hacia mi

-Ven aquí- Tomo su mano y ella me estira, me hace sentarme en la cama-Quítate las botas-suena casi a una orden pero me siento tan culpable por lo que estuve a punto de hacerle que la obedezco, una vez echo me hace subir los pies a la cama, estoy recostado con la espalda apoyada en la cabeza de la cama y ella se sienta a mis pies.

-¿Que te hace creer que hacías algo que me lastimaba?-

-Yo... No te pregunte que era lo que querías-su cara refleja una seriedad absurda

-Si fui yo quien te beso ¿Qué crees que quería?-

-Vivian, soy un hombre y yo puedo sentir...

-Yo soy una mujer Diluc, y un hombre y una mujer pueden desear lo mismo-

-No entiendes-

-¿No entiendo que?-se ve molesta-¿Que tienes deseos sexuales? Vamos Diluc, eres un hombre adulto ¿Cómo crees que era la vida de esclavo? ¿Crees que solo estaba ahí encadenada todo el santo día?-

Lo que dice se siente como una cubeta de agua fría, claro que lo sabia, era tan obvio, incluso sin ser obvio se podía saber por como vestían los esclavos de la carroza... Pero yo nunca quise que ella pensara que quería usarla como lo hizo aquel bastardo.

-Yo lo se, pero no te compre por eso, jamás te he visto como un objeto para saciar mis impulsos sexuales, jamás haría algo como eso-tomo sus manos entre las mías, de verdad quiero que me entienda, quiero que sepa que cualquier muestra de afecto física entre nosotros es real 

-Yo lo se, se que me ves como una mujer no como una esclava-sus manos me aprietan de vuelta-¿Entonces no puedo verte yo a ti como un hombre?-

Historias de TeyvatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora